La supremacía del Hijo de Dios

Hace mucho, mucho tiempo, los profetas dieron el mensaje de Dios a nuestros antepasados. Lo hicieron muchas veces y de muchas maneras. Pero ahora, en estos últimos tiempos, Dios nos ha dado su mensaje por medio de su Hijo.

Dios creó el universo por medio de su Hijo, y lo hizo dueño de todas las cosas. El Hijo nos muestra el poder y la grandeza de Dios, porque es igual a Dios en todo, y con su gran poder hace que el universo siga existiendo.

Él logró que Dios nos perdonara nuestros pecados, y después subió al cielo y se sentó a la derecha del trono de Dios. El Hijo de Dios llegó a ser superior a los ángeles, pues Dios le dio un nombre mucho más importante que el de ellos. Porque nunca Dios le dijo a ningún ángel: Tú eres mi Hijo; hoy te he dado vida.

Tampoco dijo de ningún ángel: Yo seré su Padre, y él será mi Hijo. Y cuando envió a su Hijo a este mundo, ordenó: Que todos mis ángeles lo adoren.

Además, cuando Dios habla acerca de los ángeles, dice: Yo convierto a mis ángeles en viento, y a mis sirvientes en llamas de fuego. Pero cuando habla de su Hijo dice: Tú eres Dios, y reinas siempre con justicia. Amas la justicia y odias la maldad. Por eso yo, que soy tu Dios, te elegí y te hice más feliz que a tus amigos. También dice: Señor, en el principio creaste la tierra; tú mismo hiciste los cielos. Aunque todo eso dejará de existir, tú seguirás viviendo para siempre. El cielo y la tierra se gastarán como un vestido viejo; los guardarás y los cambiarás como si te cambiaras de ropa. Pero tú seguirás siendo el mismo, y nunca morirás. Dios nunca le dijo a ningún ángel: Siéntate a la derecha de mi trono, hasta que derrote yo a tus enemigos. Porque los ángeles son solamente espíritus que sirven a Dios, y él los envía para ayudar a toda la gente que Dios habrá de salvar.