Cristo el Mediador: su obra como Sacerdote

Desde el momento en que el hombre ha caído en pecado, necesita más que sabiduría. El hombre necesita además santidad y virtud. Así, Cristo no sólo actúa como Profeta, dándonos conocimientos, sino que actúa como Sacerdote para quitar de nosotros la culpa del pecado y para darnos verdadera santidad y virtud.
Sal 116:4  Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Oh Jehová, libra ahora mi alma. 
Zac 6:13  El edificará el templo de Jehová, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado; y consejo de paz habrá entre ambos. 
Estas profecías del Antiguo Testamento nos dicen que cuando venga el Mesías, El hará obra de sacerdote
Mar 10:45  Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Jua 1:29  El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 
1Co 5:7  Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. 
Efe 5:2  Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. .
Heb 3:1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; 
Heb 4:14  Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 
Heb 5:5  Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy. 
Heb 5:6  Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. 
Heb 6:20  donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.
Heb 7:26  Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; 
Heb 7:27  que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. 
La obra de Cristo como Sumo Sacerdote es diferente en tres aspectos de la de los sacerdotes del Antiguo Testamento:
1) El es perfectamente sin pecado.
2) El hizo un sacrificio que nunca necesitará ser repetido.
3) El sacrificio que ofreció fue el de su propia persona.
Heb 8:1 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, 
Heb 9:11-15  Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. 
Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? 
Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
Heb 9:25-28  y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. 
De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. 
Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
Heb 10:11-14  Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. 
Heb 10:19-22  Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones(F) de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
1Pe 3:18  Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; Pedro nos dice en la primera parte de este versículo que Cristo padeció la muerte «una vez por todas» . En griego, la expresión «una vez» significa «una vez por todas».
De esta manera, Pedro dice que no necesita haber, y no puede haber, una repetición del sacrificio de Cristo. De todos estos versículos que anteceden se hace evidente que Cristo, como nuestro Sacerdote, se dio a sí mismo como sacrificio expiatorio sobre la cruz del Calvario y así soportó el castigo que nosotros merecemos a causa de la culpa de nuestro pecado. Es también evidente que el sacrificio fue completo. Fue «una vez por todas».
Aquellos que reciben el beneficio de la obra de Cristo son los que, por la gracia de Dios, aceptan a Jesús como su Salvador.
1Jn 4:10  En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 
La obra de Cristo es propiciatoria, es decir: Jesucristo tomó el castigo que merecíamos nosotros a causa de nuestro pecado.
1 Juan 2:1 Una vez que aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, debemos luchar para ' no pecar, pero si 'pecamos Cristo está a la diestra de Dios Padre intercediendo por nosotros como nuestro defensar.
El sacrificio de Cristo en la cruz fue completo, pero El continúa ahora su obra de Sumo Sacerdote a la diestra de Dios Padre intercediendo por nosotros.
Hebreos 9:24 Cristo está en el cielo intercediendo por nosotros. i Qué consuelo! , i qué aliento! , i qué bendición!
Hebreos 7:25 Al ser el sacrificio de Cristo perfecto, puede continuar ahora su obra sacerdotal intercediendo por aquello¡; que le han aceptado como su Salvador.
Juan 17:9 Juan 17 es la oración de Sumo Sacerdote, de Cristo, pronunciada en el momento anterior a su muerte. En este versículo vemos que Cristo no intercede por todos, Intercede por aquellos que, por la gracia de Dios, le han aceptado como su Salvador,
Juan 17:20 Cristo intercedió en ese momento, e intercede ahora en el cielo, por todos aquellos que le aceptan como su Salvador,
Rom 8:34  ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros
Una vez que hemos aceptado a Cristo como nuestro Salvador, ni Satanás ni el hombre puede condenarnos con éxito, pues:
1) Cristo murió por nosotros
2) El intercede ahora por nosotros
La intercesión de Cristo en el cielo se basa en la expiación propiciatoria que El llevó a cabo por nosotros cuando murió en la cruz, La intercesión de Cristo por nosotros nunca puede fracasar, pues por
muerte sobre la cruz El es digno de todo lo que pide en beneficio nuestro. Cristo es nuestro Sacedote, no necesitamos ningún otro.