Tras la destrucción de tres embarcaciones pequeñas de los hutíes por parte de las fuerzas de EE.UU. en respuesta al ataque contra el buque comercial Hangzhou, de la naviera danesa Maersk, el presidente de EE.UU., Joe Biden, afronta una difícil elección relacionada con los futuros planes de la disuasión de los rebeldes, reporta The New York Times citando fuentes anónimas familiarizadas con el asunto.
Según unos altos funcionarios, la Administración Biden tiene que optar por una de las dos variantes: golpear los emplazamientos de misiles y drones del grupo insurgente en Yemen o esperar a que ellos retrocedan tras el hundimiento de sus lanchas y la muerte de 10 de sus combatientes.
Por su parte, desde el Pentágono instan a tomar medidas más agresivas contra los militantes que atacaron las instalaciones estadounidenses en Siria e Irák. Un recuento realizado por oficiales militares estadounidenses ha contabilizado más de 100 ataques contra sus tropas en Irak y Siria desde el 17 de octubre.
Sin embargo, si atacar a los grupos armados en estos países no causó ningún dilema para Biden, el caso con los hutíes se defiere por algunos aspectos. Arabia Saudita no busca una escalada del conflicto que podría hundir una tregua con los rebeldes negociada con mucho esfuerzo, señala el medio de comunicación.
"Todo el mundo está buscando una fórmula de reducir las tensiones", dijo a mediados de diciembre Tim Lenderking, enviado especial de Estados Unidos para Yemen. "La idea no es envolver a la región en una guerra más amplia, sino más bien utilizar las herramientas a nuestra disposición para alentar a los hutíes a frenar su comportamiento imprudente", añadió.
No obstante, dadas las actuales circunstancias, el Departamento de Defensa de EE.UU. ha desarrollado planes para atacar instalaciones en Yemen, mientras que varios altos oficiales retirados estadounidenses con experiencia en la región del Golfo afirman que es esencial restablecer la disuasión de Washington en la zona, informa NYT.
"El mayor problema es que, desde principios de octubre, Estados Unidos también ha estado aceptando como normales los persistentes ataques de misiles y aviones no tripulados de los hutíes" en el mar Rojo, indicó el vicealmirante Kevin Donegan, comandante retirado de la Quinta Flota, enfatizando que la ausencia de la respuesta pone en riesgo las fuerzas de EE.UU.
"También sienta un nuevo precedente de que atacar un barco estadounidense conlleva un bajo riesgo de represalias y, como hemos visto, invita a más ataques de los hutíes", agregó.