El caso de una mujer australiana es el primero documentado en el mundo de una persona que ha sobrevivido a un patógeno causante principal de la enfermedad mortal de la pierna negra en el ganado vacuno y ovino, según expone un artículo publicado esta semana por la Revista Médica de Australia (MJA), recoge The Guardian.
La curación se produjo el año pasado después de que los otros dos únicos casos conocidos en humanos —uno en EE.UU. y el otro en Japón— hubieran tenido un desenlace fatal.
Durante varios días, la mujer, de 48 años, presentó un cuadro de náuseas y de vómitos, dolor abdominal e insuficiencia multiorgánica, que afectó incluso al hígado y los riñones, así como diarrea, presión arterial muy baja, 'shock' y fiebre.
Una bacteria hallada en la sangre de la paciente, la Clostridium chauvoei, fue la causa de la infección, concluyó la Dra. Ria Ko, autora principal del artículo.
La mujer había estado trasplantando sus plantas y tenía rasguños en los brazos de sus gatos, así que se concluyó que la bacteria procedía del suelo contaminado y había entrado en su organismo a través de los arañazos.
La bacteria es bien conocida en el mundo veterinario como la principal causa de la pierna negra en el ganado vacuno y ovino, explica Ko.
En los animales la enfermedad causa mionecrosis o muerte del músculo de las piernas. "El síntoma más común de la pierna negra es la muerte, porque los granjeros encuentran a este animal muerto y luego descubren que tiene pierna negra", constata la experta.
En su paciente, el patógeno puede describirse como "comecarne", ya que causó enterocolitis necrotizante, que deriva en la muerte de partes del tejido intestinal, expone Ko.
Durante su primera semana, la mujer se recuperó relativamente rápido, pero al noveno día el dolor abdominal volvió y una tomografía computarizada reveló un agujero en la pared intestinal que requirió cirugía urgente, lo que tuvo como resultado su total recuperación.
La bacteria Clostridium está emparentada con las bacterias que causan el botulismo y el tétanos, que también se encuentran en el suelo y crecen cuando entran en un ambiente rico en nutrientes sin oxígeno, explica el profesor David Beggs, veterinario especialista en ganado de la Universidad de Melbourne.
Aunque hasta ahora el agresivo patógeno se había considerado letal, un tratamiento exitoso era posible mediante un enfoque multidisciplinario, sostiene el artículo.
El caso resalta la importancia de usar guantes cuando se trabaja en jardines, así como de lavarse las manos después, enfatiza el profesor Anton Peleg, jefe de enfermedades infecciosas del hospital Alfred y de la Universidad de Monash.