La situación que se vive en Oriente Medio es motivo de preocupación para el secretario general de la ONU, António Guterres, quien advirtió que hay conflictos que pueden volverse "imposibles de contener".
"Las tensiones están por las nubes en el mar Rojo y más allá", declaró el lunes 15 de enero, al referirse también a los intercambios de disparos en la Línea Azul, como se denomina a la demarcación fronteriza entre Israel y Líbano, que afectan a la estabilidad regional.
En la zona del mar Rojo, la situación se agravó debido a los ataques del movimiento rebelde yemení Ansar Alá (los hutíes) a buques estadounidenses.
Por su parte, el canciller iraní, Hossein Amir Abdollahian, aseguró que los ataques de los rebeldes yemeníes a los barcos continuarán hasta que Israel detenga su guerra en la Franja de Gaza.
Guterres también instó a "dejar de jugar con fuego a través de la Línea Azul", expresando que el cese de las hostilidades entre Israel y Líbano puede "aplacar las llamas de una guerra más amplia". "No podemos ver en el Líbano lo que estamos viendo en Gaza y no podemos permitir que continúe lo que ha estado sucediendo en Gaza", manifestó.
Sobre la guerra en el enclave palestino, el secretario general de la ONU denunció que la población local está sufriendo un "castigo colectivo" que "no puede justificarse con nada", enfatizando que "la situación humanitaria está más allá de las palabras, ningún lugar ni nadie está a salvo".
En ese contexto, lamentó la cantidad "sin precedentes" de civiles muertos y las condiciones humanitarias "catastróficas", por lo que pidió un "inmediato alto el fuego humanitario", ya que la entrega de asistencia es imposible bajo bombardeos generalizados. "Los trabajadores humanitarios, sometidos a una enorme presión y sin garantías de seguridad, están haciendo todo lo posible para cumplir dentro de Gaza", destacó.
De acuerdo con los reportes de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés), 1,9 millones de habitantes de Gaza, lo que equivale al 85 % de la población del enclave, han sido desplazados. En tanto, el Ministerio de Salud local calcula que más de 23.700 palestinos han muerto en los ataques israelíes y otros 60.000 sufrieron heridas.
Por último, Guterres reclamó la liberación incondicional de los rehenes tomados por Hamás el 7 de octubre del año pasado y pidió que se investiguen las acusaciones de violencia sexual contra los integrantes del grupo palestino.