Una vez localizados me di a la tarea de buscar en ellos algo parecido al número 666. No fue nada difícil. Encontré dos pasajes casi idénticos, el primero dice así:
El peso del oro que venía a Salomón cada año, era
seiscientos sesenta y seis talentos de oro, sin lo que traían los
mercaderes y negociantes; también todos los reyes de Arabia
y los gobernadores de la tierra traían oro y plata a Salomón.
Hizo también el rey Salomón doscientos paveses de oro
batido, cada uno de los cuales tenía seiscientos siclos de oro
labrado; asimismo trescientos escudos de oro batido,
teniendo cada escudo trescientos siclos de oro; y los puso el
rey en la casa del bosque del Líbano. Hizo además el rey un
gran trono de marfil, y lo cubrió de oro puro. El trono tenía
seis gradas, y un estrado de oro fijado al trono, y brazos a
uno y otro lado del asiento, y dos leones que estaban junto a
los brazos. 2 Crónicas 9:13-18
Este era muy probablemente el pasaje al que Juan me estaba remitiendo con la pista de Apocalipsis 13:18.
Ese versículo me da una instrucción: “cuente el número de la bestia”, es decir, una vez encontrado el pasaje debía buscar cantidades numéricas con los cuales hacer cálculos matemáticos.
El pasaje de Crónicas da varias cantidades, mismas con las que elaboré una tabla:
Doscientos paveses - Seiscientos siclos;
Trescientos escudos - Trescientos ciclos
Seis gradas - Dos leones
En la tabla solo expresé las cantidades eliminando los elementos descritos (paveses, siclos, escudos, etc.):
Para simplificar la operación eliminé los ceros pues no afectan el resultado final:
Entonces mi tabla definitiva quedó así:
Y procedí a hacer los cálculos matemáticos:
Luego hice una suma con la columna de los tres resultados parciales:
Obtuve como resultado parcial el 33, (que posteriormente, como ya lo verá el lector después, me sería útil en la obtención de la marca de la bestia pues ambos números son una expresión geométrica a partir de la cual obtuve la marca de la bestia).
Y finalmente sumé estas dos últimas cifras:
Obtuve el Seis, con lo que comprobé sin lugar a duda que efectivamente este es el pasaje donde el apóstol Juan quería que investigara el nombre de la bestia y su marca.
A manera de comprobación repetí el procedimiento al pasaje de 1 Reyes, y aunque es levemente diferente, obtuve el mismo resultado:
El peso del oro que Salomón tenía de renta cada año, era
seiscientos sesenta y seis talentos de oro; sin lo de los
mercaderes, y lo de la contratación de especias, y lo de todos
los reyes de Arabia, y de los principales de la tierra. Hizo
también el rey Salomón doscientos escudos grandes de oro
batido; seiscientos siclos de oro gastó en cada escudo.
Asimismo hizo trescientos escudos de oro batido, en cada uno
de los cuales gastó tres libras de oro; y el rey los puso en la
casa del bosque del Líbano. Hizo también el rey un gran trono
de marfil, el cual cubrió de oro purísimo. Seis gradas tenía el
trono, y la parte alta era redonda por el respaldo; y a uno y
otro lado tenía brazos cerca del asiento, junto a los cuales
estaban colocados dos leones. 1 Reyes 10: 14-19
Lleno de curiosidad, me di a la tarea de investigar en fuentes internas y externas la razón de estas coincidencias.
Descubrí que Salomón procuraba que todo cuanto le rodeara coincidiera con el número 6, como lo podemos leer en Cantares
He aquí es la litera de Salomón;
Sesenta valientes la rodean,
De los fuertes de Israel. Cantares 3:7
Lo que me llevó a la siguiente pregunta: ¿Porqué Salomón hacía eso?
La respuesta me dejó frío y con la boca abierta.