Ahora que has leído hasta este punto, con toda seguridad has desarrollado alguna habilidad para identificar tus creencias erróneas y ya estás haciendo algo acerca de ellas.
Recuerda, el primer paso siempre es identificar a la creencia errónea. Segundo, arguyes contra ella. Y, tercero, la reemplazas con la VERDAD. Por ejemplo, te sientes frustrado. Estás tenso y nervioso y te dices cosas como la que sigue: "Ojalá tuviera más energía. Sencillamente parece que no lograra pasar un día sin sentirme agotado a medio camino".
Ahora que te has hecho consciente de tu monólogo interno y del papel que eso juega en tu vida, estás prestando especial atención a tus pensamientos y a tus palabras. Escuchas con cuidado porque ahora sabes que lo que te dices a ti mismo no siempre consiste en frases completas. A menudo es una impresión, un sentimiento, o un estado de ánimo general debido a una creencia correcta o errónea.
Tal vez expreses un descontento no especificado y no le confieras palabras a tus sentimientos. Tal vez digas cosas como la que sigue: "Ojalá pudiera quedarme en cama todo el día y no levantarme". (Pero, escucha: ¿Qué te estás diciendo a ti mismo?) "Me siento realmente como un don nadie". (¡Identifica tu creencia errónea!) "Dos de mis amigos más cercanos se casan. Yo no me caso. Ojalá pudiera casarme". (Sigue adelante, hasta ahora vas bien.) "No tengo lo que quiero, debo ser un Don Nadie". (¡Diste en el blanco!) Ahí está tu creencia errónea.
LAS ACTITUDES QUE ACOMPAÑAN A LAS CREENCIAS ERRONEAS
La falsedad anterior se implementa con otras actitudes como: "El obtener lo que quiero es vital para mi felicidad. Debo obtener lo que quiero a toda costa". Puedes reconocer aquí el elemento esclavizante: ¡un camino seguro para la infelicidad!
Veamos seis creencias erróneas populares y al mismo tiempo las seis conductas y actitudes que las acompañan. Si crees que tienes que obtener lo que quieres para ser feliz, ¿qué clase de conducta falsa desarrollarás?
CREENCIA ERRÓNEA #1
Debo obtener lo que quiero para ser feliz. (Lo quiero, entonces tengo que obtenerlo.)
ACTITUDES QUE LA ACOMPAÑAN
Es terrible que no pueda obtener lo que quiero. Mis deseos son lo más importante que hay en el mundo. Vivir sin lo que deseo implica un intenso sufrimiento. Es injusto que otras personas tengan lo que yo deseo, y yo no lo tenga. Tengo que hacer todo lo posible por obtener lo que quiero. Soy feliz cuando tengo lo que quiero. Otras personas deben sentirse tan infelices y frustradas como yo cuando no obtienen lo que desean. Otras personas deben tener los mismos deseos que yo, en consecuencia, me deprime ver que no obtienen lo que desean.
Si no tengo lo que deseo, debe haber algo malo en mí como cristiano. Si no tengo lo que deseo, es porque Dios no oye mis oraciones.
Ninguna de las afirmaciones anteriores es verdad.
LA VERDAD
¡Dios me ama y siempre contesta mis oraciones!
La Biblia dice que el Señor nunca me dejará ni me abandonará, en consecuencia, ¡sé que todo en mi vida está bajo su atenta mirada!
No es terrible que todos mis caprichos no sean atendidos.
No es terrible que todas mis necesidades no sean satisfechas de acuerdo a mis expectativas y según mis planes.
Puede ser incómodo o inconveniente arreglármelas sin ciertas cosas, pero LO PUEDO HACER.
¡Estoy tranquilo! Me voy a decir a mí mismo la verdad. Puedo tener necesidades. De tanto en tanto puedo soportar enfrentamientos y desconciertos. Pero sé, en lo recóndito de mi ser, que a través de todo, elijo estar tranquilo.
Doy a los demás el derecho de tener más éxito que yo para obtener aquello que quiero.
Me libero de la codicia. Me niego a ser una persona celosa. ¡Estoy conforme con ser así!
Elijo amar al Señor Jesús más que a mis propios deseos, y por eso puedo darle mis deseos a él, para que él los cumpla, los bendiga, los rechace o los cambie.
Anotamos una serie de creencias erróneas adicionales, creadas especialmente para añadir ataduras y heridas más profundas a tu vida y para mantenerlas allí.
CREENCIA ERRÓNEA #2
Es terrible que me hieran los sentimientos.
ACTITUDES QUE LA ACOMPAÑAN
Por eso, debo evitar las situaciones y la gente que puede llegar a herirme. La gente que me hiere es mala. Soy menos cuando tengo heridos los sentimientos. Tampoco las otras personas tienen que tener sentimientos heridos. Debo hacer todo lo posible para evitar herir los sentimientos de otras personas. Las personas que hieren los sentimientos de mis seres queridos son personas malas. Debo lograr que la gente me trate con amabilidad y que no hiera mis sentimientos. Siempre tengo que tratar de hacer que los demás sean felices y de no causarles problemas, porque podría herir sus sentimientos. Siempre tengo que tratar de mantenerme "en control". Un cristiano nunca debe sentirse herido.
¿Comprendes lo tonto de estas afirmaciones? ¡Qué manera increíble de provocarse a sí mismo la derrota! Una persona que es víctima de la creencia errónea que acabamos de señalar, seguramente también será como la Graciela de un capítulo anterior, esclava de las obligaciones y las expectativas. "Si no hago lo que esperan que haga, seguramente voy a desilusionar a Fulano y a Mengana, y eso sería terrible. El o ella podrán decirme algo malo que hiera mis sentimientos. No debo tener sentimientos heridos porque eso es terrible. Es mejor que elija el camino seguro y trate de agradar a todo el mundo". De esa manera una persona confundida puede manifestar una postura superficial de: "Estoy por encima de todo, nada me afecta". Francis Bacon dijo: "La verdad surgirá más fácilmente del error que de la confusión". La Biblia dice que Jesús sana tanto el error como la confusión.
La verdad es que es perfectamente normal que el cristiano se sienta herido o enojado de vez en cuando. Cuando te atacan tu autoestima, es posible que te sientas herido o enojado, dependiendo de las circunstancias. Lo cierto es que esas reacciones son normales porque la verdad es que se las puede manejar de acuerdo a la Palabra de Dios y reemplazar esas cosas falsas que te dices a ti mismo por afirmaciones como las que siguen:
LA VERDAD
No significa que no soy espiritual cuando tengo sentimientos heridos. Puedo tener sentimientos heridos y ser una persona espiritual.
Me hace bien escuchar mi monólogo interno y las mentiras que me digo, con el objeto de reemplazarlas con la verdad. Es bueno que enfrente la creencia errónea que he venido sustentando de que es terrible tener sentimientos heridos. ¡Me opongo a esa mentira en el nombre de JESÚS!
No tengo que estar por encima de todo. Estoy lleno del Espíritu Santo y él está por encima de todo. Elijo tener misericordia conmigo mismo, como lo hace el Señor.
El Señor es mi roca y mi salvación. El es mi defensor y mi escudo. No tengo que tener temor de nada. Mi cuerpo, mi espíritu, mi mente y mis emociones son suyos.
Les doy el derecho a las otras personas de ser hirientes y de tener sentimientos heridos. No soy salvador de nadie. Jesús es el Salvador.
Puedes agregar muchas otras afirmaciones de verdad a esta lista. Busca una hoja aparte en tu cuaderno de notas y escribe todas las afirmaciones de verdad que puedes oponer a esta creencia errónea y a las creencias erróneas que siguen a continuación:
CREENCIA ERRONEA #3
Para poder ser feliz, todo el mundo debe quererme.
ACTITUDES QUE LA ACOMPAÑAN
Tengo que esforzarme para que todo el mundo me quiera. Debo halagar, manipular y esforzarme diligentemente para asegurarme de hacer precisamente lo que la gente quiere. Si la gente no me quiere, no puedo ser feliz. Las personas a quienes los demás no quieren deben sentirse muy desdichadas. Las personas a quienes los demás no quieren deben ser fracasadas. Si la gente no me quiere, debo ser un fracasado. Es terrible no ser popular. La gente tiene la obligación de quererme. Las personas que son famosas, populares y admiradas por otras, son personas exitosas. Si soy famoso, popular y admirado por los demás, tendré éxito. Si nadie me quiere, será mejor que acabe con todo. No valgo nada.
CREENCIA ERRONEA #4
Las cosas tienen que salir bien.
ACTITUDES QUE LA ACOMPAÑAN
Tengo que defender todo lo que creo que está bien. Debo luchar por la perfección en mi hogar, en el trabajo, en la iglesia, en el barrio, y en cualquier otro lugar.
CREENCIA ERRONEA #5
Si vale la pena hacer algo, ¡hay que hacerlo MEJOR que nadie!. La gente no debiera cometer errores. Si cometo errores, significa que soy inepto. Cuando las cosas salen mal, alguien tiene la culpa y debe ser reprendido.
ACTITUDES QUE LA ACOMPAÑAN
Hacer una cosa mal es terrible e imperdonable. No me puedo perdonar si hago algo a medias. No puedo tolerar un trabajo mal hecho. El no lograr los mejores resultados, el más alto nivel, es una mancha en el carácter de la persona. Las personas que no quieren esforzarse y lograr el éxito, son perezosas e ineptas. La falta de éxito es señal de fracaso. La falta de éxito es señal de que no se está haciendo el esfuerzo debido. Si mis hijos, amigos o cónyuge no responden a mis exigencias en cuanto a logros, significa que andan mal.
CREENCIA ERRÓNEA #6
Siempre debo estar contento a pesar de las dificultades y problemas que se me presenten.
Si no puedes dar lo mejor de ti en algo, vale más que no lo hagas. Jesús espera que hagamos siempre lo mejor. Jesús espera que nos demos íntegramente en todo; menos que eso no es aceptable. Jesús se desagrada de nosotros cuando hacemos algo mediocremente.
ACTITUDES QUE LA ACOMPAÑAN
Sentirme mal o desanimado implica no ser un buen cristiano. La gente descubrirá que no soy un buen cristiano si ve que estoy preocupado o afligido. Sería terrible que la gente pensara que no soy un buen cristiano. A toda costa, debo lograr que me admiren y me respeten. Debo mantener un testimonio perfecto en este mundo oscuro y cruel, de lo contrario Dios no se agradará de mí. Es mi deber convertir al mundo con mis actitudes y acciones firmes y valientes. Si no acepto las dificultades y los problemas con un corazón agradecido, algo anda mal en mí. Debo estar contento cuando me vienen las dificultades. Es pecado llorar o sentir lástima por mí mismo. No debo permitir que nadie descubra que hago esas cosas. Pensarán mal de mí. Nadie jamás debe descubrir lo pecador que soy. Debo esconder mis sentimientos, y "ponerme la máscara" de la felicidad.
Las seis creencias erróneas anteriores están relacionadas entre sí en que, como resultado de tu esclavitud hacia ellas, puedes terminar terriblemente enfermo en un hospital (lo que refleja una conducta escapista: las ansiedades que acompañan a esas creencias erróneas son demasiado grandes); o bien puedes quedar deprimido, frustrado, desesperado o irritado, tal vez hasta experimentando terribles ataques de duda respecto a Dios.
Dirás cosas como: "¡Ya no puedo soportar la vida cristiana! ¡Es demasiado dura! Sencillamente no puedo cumplir con lo que debo ser como cristiano".
O bien: "Nadie me quiere. Si esta noche me encierro en el cuarto con la llave del gas abierta, a nadie le importaría. ¿De qué vale que siga así?"
O: "¿Qué quieres decir con eso de que no obtuviste el ascenso en el trabajo? ¿Qué te pasa? ¿Es que no hiciste el esfuerzo que corresponde?"
"Obtuve una mala nota en el examen, algo debe andar mal conmigo".
Estos hábitos que son el resultado de la propaganda tienen que ser reemplazados por la verdad. La verdad es la unidad en donde Cristo Jesús es el principio organizador y el centro. La más pequeña verdad de la vida cotidiana es parte de esa gran verdad que sostiene el universo, por obra de Aquel que está por encima de todo, a través de todo y en todo.
El cristiano no es una persona dominada por las fuerzas del mundo, cuya felicidad o infelicidad depende de las situaciones, las circunstancias o los sucesos del momento. La felicidad del cristiano viene de su conocimiento de Jesús y del poder de Dios que hay en él. El Espíritu Santo que mora en él penetra todas las actitudes, creencias, sueños, esperanzas y pensamientos. "¡Soy completo en Cristo!", es su triunfante y verdadero monólogo interno.
¡Esto no significa que nunca debemos cambiar una situación desagradable! Por favor, comprende que este libro no dice que aceptes pasivamente todo sufrimiento o dolor sin intentar cambiarlo. Cuando es apropiado, y aun tienes el poder para alejar el dolor, cambiando la situación, el no hacerlo sería destructivo y completamente tonto. Ejemplo: Un joven con un título universitario en arte, obtiene un empleo como vendedor de seguros, aún cuando hay oferta de trabajos en el campo para el que se ha capacitado. No le gusta el empleo que tiene, y se siente infeliz e insatisfecho. A pesar de ello, se queda donde está, diciéndose a sí mismo que está bien sufrir. Tonto, ¿verdad?
No puedes ser genuinamente feliz y completo por un giro del destino o por accidente. El gozo permanente no es un estado que viene volando por las ondas del aire trayendo paz y alegría sencillamente porque las cosas "están bien", o porque los demás deciden que eres una persona valiosa, o porque te cae en las manos el empleo ideal.
Durante los años cuando la Segunda Guerra Mundial hacía estragos en Europa, las pequeñas aldeas de Yugoslavia recibieron el furioso ataque de las bombas, tiroteos, represalias y sufrimientos de todo tipo. Los nazis arrojaban bombas desde el aire, los guerrilleros se defendían; los italianos ametrallaban, otros ejércitos los atacaban, y los pobladores apenas sabían qué bandera levantar cuando los soldados entraban por sus destruidas calles. Pero hubo una familia de apellido Kovac que se aferró a su fe en Dios aun cuando parecía que el mundo entero se venía abajo. La muerte y la destrucción reinaban por todas partes y no había el menor indicio de que el asunto terminara.
Jozeca Kovac era una joven esposa y madre que se había entregado a Jesús de todo corazón, ella y su esposo habían dado sus vidas al Señor para bien o para mal. Realmente parecía que esa guerra era la peor, más terrible que la guerra de 1914. Un día arrojaron a Jozeca a la prisión junto con otras mujeres. Lo que sigue es una porción del libro acerca de la familia Kovac, Of Whom the World Was Not Worthy (Aquellos de quienes el mundo no es digno) no traducido aún.
Las celdas, que apenas daban lugar a una sola persona, alojaban a ocho mujeres. Había dos jergones y dos colchas. Había un resumidero en el centro de la celda y una pequeña ventana cerca del techo, cubierta de barrotes.
"No voy a derramar una sola lágrima más", decidió Jozeca, y mantuvo la decisión los treinta días restantes que pasó en la celda.
Recibieron la primera comida la tarde siguiente. El guarda la arrojó al suelo a la par del resumidero que les servía de baño. La olla tenía un líquido gris en el que flotaban escamas de pescado.
—¡Ah, sopa! —exclamó Jozeca—. Vamos muchachas, comamos ....
Pero el olor era tan fuerte que no podían levantar la taza sin sentir náuseas.
—¡Pescado podrido! —exclamó llorando una de las mujeres—. ¡Nos están dando pescado podrido!
—¡A esto le llaman comida! ¡Es comida para cerdos!
—¡Son desperdicios!
Los ojos de Jozeca resplandecieron: —¡Y nos arrodillaremos y daremos gracias a Dios por esto!
Jozeca levantó la taza frente a sus labios y la besó: "Gracias Señor", oró, "por esta comida que nos mantendrá con vida", las demás también se pusieron de rodillas y tomaron la horrible sopa sin decir una palabra más.*
Más tarde, Jozeca ora y les dice a las muchachas que el Libro Santo dice que si la gente obedece sus mandamientos y sigue sus caminos, el Señor derramará sobre ellas sus bendiciones. Una mujer delgada de cabellos grises se estremece con irritación y le pregunta con incredulidad qué significa bendición.
Jozeca responde sin titubear: "Bueno, conocer al Señor", dice. "Hay una sola bendición, ¡conocer al Señor!"
La felicidad de Jozeca no dependía de estar rodeada de circunstancias felices, no dependía de la aprobación de los demás, no dependía de un ambiente agradable, ni de comodidades, ni de ventajas personales, ni de condiciones higiénicas, ¡ni siquiera de una oración contestada!
Feliz es algo que uno se enseña a sí mismo a ser.
Tú te enseñas a ti mismo a ser feliz, no importa cuáles sean las circunstancias, los hechos o las situaciones que enfrentes. Tú te enseñas a estar gozoso porque has decidido que eres una persona valiosa. Sabes que eres una persona valiosa porque Dios lo dice. "Porque no abandonará Jehová a su pueblo, ni desamparará su heredad" (Sal_94:14). "Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche" (Sal_121:5-6).
No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti (Isa_43:1-2).
¿Quién dice que vales? !Dios lo dice!
("Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?", dice Rom_8:31. Si Dios es por ti, ¡no te pongas tú mismo en contra tuya!)
¿Cómo nos ponemos en contra nuestra? ¿Cuáles de las siguientes afirmaciones te dices más a menudo a ti mismo? Sé honesto.
Soy estúpido. Gracias, Señor, por darme inteligencia.
No soy atractivo. Gracias, Señor, por hacerme atractivo.
No puedo (cualquier cosa.) ¡Puedo, con tu ayuda, Señor!
La mayoría de las personas son más felices que yo. Gracias, Señor, por la felicidad que tengo.
Soy pobre. Gracias, Señor, por prosperarme.
No le gusto a nadie. Gracias, Señor, porque tú me hiciste así, y le puedo gustar a la gente.
No tengo ningún don. Gracias, Señor, por los dones que me has dado.
Soy desdichado. Gracias, Señor, por el poder para vencer.
Me siento solo. Gracias, Señor, por ser mi compañíamás querida y más fiel.
¿Marcaste más afirmaciones en la columna de la derecha o en la de la izquierda? Las afirmaciones de la columna izquierda son pura mentira. Las afirmaciones de la derecha son palabras de verdad. Mira las afirmaciones de la izquierda y dite a ti mismo: "Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela" (Salmo 34:13).
Ahora lee en voz alta la lista de verdades de la columna de la derecha. Léelas y gózate en ellas. Jesús murió en la cruz para salvarte del engaño y de las ideas falsas. Murió para salvarte de las palabras de la izquierda. Puedes agregar tus propias mentiras a la lista. ¿Con cuántas otras te has estado difamando a ti mismo?
Las cosas que te dices a ti mismo tienen poder sobre tu vida. Si te dices alguna cosa con suficiente frecuencia, eventualmente la creerás. Esas pequeñas bromas que te dices a ti mismo acerca de lo estúpido o inepto que eres, no son ninguna broma, más bien son maldiciones. Si te dices con suficiente frecuencia que no puedes hacer nada bien, comenzarás a creerlo. Luego, cuando algo vaya en contra de tus planes o cuando cometas un error, la mentira que te decías a ti mismo se convertirá en una convicción. Tal vez digas: "Me parece que voy a volver a cometer la misma estupidez. Soy un torpe".
Escucha las palabras que te dices a ti mismo. ¿Estás construyendo un muñeco de alquitrán? Si así es, puedes comenzar a construir castillos y tesoros en el reino de Dios por hablar la verdad. Habla sobre las promesas de Dios que hay en la Palabra de Dios. ¡Repítete estas cosas a ti mismo todos los días¡
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá, separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Rom_8:37-39).
Ahora que estás creciendo en la verdad, agrega algo más, como lo que sigue:
"Estoy seguro de que ni las mentiras que me digo a mí mismo, ni las suposiciones vanas acerca de mí mismo, ni los ataques del enemigo en mis pensamientos, ni mis creencias erróneas del presente, del pasado o del futuro, ni los caminos del mundo, ni el pensar en forma optimista (si ésta separa mi mente de pensar de ACUERDO CON DIOS), ni ninguna otra ridícula mentira del diablo me podrá separar del amor de Dios en Cristo Jesús, mi Señor".
Recuerda: "La lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu" (Pro_15:4).
No eres un idiota. Te has enfrentado a las creencias erróneas que te tenían preso. Ahora tienes la lengua del sabio, y: "La lengua de los sabios es medicina" (Pro_12:18).
¡Vas por buen camino!