El crecimiento estadounidense tuvo un frenazo inesperado en el primer trimestre, con una contracción del Producto Interior Bruto (PIB) de 1,4 % en proyección anual, cayendo 0,4 %, en comparación con el mismo periodo del año pasado, según ha indicado esta semana la primera lectura de datos del Departamento de Comercio.
Se trata de la primera caída de la actividad desde el segundo trimestre de 2020, cuando se produjeron los confinamientos más estrictos para detener la expansión del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19.
La aludida Cartera atribuyó la recesión a un aumento en las importaciones y una caída en la inversión de inventario privado, las exportaciones, el gasto del Gobierno federal, entre otros.