Apo 12:7-12 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.
Guerra
Se desata una gran batalla en los cielos, ya que la presencia de Satanás no es compatible con la presencia de la iglesia en los cielos. El arcángel Miguel y sus ángeles luchan contra el dragón y sus ángeles. ¡Seguramente va a ser una batalla mucho mayor que cualquiera versión de La Guerra de las Galaxias!
El dragón no puede prevalecer, es vencido, y arrojado del cielo. Veamos algunos de los nombres que se dan de él en el pasaje:
Serpiente antigua, Gén_3:1, cuando tentó a Adán y Eva
Diablo, que significa “Acusador”.
Esta actividad es mencionada en el versículo 10.
Satanás, que significa “Adversario”
Se dice que él engaña al mundo entero. El alcance de su fascinación es universal; sin embargo, la humanidad es cómplice voluntario en su engaño vergonzoso y lo sigue con avidez. Pero, ¿quién tiene la razón? ¿El mundo con su apetito insaciable por el pecado, la inmoralidad, la corrupción, fiestas, borracheras y espectáculos? ¿O el puñado de cristianos, temerosos de Dios y menospreciados por el mundo que hoy luchan contra el pecado?
Aquí en el pasaje vemos su campeón Satanás expulsado, lanzado del cielo. ¡Es muy evidente la opinión de Dios al respecto! Sacamos por conclusión que el mundo está equivocado. Solo falta el momento para que Dios a su tiempo lo demuestre de esta manera dramática.
Un ejemplo
Noé testificó del juicio venidero por los más de cien años mientras construía el arca, pero nadie fuera de su familia inmediata, (siete personas más) le creyó. El mundo entero estaba en su contra, sin embargo el mundo entero se equivocó, y pereció anegado en las aguas. Heb_11:7 dice que “por esa fe condenó al mundo”.
Hemos visto Mat 7:13-14 repetidas veces ya, donde se afirma que los muchos van a la perdición, mientras que son los pocos los que se salvan. ¿Estás entre “los muchos” o “los pocos”?
Satanás en tierra
Con Satanás arrojado a la tierra, ya no es “el príncipe de la potestad del aire”. Entra en vigencia la plena autoridad de Cristo en los cielos. “Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo”. “La salvación” se refiere a la salvación completa, sin la presencia del pecado, ni del maligno adversario que acusaba constantemente a los hermanos.
Conviene que comentemos sobre el llamativo versículo 11:
Ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.
Se atribuye a los creyentes la victoria sobre Satanás. ¿En qué sentido?
Es por la sangre del Cordero: la expiación que Jesús proveyó dio lugar a la eliminación de la evidencia base de sus acusaciones en contra de ellos en la presencia de Dios. Él removió sus pecados.
Y es por medio de la palabra del testimonio de ellos. El evangelio predicado por ellos alcanzaba a otros, arrancándoles del engaño de Satanás, y conduciéndoles a la fe salvadora de Cristo.
Ellos menospreciaron sus vidas hasta la muerte. Como fieles testigos, prefirieron morir antes de callar o dejar de dar testimonio de Cristo, o negarle. El Señor proclama la gloria de su triunfo sobre el enemigo, el Diablo. Muchos temen unirse a Cristo hoy día por temor al vituperio y reproche, pero vemos que el triunfo y la futura gloria eterna pertenecen a quienes son de Cristo. Fíjase en la razón de esta gran realidad, amigo lector, y recibe a Cristo como tú Señor y Salvador ahora.
Enemigo de los incrédulos
Volviendo al tiempo presente, cuando Satanás todavía manifiesta tanto auge y popularidad, veamos algo de su actividad y sus intenciones malignas.
2Co 4:3-6 Si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
Vemos que su actividad es contraria a los propósitos de Dios para la bendición del hombre. Él intenta cegar, vendarle los ojos para que el interesado no vea “la luz del evangelio de la gloria de Cristo” que es “la iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”.
Col 1:12-14 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Este pasaje nos señala la salvación que libera al pecador del dominio de Satanás.
Ella brinda la redención, que es el perdón de pecados; sin aquello, estaríamos condenados automáticamente, muertos por causa del pecado. Pero en redención, Cristo asume la responsabilidad por el pecado. Por lo tanto, la condenación no recae sobre el pecador, sino sobre su Redentor. Si el pecador recibe a Cristo como Redentor, Cristo responde por él. La condenación ya no tiene que ser inevitable.
Enemigo de los salvados
1Pe 5:8-9 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.
Hemos visto ya en Apo 12:7-11 que él es el diablo, el acusador de los hermanos, y es Satanás, el adversario.
¿Qué o quién salvaguarda de sus acusaciones a los que han recibido a Cristo? Otra vez, la respuesta viene de las Escrituras mismas:
1Jn 2:1-2 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
Cristo es nuestro abogado defensor. Cuando Satanás saca en cara nuestros pecados y nos acusa delante de Dios, Cristo se levanta para abogar a favor nuestro la expiación que Él efectuó por esos mismos pecados en la cruz.
¿Tienes tú abogado defensor? Lo puedes tener.
Pero, para el creyente, ¡qué gozo y alivio, cuando: seamos llamados a subir al cielo el pecado ya no more dentro de nosotros la ley del pecado ya no operará en nuestra contra el acusador ha sido ya echado fuera!
Será tuya esta perspectiva si hoy recibes a Cristo como Salvador y Señor.