2Co 6:1-2 Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
Este pasaje exhorta a aprovechar el presente día de salvación. Una vez que Cristo haya venido para buscar a la Iglesia, todos los no salvados serán dejados atrás y experimentarán los horrores del engaño y mortandad durante la tribulación.
Uno podría preguntarse, ¿por qué estudiar estos pasajes proféticos en una serie de estudios para evangelizar? El caso es que un estudio de eventos futuros hace resaltar la importancia de ser salvos ahora. Es breve el tiempo.
Se aproxima la tribulación
Apo 12:12 ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.
Aquí comienza el tiempo de la tribulación. Satanás ya echado de los cielos, y con su campo de acción más limitado, concentra su campaña contra Dios en la tierra.
En el año 445 antes de Cristo, en Nehemías 2 se decreta la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén. En Dan_9:24-27 se detallan setenta semanas (de años) partiendo de esa fecha.
Se miden sesenta y nueva semanas (483 años) hasta la muerte del Mesías. Con la muerte de Jesús se detiene el calendario profético, que da lugar al presente espacio, el tiempo de gracia de una duración indefinida, hasta el retorno de Cristo para la Iglesia, tema que recién vimos. Queda solamente una semana de años para completar las setenta hasta que Él vuelva en gloria y juicio al final de la gran tribulación.
En la lectura presente, comienza a correr de nuevo el calendario de profecía, o sean, las setenta semanas de años (Daniel 9) que fueron interrumpidas por la muerte de Cristo. Termina el largo tiempo de gracia que se ha prolongado hasta nuestros días. Cumplida luego esta semana (los siete años), Cristo vendrá en esplendor y gloria, para pelear contra sus enemigos. Satanás sabe “que tiene poco tiempo”, como dice el trozo en Apocalipsis 12, y por la información dada arriba, sabemos que es una semana de años.
Dan_9:27
Por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.
Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.
Notamos que se habla de un pacto hecho en esta última semana entre un príncipe maligno y la nación de Israel. Aparenta ser un pacto de paz. Sin embargo, a la mitad de la semana, él rompe el pacto y levanta una imagen en el lugar santo del templo en Jerusalén.
En diversas escrituras esta imagen se llama “la abominación desoladora” (Dan_11:31, Dan_12:11, Mat_24:15, Mar_13:14, 2Ts_2:4). Será el acontecimiento que convencerá a los judíos de que aquel príncipe es un falso, porque un enviado de Dios nunca levantaría un ídolo en el lugar santo del templo. En ese entonces Israel se opone, y comienza la segunda mitad de la tribulación, llamada “la gran tribulación” con respecto a Israel.
Habrá un gran engaño
Apo 13:1-2, Apo_13:11-18 Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad.
Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón. Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.
Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase. Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.
Una “bestia” saldrá del mar. En la Biblia, el mar simboliza las naciones gentiles, y por lo tanto se supone que este personaje (humano pero con cualidades de ferocidad bestial) es un hombre gentil. Tiene diez coronas y siete cabezas que implican un dominio muy amplio; él es último gran dictador gentil.
La descripción de sus cualidades lo asocian con los imperios gentiles descritos en la visión de Daniel 7 (Babilónico─ león; Medo persa─ oso; Griego─ leopardo; Romano─ una combinación). Aquí en el ultimo, que representa el Imperio Romano reavivado, vemos a un dictador aún futuro. Al igual como aquí, son bestias salidas del mar, o sea, de las naciones.
Volviendo a Apocalipsis 13, vemos varios detalles:
Satanás le dará poder, trono y gran autoridad (Fue lo que Cristo rehusó al ser tentado por Satanás en Mat 4:8-9).
Él tendrá poder político, monopolio del poder, como dictador mundial
Hará alianza con potencias religiosas por 3 1/2 años: a saber, con la cristiandad apóstata romana y protestante que se haya quedado en la tierra tras el arrebatamiento al cielo de la verdadera Iglesia. La alianza incluirá a los judíos, además de otras religiones del mundo.
La adoración de la bestia se narra en los versículos 4 al 8. Se le atribuyen a Satanás atributos divinos como la omnipotencia.
De él se habla en 2Ts 2:4: el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.
A la mitad de la semana quitará su máscara, y se volcará en contra de toda religión, porque su intención es de proclamarse a sí mismo como dios, y obligará a todo el mundo a rendirle culto, o en su defecto, ser muertos.
Otra “bestia” sale de la tierra. La tierra se relaciona con los judíos, por lo que será un hombre judío, profeta, promoviendo la causa de la primera bestia. Vemos que:
Él ejerce autoridad, hace grandes señales, como las hechas por siervos de Dios en otros tiempos, pero ahora con el propósito de engañar
Manda hacerse una imagen de LA bestia, la de “vida” y proclama adoración obligatoria bajo pena de muerte.
Toda persona tendrá que demostrar ser partidario de la adoración a la bestia por una marca que le identifica, el número 666
Esta imagen es la misma “abominación desoladora”, y como comentamos antes, hará que Israel se dé cuenta de la falsedad de la bestia. Es bien probable que sea en esta oportunidad que salgan a predicar los 144.000 sellados, número compuesto de doce mil de cada una de las doce tribus de Israel (Apo 7:1-8; Apo 14:1-5). Ellos constituirán una gran fuerza evangelizadora en estos tiempos dificilísimos de la tribulación.
Sigue la “gran” tribulación
En un sentido, el panorama religioso se volverá más sencillo, ya que quedarán sólo dos opciones para las personas: tendrán que creer o en la bestia y su profeta falso, o en Cristo, anunciado por los valientes 144.000 predicadores. Las demás religiones estarán proscritas.
Apo 14:9-11 El tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.
Este pasaje solemne demuestra que la condenación recaerá sobre todos los seguidores de la Bestia. Todos los que llevan su marca, 666, en su frente o en su mano, son destinados al lago de fuego. ¡Qué tremenda presión y dificultad para los moradores de la tierra! ¿Quiénes serán los afectados por estos eventos horroríficos? Los que se quedan atrás en la venida del Señor para su pueblo. Querido lector, ¿ve la necesidad de recibir a Cristo ahora, antes que venga el Señor, y suceda esta seguidilla de pesadillas?
Pero alguien dirá: “Si me toca estar en la tierra en ése entonces, yo voy a saber no recibir la marca de la Bestia”. Vemos que según las Escrituras, que no le va a quedar esa opción.
2Ts 2:3-12 Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.
Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.
Este personaje es aquella misma Bestia. Es posible que él ya exista, aun antes de la venida de Cristo en nuestros días, pero su actuar maligno es impedido por la presencia del Espíritu Santo en y a través de la iglesia que le detiene. El Señor mismo lo matará a su tiempo en su venida en gloria al final de la tribulación, como veremos más adelante en Apocalipsis capítulo 19.
Antes, en su actividad maligna contra los propósitos de Dios de bien para la humanidad, ejercerá un poder engañoso imposible de resistir. Es más, Dios lo usará para castigar a los que habrán rehusado creer en Cristo, y así garantizar la perdición de aquellos que menospreciaron su gran salvación provista a tan tremendo costo por su amado Hijo.
“Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”. No sé de otro pasaje más solemne en todas las Escrituras. Hoy día, Dios dispone su poder a favor del pecador que cree para salvación: “… el evangelio … es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”. (Rom 1:16)
Pero aquí, en esta escena de juicio, el poder de Dios se dirige en contra de los que habían rehusado creer. ¡El mismo poder de Dios que garantiza la seguridad del creyente, ahora garantiza la condenación del incrédulo!
Conviene que reflexionemos en la posibilidad que quede poco tiempo para que todo esto acontezca. Ya vimos que es posible que este personaje, la Bestia, ya viva en alguna parte del mundo.
El Señor puede venir en cualquier momento
Viniendo Él, comienzan a correr los siete breves y terribles años de la última semana profetizada por Daniel. Toda persona que ya haya escuchado el evangelio y lo haya rehusado creer, quedará bajo condenación, y tendrá, al máximo, siete años más de vida.
Leamos la exhortación que el Señor hace en 2Co_6:1-2:
Así pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
Es significante que el contexto mismo de este pasaje es la necesaria reconciliación del hombre para con Dios. Le invito a leer cuidadosamente 2Co 5:17-21: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
El pecador que ha recibido a Cristo como Salvador es descrito como “en Cristo” y una nueva criatura o “una nueva creación”. Ha sido reconciliado con Dios, y es Dios mismo que lo ha gestionado.
Además, Él ha encargado a sus predicadores este ministerio del mensaje de reconciliación para los oyentes aun inconversos, mientras dure el día de la gracia. “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”.
Termina el pasaje con la explicación judicial de cómo es posible que nosotros, pecadores injustos seamos reconciliados con Dios: “Al que no conoció pecado (Jesús) por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Díos en El”. Reconcíliate ahora mismo con Dios por medio de Jesús su Hijo.