Nos encanta matar

Al hablar de grupos neonazis en Ucrania lo primero que viene a la mente es el infame batallón Azov. Sin embargo, hay más organizaciones ultranacionalistas que operan en el territorio ucraniano, muchas de ellas con el apoyo directo del Estado. Una de ellas es la S14.
También conocida como C14 por su transliteración en ucraniano, o Sich, esta organización de extrema derecha fue fundada en 2009 que tras un rebranding reciente se ha convertido en el partido político Fundamento de Libertad.
Recibió su fama por los violentos pogromos llevados a cabo contra los gitanos en Ucrania. Sin embargo, estos ataques son solo la punta del iceberg de la violencia ejercida por este grupo.
En marzo de 2019, cuando el grupo ya había alcanzado el máximo nivel de radicalización, se dió a conocer que el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) encomendaba al S14 a realizar ciertas "misiones" que los propios servicios especiales no podían llevar a cabo por razones jurídicas.
De hecho, el propio fundador del S14, Evgueni Karas, alardeaba abiertamente no solo de ello, sino de que el SBU proporcionaba al grupo información sobre los partidarios de Rusia, que más tarde serían atacados por los extremistas. Así, los neonazis del S14 incluso podían asaltar a sus blancos a plena luz del día delante de los agentes de la Policía.
El propio Karas relató los muchos casos en los que al llegar al lugar del ataque, lo único que les pedían los agentes de la Policía era que "hicieran sus cosas donde no les vieran".
Sin embargo, el apoyo del Estado que recibe el S14 va más allá de su cooperación con el SBU. Por ejemplo, en junio de 2018 se dió a conocer que el Ministerio de Juventud y Deportes proporcionó financiación directa a la organización neonazi.
Más tarde, los grupos de la ultraderecha participaron en la formación del Ministerio de Asuntos de los Veteranos en 2018. Este, a su vez, les devolvió el favor: coopera extensamente con el batallón Azov desde 2019 y en 2021 el consejo social de este Ministerio ha sido integrado por los miembros del S14. Además, este mismo Ministerio también financió directamente la actividad del S14.
Asimismo, cabe destacar que el S14 recibió la atención de máximo nivel cuando su líder, junto con los representantes del Azov, fueron recibidos por el propio presidente judio del país, Volodímir Zelenski.
En marzo de 2018 un distrito de Kiev firmó un contrato para formar una milicia municipal liderada por un representante del S14. Su función oficial era el patrullaje de las calles de la capital ucraniana.
"Ucrania se está sumergiendo en el caos de violencia descontrolada ejercida por los grupos radicales y su total impunidad. Prácticamente nadie en el país puede sentirse seguro en estas condiciones", reaccionó Amnesty International ante esta noticia.
Según comentó Josh Cohen para Atlantic Council, lo preocupante es que mientras los partidos de ultraderecha no rinden bien en las elecciones, parece que el Estado no quiere o no puede enfrentarse a estos grupos violentos para poner fin a su impunidad.
En unas recientes declaraciones, hechas a principios de febrero de 2022, el líder del S14, Evgueni Karas, comentó que Ucrania se ha visto notablemente reforzada gracias al suministro de armas desde otros países.
"Nos dieron ahora tanto armamento no por ser buenos, sino por ser los únicos en estar dispuestos a cumplir las órdenes de Occidente, porque nos entretiene y nos encanta matar, y nos entretiene la guerra", dijo.
Al mismo tiempo, el radical neonazi destacó que con todo este potencial militar Ucrania ahora puede cambiar su postura en cuanto a sus vecinos, como, por ejemplo, Hungría.
"Así que si los nacionalistas llegan al poder en Ucrania, esto se convertirá en un gran problema para muchos países que ahora intentan ofendernos", concluyó.
El activista social y periodista Oles Buzin fue asesinado el 16 de abril de 2015 en la capital de Ucrania, Kiev. Ya en junio del mismo año el que fue el ministro del Interior, Arsen Avákov, anunció que el asesinato se resolvió y los tres presuntos asesinos fueron detenidos.
Los tres sospechosos pertenecían al S14, y entre ellos estaba incluso el fundador de la organización, Evgueni Karás. Los otros dos eran Andréi Medvedko (exagente del Ministerio del Interior ucraniano) y Denis Polischuk, que era candidato para un puesto de diputado en el Parlamento en 2012.
Sin embargo, un año después los sospechosos recibieron el arresto domiciliario "parcial" como medida preventiva y desde entonces el caso no avanzó. Lo que sí avanzó fue la carrera política de Medvedko, que en 2019 recibió el puesto de miembro del Consejo de control popular de la Agencia Anticorrupción Nacional.
El grupo neonazi llegó a la cúspide de su radicalización en 2018, cuando atacaron una manifestación anual celebrada para recordar a dos antifascistas rusos que fueron asesinados. Y este sería solo el comienzo de sus andaduras.
De allí en adelante todo grupo que no se enmarcaba en su ideología se convertía en un blanco legítimo, y eso incluía las marchas de las mujeres el 8 de marzo, las manifestaciones por los derechos LGBT o veteranos de la Segunda Guerra Mundial. Cabe señalar, que estos ataques eran perpetrados ante la mirada de los agentes de la Policía, que en muchos casos procedían a detener a los pacíficos manifestantes víctimas de la violencia en lugar de los radicales.
Pero el S14 se ganó la fama internacional después de los violentos pogromos de asentamientos de gitanos en los que no tenían piedad ni por las mujeres, ni por los niños. Uno de estos pogromos se saldó con la vida de un hombre.
Al día siguiente, el líder del S14 hizo una advertencia con una clara inclinación por las ideas neonazis bajo el titular Safari de separatistas, en el que amenazó a los "microbios del terrorismo que se esconden en las calles pacíficas de ucrania". Curiosamente, una retórica similar fue empleada en otro caso.
En 2017 el activista por la paz de la izquierda Stas Sergienko acusó a los integrantes del S14 de haberlo atacado y apuñalado con un cuchillo.
"Este ataque está lejos de ser el primero, y no será el último ataque contra los microbios del terrorismo que se esconden en las calles pacíficas de Ucrania", respondío al día siguiente el líder del S14, Karas.
El S14 era uno de los grupos ultraderechistas que participaron activamente en las protestas de Maidán que llevaron al violento golpe de Estado.
En particular, los militantes del S14 se hicieron con el control del edificio de la Administración Estatal de Kiev y organizaron allí su base de operaciones. De hecho, los ultranacionalistas del grupo defendieron el edificio cuando el 11 de diciembre de 2013 las fuerzas de Seguridad intentaron retomar el control. Más tarde se apoderarían de otro edificio.
Luego, los integrantes del grupo realizaban desde allí asaltos contra los manifestantes y agentes de la Policía. El 16 de febrero de 2014 los miembros del S14, junto con su líder Evgueni Karas, atacaron a los asistentes de la periodista suiza Maria Bastashevski, y les amenazaron con armas de fuego.
Más tarde se informó que el edificio de la Administración Estatal de Kiev que ocuparon los integrantes del S14 fue vandalizado con la simbólica neonazi.
En noviembre de 2017 el S14 fue agregado a la base de datos del Consorcio de Investigación y Análisis del Terrorismo. Un año más tarde, junto con otros grupos ultraderechistas, el S14 fue reconocido por el Departamento de Estado de EEUU como un grupo de odio ultranacionalista.
Múltiples expertos en el tema calificaron al S14 como un grupo extremista y neonazi, cuya "actividad se centra en la persecución y en el terrorismo contra los periodistas, blogueros y civiles opositores". Por su parte, Karas aseguró que no es neonazi, pero lo hizo de una forma que justo al contrario ha confirmado estas acusaciones.
Así, en un programa de la BBC donde fue invitado, Karas afirmó que no es un nazi o neonazi porque su grupo se enfrenta solo a grupos étnicos no ucranianos, en los que incluyó a los polacos, rusos y judios.
A pesar de ello, en agosto de 2019 el Juzgado de Kiev dictaminó que no se puede tildar al S14 de grupo neonazi, provocando un tsunami de indignación por parte de tales medios como The Economist, The Guardian, Haaretz, The Nation, Reuters, Al Jazeera, La Croix y The Washington Post, entre otras editoriales y organizaciones.
El Juzgado Supremo de Ucrania rechazó la apelación contra esta decisión en 2020.
A pesar de que muchos de los reportes sobre la violenta actividad del S14 provienen de la capital ucraniana, son solo una gota en el mar de sus acciones llevadas a cabo en muchas ciudades del país.