1° Líder
de los doce
Está
claro en los cuatro evangelios que de entre el circulo amplio de los
seguidores, Jesús eligió a doce hombres para un discipulado especial, de manera
que participasen en su ministerio y continuasen como sus testigos después de su
salida1. En algunas partes de la memoria sinóptica estos doce son
llamados „apóstoles”2. Esta palabra, del griego „apostoloi”,
mensajero, indica probablemente que (como su correspondiente en Hebreos
šelîhîm, „agentes”) 3 las
personas denominadas así fueron investidas con la autoridad de su remitente
para el desempeño de su misión, que esta autoridad era derivada de él y no era
inherente de ellos mismos, y que esta no podía ser transferida por ellos mismos
a otros. De los evangelios sinópticos es Lucas quien utiliza esta expresión para
los doce: en el tercer evangelio y los Hechos esta expresión está aplicada casi
siempre ellos 4. En el principio de su segundo volumen Lucas
relata cómo, después de que su número se vio reducido por la ausencia de Judas
el Iscariote, los otros tomaron medidas
para llenar la vacante y llamaron a Matías, „que consiguientemente fue contado
con los once apóstoles” (Hch_1:26) 5.
De estos
doce hombres Simón Pedro fue el reconocido líder. Existen diferencias entre un
evangelista y otro en su presentación de Pedro6 , pero en
esto coinciden.
Simón (o
Symeon)7 era su nombre personal: „Simón hijo de
Jonás” fue la manera que Jesús le titula en el cuarto evangelio (Jua_1:42; Jua_21:15-17).
El nombre „Simón Bar-Jonás” en Mat_16:17,
„Jonás” (Yônâ) es muy probablemente una forma diminutiva de Yôhânân, „Juan”
antes que el equivalente del nombre hebreo de Jonás (yônâh, „paloma”). (Menos
probable es incluso la sugerencia que Bar Jonas le destaque como un miembro de
un grupo separatista.) 8
Pedro
(Petros) es el nuevo nombre griego que Jesús le puso: „Simón a quien le puso el
nombre de Pedro” (Mar_3:16). De los
evangelistas, Juan es el único que mantiene la forma aramáica que Jesús
utilizaba: „
„Luego lo llevó a Jesús, quien mirándolo fijamente, le dijo: --Tú eres Simón,
hijo de Juan. Serás llamado Cefas.” Jua_1:429.
Mateo no usa la forma aramea de Cefas en el relato de la confesión en Cesarea
de Filipo, pero se puede fácilmente discernir en el uso de la forma griega de
Petros usada por Mateo : „Tu eres Pedro y sobre esta roca (petra) yo edificaré
mi iglesia” Mat_16:17). La palabra
aramea, igualmente como su correspondiente hebrea de keph (Job_30:6; Jer_4:29)
significa „roca”; en el fragmento de Job de la cueva 11 del Qumran es usado dos
veces en la traducción del sela hebreo (roca o peña), y parece tener el
mismo significado en diversas partes en los fragmentos arameos de Enoc de la
cueva 410 . Aparece como nombre
personal en el quinto siglo antes de Cristo en uno de los documentos judíos de
Elefantine en Egipto11. Además de su particular aparición en el cuarto
evangelio, aparece varias veces en los escritos de Pablo, quien preferentemente
hace uso de la forma griega de Petros cuando se refiere al líder de entre los
doce. Siendo que Juan y Pablo escribieron en griego, ambos suplantan la palabra
aramea por la forma griega masculina en nominativo, de manera que Cefa se
convierte en Cefas (Cephas en la mayoría de las traducciones inglesas).
Es Pedro
de quien dice Lucas quien tomó la iniciativa en el asunto de buscar sustituto
para Judas Iscariote. En el relato siguiente del primer pentecostés cristiano
también fue Pedro quien se puso de pie junto „con los once” y ofreció un eficaz
testimonio de la resurrección de Cristo a muchos oyentes de la multitud que
visitaba Jerusalén (Hch_2:14 ss). Si
se pregunta por qué los otros asentaron el liderazgo de Pedro tras el incidente
de su dolorosa negación pública de Cristo, la respuesta podría ser que fue el
primero de los apóstoles en ver a Cristo resucitado: „el Señor verdaderamente
ha resucitado”, informan al atardecer del primer día de pascua, „y se la ha
aparecido a Simón!” (Luc_24:34).
Lo que
Lucas incluye en estas palabras recibe su confirmación en el relato primitivo
de Pablo: „Cristo resucitó el tercer día conforme a las escrituras, y apareció
a Cefas, después a los doce” (1Co_15:3-5).
2º ¿Qué
fue de los demás?
Al
principio de su libro „la iglesia primitiva”, publicado en 1929, B.H. Streete
lleva nuestra atención a la pregunta ¿Qué fue de los doce apóstoles?11 Es sorprendente lo difícil que resulta
responder a esta pregunta. Más sorprendente cuando consideramos el papel
importante que tienen los doce en el relato del evangelio y la comisión que
reciben del Cristo resucitado para ser testigos y ganar discípulos para Él
entre todas las naciones13 . Presumiblemente cumplieron su comisión hasta
cierto grado, pero tal como las evidencias históricas muestran, su cumplimiento
permanece casi completamente desconocido.
La
segunda parte de la versión de Lucas sobre la historia de los principios del
cristianismo no justifican el título tradicional que se le dio „Los Hechos de
los Apóstoles” - continúa siendo un nombre equivocado cuando se le designa en
el canon „muratorio” del segundo siglo el título de „los hechos de todos
los apóstoles”. 14El recopilador de este canon seguramente tuvo
sus razones para esta su exageración, y un similar motivo ha sido quizás
discernido tras este título tradicional. La obra en cuestión relata de hecho,
algunos hechos de algunos apóstoles15, y de un misionero cuyas actividades
ocupan su mayor parte, Pablo, al que no le pone el título de „apóstol”. (En las
dos ocasiones en las que se utiliza el término apostolos en relación a Pablo en
el libro de los Hechos, es usado en forma plural, refiriéndose a Bernabé y a
Pablo juntos.)16
Después
de la lista de los once referida al principio de „Los Hechos” solamente se
vuelven a mencionar a tres de ellos. Estos tres son Pedro, Jacobo y Juan - los
tres que son mencionados aquí y allí en los relatos de los sinópticos (con
otras palabras los Markan) como formando un grupo interno en medio de los doce.
Más que relatarnos lo que sucedió con los demás, la leyenda pretende dar
testimonio de los diferentes libros de „Los Hechos” apócrifos los cuales surgieron de la mitad
del siglo segundo que llevaban los nombres de Andrés, Tomás y otros, pero es
extremadamente difícil extraer algún hecho histórico de ellos.
De los
tres que vuelven a ser mencionados nominalmente en „Los Hechos” de Lucas,
Jacobo el Zebedeo únicamente aparece en la mención de su ejecución por Herodes
Agripa 1º, por los años 41 a 44 d.C. (Hch_12:2).
Su hermano Juan acompaña a Pedro cuando sanan a un paralítico en el templo de
Jerusalén y en la consiguiente comparecencia frente al Sanedrín (Hch_3:1 - Hch_4:22),
y en la visita apostólica a los samaritanos (Hch_8:14-25),
después de esto desaparece del informe de Lucas. En los primeros capítulos de
los Hechos se relata mucho más de Pedro, pero este también desaparece
repentinamente tras su evasión de la prisión (en la que le había metido Herodes
Agripa), para anunciar sus buenas nuevas a los cristianos que se reunían en
casa de María, la madre de Juan Marcos, y después se marcha a „otro lugar” (Hch_12:6-17) - aparte de su presencia en el
Concilio de Jerusalén (Hch_15:7-14,
hecho que Lucas ubica más tarde por depender de otras fuentes. (Sea dicho aquí
que cuando en estas páginas se hace referencia a „las fuentes” de Lucas, la
cuestión si dichas fuentes eran orales o escritas permanece abierta.)
3º
„Conociendo a Cefas”
Si hemos
puesto las referencias paulinas hacia Pedro en lo que parece ser una secuencia
histórica, la más temprana referencia está en Gal_1:18
que, tres años después de su conversión él subió a Jerusalén (evidentemente
desde Damasco) para „conocer a Cefas”.
Esta
frase se ha discutido mucho (griego historesai Kefan)17.
Pablo ciertamente quería conocer a Pedro (esto significa la palabra griega
historeo en griego helenístico) pero este no fue el único propósito realizando
su primera visita a Jerusalén, después de su conversión. Él también quería
„interrogar” a Pedro (lo que significa la palabra en griego clásico), para
obtener esa información de él que nadie estaba tan cualificado para dar como
él. Obtener información de Pedro era un asunto diferente a recibir autoridad de
él - Pablo había insistido en que su evangelio y la comisión para predicar a
los gentiles la habían sido dados , sin intermediarios directamente por el
Señor resucitado18. Pero Pedro podía contarle mucho - sobre el
ministerio y la enseñanza de Jesús, por ejemplo, z en particular acerca de su
resurrección. Pablo no necesitaba que alguien le hablase que Jesús era el Señor
resucitado; esto lo había aprendido directamente de él en su enfrentamiento en
el camino a Damasco. Él ciertamente le habría contado a Pedro cómo el Señor
resucitado se le apareció allí19, pero Pedro podía hablarle cómo el
Señor resucitado se le había aparecido a él antes. Cuando Pablo recuerda a los
convertidos de Corinto sobre los hechos fundamentales del evangelio, incluyendo
un sumario de las apariciones del resucitado, menciona primeramente la
aparición del resucitado concedida a Pedro (1Co_15:5).
La evidencia que Pablo recibiese esta información en su primera visita
post-conversión no es únicamente probable en si mismo; es confirmado por el
hecho que la única otra persona particularmente mencionada a la cual el Señor
resucitado se apareció (1Co_15:7) es únicamente
el otro líder en Jerusalén del cual refiere haberse reunido en esa visita (Gal_1:19)20.
Tras su
aparición a Pedro, el Señor resucitado se mostró a „los doce” (1Co_15:5), pero el hecho que se mostró primeramente
a Pedro es importante; puede que sirva de ayuda (como más arriba se sugirió)
para mostrar la posición de liderato que sostenía entre los apóstoles durante
los primeros tiempos de la iglesia. Ciertamente parece que jugaba un papel
importante en el liderato entre ellos incluso durante el ministerio de Jesús,
pero los demás podrían sentir que por la negación de Jesús en el patio del
palacio del sumo sacerdote le excluiría de cualquier derecho para ejercer el
liderato de ahí en adelante21. Los cuatro evangelistas indican en
diferentes maneras que fue la voluntad de Jesús que Pedro fuese el líder.
Marcos relata cómo en la madrugada del domingo de pascua las mujeres que fueron
a la tumba de Jesús fueron enviadas a „contar a los discípulos y a Pedro, Él se
os adelantó hacia Galilea” (Mar_16:7);
la particular mención de Pedro es significante. Mateo contiene el dicho „Tu
eres Pedro” (Mat_16:18), hallado en
ningún otro evangelio; puede haber un significado simbólico en este incidente
(también particular en Mateo) como el rescate de Pedro cuando „comenzó a
hundirse” (Mat_14:28-32). Lucas nos
relata la manera en que Jesús anunciaba a Pedro su falta pero añade, „yo he
pedido por ti que tu fe no falte, y cuando te conviertas, reconforta a tus
hermanos” (Luk_22:31 f.). Finalmente,
Juan relata en su epílogo, después de la resurrección junto al mar de Tiberias
que Pedro es nuevamente encargado por Jesús para ser el pastor de su rebaño (Jua_21:15-17)22.
En los días
posteriores la historia de la rehabilitación y restauración de Pedro, no
solamente para el discipulado sino para liderazgo, a pesar de la vergonzosa
negación de su Señor, conduce por si mismo a un contundente precedente para
quienes creen que aquellos cristianos que renegaron a Cristo o abnegaron su fe
en tiempos de persecución podrían no obstante, tras una penitencia, ser
restaurados a la comunión. Si la política de los estrictos rigurosos, quienes
no admitían ninguna esperanza de restauración a los deslizados, si hubiesen
prevalecido en el caso de Pedro, el curso de la primitiva Cristiandad habría
sido bien distinta a lo que ha sido 23.
4. Los
hechos de Pedro
Aquí es
conveniente volver a los primeros capítulos del libro de los Hechos. Aparte de
las secciones helenistas (Hch_6:1 :Hch_8:40; Hch_11:19-26)
y la narración de la conversión de Pablo (Hch_9:1-31,
a los que se refieren las referencias de su actividad de persecución en Hch_7:58 b y Hch_8:3
proveen una introducción), los primeros 12 capítulos están dominados por Pedro.
Desde luego hay mucho que decir acerca de la visión que estos capítulos
presentan al lector como „Hecho de Pedro” intencionadamente paralelo con los
„Hechos de Pablo” en la sección posterior del libro24.
Hemos
mencionado la iniciativa de Pedro en la sustitución por Judas (Hch_1:15-26) y el testimonio público en el día
de Pentecostés (Hch_2:14 ss.) Aunque
es acompañado por Juan en la visita del templo cuando el paralítico fue sanado
en la puerta llamada la hermosa, es Pedro quien se dirige a la multitud que fue
atraída por la maravillosa sanación (Hch_12:1-26).
Si los sermones en el día de pentecostés y en el templo son derivados de dos
diferentes fuentes de Jerusalén, como pensaron Harnack y otros25,
entonces la preeminencia que Lucas atribuye a Pedro tiene su base en la tradición
pre-lucana. Cuando Pedro y Juan son
arrestados como consecuencia de haber causado disturbios, es Pedro quien
pronuncia su discurso de defensa ante el Sanedrín (Hch_4:8-12).
Cuando Ananías y Safira presentan ante los apóstoles parte de lo que procedía
de la venta de sus tierras, presumiendo entregar todo el importe, es a causa de
la amonestación de Pedro cuando caen muertos uno después del otro (Hch_5:1-11). La fama de Pedro es tal que la
gente de Jerusalén creen que su simple sombra podría sanar a sus gentes enfermas.
En Hch_8:15-25 Pedro y Juan visitan
Samaria tras la misión de Felipe e imponen las manos a los convertidos de
manera que reciben el Espíritu Santo. Pero Juan parece mas como una figura
laica; es Pedro quien reprende a Simón por su „simonía”26.
Más
adelante Pedro emprende un viaje de predicación y de sanación fuera de
Jerusalén en la zona en la capital y la costa del Mediterráneo. Sana un
paralítico en Lida (Hch_1:1-35) y
restaura una mujer cristiana en Jope (Hch_9:36-42),
el efecto siguiente es que los grupos de discípulos ya existentes se ven
grandemente aumentados.
El gran
salto hacia adelante sucede: Pedro quien abrió la puerta de la fe a los judíos
en los días de pentecostés, ahora realiza este ministerio a los gentiles (Hch_10:34-48). Es persuadido desde Jope para
presentar el evangelio a centurión romano Cornelio junto con su casa. Cornelio
es descrito como un temeroso de Dios, pero seguía siendo gentil. Únicamente por
la irresistible persuasión de divina fuerza acepta Pedro la invitación para
entrar en la casa de Cornelio, porque las secuelas de haber ido confirman
completamente que hizo bien en ir: las mismas señales del don del Espíritu
Santo se manifestaron en estos gentiles cuando creyeron el mensaje de Pedro
como lo fueron entre los judíos que creyeron en pentecostés. Presentado con
esta fait accompli, Pedro ordena que los convertidos sean bautizados.
La
relación cronológica entre la predicación de Pedro a Cornelio en Cesaréa y la
evangelización entre los gentiles en Antioquía por helenistas desconocidos (Hch_11:19-21) no puede ser determinada27;
las dos narraciones son derivadas de diferentes fuentes de Lucas. Pero
evidentemente Lucas da prioridad a la acción de Pedro: no únicamente que relata
este hecho antes que el otro, en el Concilio de Jerusalén presenta a Pedro
reclamando haber sido mediante su boca que los gentiles oyeron primeramente el
evangelio (Hch_15:7).
Los Apóstoles
compañeros de Pedro primeramente se irritaron por el informe de su acción, pero
lo admiten cuando escuchan el propio informe de Pedro, reconociendo que no tuvo
alternativa en este asunto (Hch_11:1-18).
De todas formas su acción y el consentimiento de ellos tuvieron consecuencias
insospechadas.
Herodes
Agripa, nieto de Herodes el grande, a quien el emperador Gaio envistió en el
año 37 concediéndole el territorio norte de Palestina el título de rey, éste
vio su territorio incrementado por Claudio en el año 41 d.C. cuando Judea fue
transferida del estatus provincial para llegar a ser parte del reino de
Herodes. La iglesia de Jerusalén y las iglesias filiales en Judea se
encontraron entonces bajo su jurisdicción, y esta jurisdicción les era hostil.
La tradición rabínica sugiere que Herodes asiduamente cortejaba la buena
voluntad de la religiosidad judía establecida. 28 En aquel entonces
el judaísmo establecido no solo había obtenido una actitud hostil contra la
iglesia de Jerusalén, sino que halló respaldo en el cuerpo de la vida pública
judía, siempre que esta hostilidad fuese dirigida contra una parte de la
iglesia, aquella que era liderada por Pedro y los demás Apóstoles.
De lo
que podemos recoger del comentario de Lucas, que después de arrestar y ejecutar
a Jacobo el Zebedeo, al ver Herodes que „esto agradaba a los judíos” quiso
arrestar y encarcelar a Pedro (Hch_12:3).
Jacobo el Zebedeo era un líder de entre los doce, pero no el líder. Herodes
probablemente no se había arriesgado en atacar a Pedro hasta comprobar cual
fuera la reacción pública a su acción contra Jacobo. Al comentario que esta
acción „agradó a los judíos” no deberíamos darle tanta importancia,
evidentemente le ha sido quitada, ha llegado a ser una tendencia por parte de
Lucas anti judía, pero hay ciertos elementos en el contexto que nos animan a
pensar que el comentario de Lucas refleja curativamente lo que fue la
situación. Dice Lucas que Herodes „puso manos violentas sobre algunos que
pertenecían a la iglesia (Hch_12:1)
no pesaba esta mano sobre la iglesia en general. Lucas, o su fuente son
evidentemente conscientes que únicamente una parte de la iglesia estaba en el
punto de mira de Herodes para atacarla.
En una
anterior campaña de persecución, la que siguió a la ejecución de Esteban,
primeramente se pensaba aunque no todos, que los helenistas en la iglesia eran
atacados. 29 Se
dice específicamente que los apóstoles eran inmunes (Hch_8:1). ¿Porqué entonces sólo 10 o 12 años mas tarde se
convirtieron en la principal diana de los ataques? La respuesta se encuentra
muy probablemente en la reciente confraternización de Pedro con los gentiles -
miembros del ejército romano que entonces estaban ocupando el país, y por el
otro lado la aprobación de sus acciones por los demás apóstoles. Tales hechos
de por si no era una recomendación a la mayoría de los judíos de Jerusalén.
Herodes, por supuesto no tenía ninguna objeción en confraternizar con los
gentiles, ¿No era él desde tiempo un amigo del emperador Claudio? - pero sabía
lo que le esperaba en Judea y ahora que los apóstoles habían perdido el
beneplácito del pueblo, ahora él podría proceder sin temor contra ellos.
Entonces
Herodes encarceló a Pedro justamente antes de la pascua, pretendiendo poder
ejecutarle públicamente cuando la fiesta de los panes sin levadura hubiesen
pasado. Pero a Pedro le fue posible huir de la prisión y tras anunciar su
escape a los discípulos que se reunían en la casa de María, y que justamente en
ese momento se reunían para orar por la liberación, se marchó a un lugar
desconocido, ordenándoles que anunciasen su liberación a „Jacobo y a los
hermanos” (Hch_12:17) - estos son los
hermanos que estaban junto a Jacobo el hermano del Señor (comúnmente llamado
Jacobo el justo), por ser el lugar de su congregación evidentemente un lugar
diferente. Esta es la primera información por parte de Lucas acerca de que
había un grupo en la iglesia de Jerusalén que tenían a Jacobo como su líder.30
5.
Conferencia en Jerusalén
Retrocedemos
a la narración de Pablo. Después de la visita de quince días a Pedro recordada
en Gal_1:18, Pablo viajó a Siria y
Cilicia y no volvió a ver a Pedro durante 14, o por lo menos 11 años (no es
seguro si la frase en Gal_2:1 se
refieren a 14 años desde su última visita a Jerusalén o desde su conversión.) 31 En cualquier caso, la próxima vez que Pablo
vuelve a Jerusalén, Herodes Agripa ya habría muerto (en el año 44 d.C.) y Pedro
podía salir de la clandestinidad para poder moverse con toda libertad en
Jerusalén.
En su
segunda visita a Jerusalén después de su conversión Pablo junto a Bernabé (que
le acompañaba desde Antioquía) tienen una conferencia con los líderes de la
iglesia de Jerusalén. Uno de los propósitos de esta conferencia es
aparentemente la demarcación del campo misionero de Pablo y Bernabé por una
parte y el de los líderes de Jerusalén por la otra parte. Los líderes de
Jerusalén son nombrados por Pablo como „Jacobo, Cefas y Juan” (Gal_2:9) El orden en que son nombrados es
posiblemente de significado.32 En la visita previa de Pablo a Jerusalén era
Pedro el hombre importante, al que Pablo debía ver. Casi casualmente también
menciona que vio a Jacobo. Ahora Jacobo evidentemente toma precedencia frente a
los dos supervivientes de los doce, incluso por encima de Pedro. Es posible que
durante la ausencia de Pedro, por la fuga de la prisión que le había metido
Herodes Agripa, la autoridad de Jacobo se haya visto incrementada. Los tres
líderes con los que Pablo y Bernabé se reúnen eran considerados según Pablo
como los „pilares” en la iglesia madre; el lenguaje figurativo sugiere que
estos eran considerados los pilares del verdadero templo espiritual de Dios, el
nuevo templo no hechos con manos33.
El
resultado de tal conferencia, según Pablo, fue el reconocimiento por parte de
los líderes de Jerusalén que éste Pablo estaba realmente comisionado para
evangelizar a los gentiles así como Pedro estaba comisionado para evangelizar a
los judíos, y el convenio que Pablo con Bernabé debieran centrarse en la misión
hacia los gentiles mientras que los líderes de Jerusalén continuarían su misión
entre los judíos. Ciertamente en cierto punto del reportaje que Pablo presenta,
se ha llegado a pensar que Pablo presenta los minutos oficiales de dicho
convenio de la conferencia34, en esta ocasión Pablo deja de lado
su costumbre de nombrar al príncipe de los apóstoles con „Cefas” y se refiere a
él en dos ocasiones con Pedro: dice, „ellos vieron” que se me había encomendado
el evangelio a los incircuncisos, tal como a Pedro fue encargado con la
evangelización para los circuncisos, pues el que obraba a través de Pedro para
la misión entre los circuncisos obraría también a través mío entre los
gentiles” (Gal_2:9 f.)35
No se
encuentra ningún indicio acerca de una diferencia entre el contenido del
evangelio predicado por los líderes de Jerusalén a los judíos con el evangelio
predicado por Pablo y Bernabé a los gentiles. Como Pablo dice en cualquier
lugar refiriéndose a los fundamentos básicos del evangelio, „Sea yo o sean
ellos (los líderes de Jerusalén), de esa manera predicamos y de esa manera
vosotros (los cristianos corintios) creísteis” (1Co_15:11).
Seguramente habían diferentes énfasis y acercamientos, pero los líderes de
Jerusalén parecen no haber objetado el evangelio que Pablo predicaba a los
gentiles y el cual Pablo les presentó en esta ocasión (Gal_2:2)36.
Es
posible que el acuerdo sobre la delimitación de los dos campos misioneros
escondían ambigüedades que no llegaron a salir a la luz hasta que se pusieron
en práctica. Cuando salieron a la luz, también surgieron varias tensiones.
Tenemos alguna idea de cómo Pablo comprendió el acuerdo; podríamos desear
disponer de información independiente sobre la comprensión de Pedro sobre el
acuerdo, o que ciertamente tuviéramos un justificante de la conferencia de
Pedro así como de Pablo.
Cuestiones
como por ejemplo ¿ha de interpretarse la delimitación geográficamente y por
comunidades? En ambos casos fue difícil definir los límites de los campos
misioneros. En casi todas las grandes ciudades del este del Mar Mediterráneo
habían Judíos y Gentiles. Es muy poco probable que Pablo se sintiese excluido
por el convenio para poder visitar las sinagogas en las ciudades gentiles.
Tenemos su propia palabra que aunque se sabía llamado como apóstol para los
gentiles, él seguía la forma judía de vivir cuando se hallaba en compañía de
judíos, para poder ganar a los judíos” para el evangelio (1Co_9:20). No hay motivos para dudar del
testimonio en los Hechos que le describen entrando en las sinagogas de cada
ciudad en la que llegaba y encontrando allí el núcleo de la iglesia la cual
plantaba en tales ciudades entre los hombres temerosos de Dios, gentiles que
frecuentaban las sinagogas37.
De la
misma manera, es muy improbable que Pedro se sintiese excluido de evangelizar a
los judíos de (digamos) Corinto o Roma. Pero desde que las iglesias
establecidas en esas ciudades abarcaban eventualmente a ambos, a judíos como
gentiles convertidos, era inevitable que algunos de los dos ámbitos misioneros
se cruzaran.
El NT da
aquí y allá indicios de que la actividad misionera de Pedro no estaba limitada
únicamente a los judíos. Cualquiera que sea la perspectiva que se adquiera
sobre la ubicación de 1ª Pedro, la carta remitida en nombre de Pedro a los
gentiles conversos en varias provincias de Asia menor (incluyendo dos que
fueron evangelizadas por Pablo)38. La terminología propia del antiguo
Israel es usada y aplicada para estos nuevos „exiliados de la dispersión”, pero
su trasfondo pagano está fuera de toda duda39. Otra vez el
primer evangelista hace memoria de que el resucitado Cristo encomienda a los
once (Pedro, por supuesto está incluido) para „ir .. Y hacer discípulos a todo el mundo
(gentiles)” y en concreto para enseñarles a guardar „todo lo que yo os he
encomendado” (Mat_28:19 ss.) Hemos de
llegar a la conclusión con los hechos de que Pablo representa a Pedro
coincidiendo en la drástica limitación de la comisión, la cual, según Mateo,
Pedro y sus compañeros habían recibido de su Señor.40
El
documento cristiano de los primeros tiempos llamado Didache, que se
apoya fuertemente en el evangelio según Mateo, es así llamado porque reclama
fomentar el progreso de „la enseñanza del Señor (didache) a los gentiles
mediante los doce apóstoles” - el apóstol para los gentiles por excelencia
preferiblemente dejado fuera de la foto. De hecho hubo un fracaso en la
cristiandad primitiva que no tomó en serio el apostolado de Pablo para entre
los gentiles recomendando la evangelización entre los gentiles como
responsabilidad y asunto de los doce. Deberemos recordar mas adelante que en la
visión apocalíptica del nuevo Jerusalén, que las piedras fundamentales de la
ciudad están escritas „los doce nombres de los apóstoles del cordero” (Apo_21:14).
De todas
formas para llevar a cabo amigablemente y eficazmente la puesta en marcha del
convenio era esencial que los partidos involucrados tuviesen plena confianza.
Pero antes sucedió algo que conmovió esta mutua confianza.
6º
Enfrentamiento en Antioquía
Algún
tiempo después de la conferencia de Jerusalén, nos comenta Pablo, Pedro visitó
Antioquía. El relato de Pablo sobre el comportamiento de Pedro en Antioquía,
disfrutando de la comunión en la mesa con cristianos hebreos y gentiles -
coincide con la versión de Lucas sobre la lección que Pedro tuvo que aprender
en relación con la visita a Cornelio: que no debía llamar algo „común o
inmundo” (Hch_10:28). Si Pedro
aceptaba la hospitalidad de los gentiles en Cesarea, hasta tal punto que comía
con ellos, él igualmente estaría dispuesto a hacer lo mismo en Antioquía.
Durante
su visita a Antioquía, mientras tanto todo marchó bien hasta que, así dice
Pablo, alguna gente41 llegó
desde Jerusalén enviados por Jacobo. Después de su llegada Pedro se retiró de
la comunión en la mesa con los cristianos gentiles y comía únicamente con los
cristianos judíos. A los ojos de Pablo esto fue una pieza de actuación de
teatro, porque Pedro no tuvo escrúpulos de conciencia de comer en comunión con
los gentiles. El ejemplo de Pedro fue copiado en aumento por otros cristianos
hebreos, lo peor de todo es que también Bernabé siguió el ejemplo. El efecto de
esta acción para los creyentes gentiles tuvo que ser devastador; ellos debían
sentirse como relegados a un estado de ciudadanos de segunda clase dentro de la
iglesia, sin ninguna esperanza para obtener la primera clase excepto mediante la sumisión a la
circuncisión. Pablo se preocupó por los cristianos gentiles, presentando una
amonestación abierta a Pedro (Gal_2:11-14).
Pero ¿Qué
hizo que Pedro actuase de esa manera? ¿Que le dijeron los mensajeros enviados
por Jacobo?
Estos
podrían haber dicho algo como: „Nos han llegado noticias a Jerusalén de que
estás teniendo comunión habitual en la mesa con los gentiles. Esto está
causando un grave escándalo entre los hermanos más conservativos de aquí. Esto
no es todo, está llegando a ser de dominio publico fuera de la iglesia y está
comprometiendo seriamente nuestra intenciones de evangelizar entre nuestros
compañeros judíos.”42
Pero
esto apenas calmaría las palabras de Pablo cuando dice que Pedro „se separó a
si mismo temiendo el partido de los de la circuncisión” (Gal_2:12). Quizás los mensajeros de Jacobo
tenían que darle a Pedro un más serio mensaje. Hay testimonios que a mediados
de los años 40 que resurgió la militancia judía para la liberación. Fue
aproximadamente en ese tiempo que mediante Tiberio Julio Alejandro, procurador de
Judea, quien inicio represalias contra ellos, crucificando a dos de sus
líderes, Jacob y Simón, hijos de Judas que había liderado la revuelta contra el
censo del año 643. A los ojos de estos militantes, los judíos que
fraternizaban con los incircuncisos se consideraban nada menos que como
traidores, y los líderes de la iglesia de Jerusalén posiblemente se veían a si
mismos en peligro por los informes de la conducta de Pedro tan a lo ligero en
Antioquía44. Fueran cuales fueran las precisas palabras de tal mensaje,
Pedro tomó la cuestión los bastante serio para dejar de tener comunión de mesa
con los cristianos gentiles - al menos por ese tiempo.
Otra vez
podríamos hallarnos deseando disponer de la versión de Pedro sobre este asunto.
Pero de hecho no es difícil imaginar de la forma en que defendería su acción.
Él habría dicho que obró en consideración por el hermano más débil - el hermano
más débil en esta ocasión serían en los hermanos allá en Jerusalén. Tertuliano
parece haber previsto esta situación: él llega a tal extremo que sugiere que
fue debido a la inmadurez de Pablo que le llevó a criticar la conducta de
Pedro. Mas adelante Pablo mismo dice sobre sí que „Heme hecho á los Judíos como
Judío, por ganar á los Judíos; á los que están sujetos á la ley (aunque yo no
sea sujeto á la ley) como sujeto á la ley” (1Co_9:20)45.
El problema fue que la preocupación de Pedro por los hermanos más débiles de
Jerusalén entraba en conflicto con la
preocupación de Pablo por los hermanos gentiles de Antioquía, más aún desde que la acción de Pedro le pareciera a
Pablo que comprometiera los principios del evangelio a los que, según él ambas
partes habían llegado a acordar en la conferencia de Jerusalén. Pablo llegaba
tan lejos en consideración de los hermanos más débiles, pero no tan lejos como
para admitir mesas separadas, por lo que esto sería deshacer la unidad que
Cristo había logrado entre creyentes judíos y gentiles.
Tertuliano
sugiere otra vez que „porque Pablo se hizo ‘todo a todos, con tal de ganar a
todos’, Pedro también tendría esto en su mente cuando obró en un sentido
diferente a su manera de enseñar”. 46Que Pedro tuviera la razón de su
parte fue lo que Bernabé percibió, quien, como hemos visto, siguió el ejemplo
de Pedro. La confianza entre Pablo y Pedro (incluso la confianza entre Pablo y
Bernabé) fue sacudida y quizás nunca más restaurada.
Algunos
eruditos han sugerido que aquello que hizo Pedro (siguiendo el mandato de
Jacobo) fue el intento de imponer a los cristianos gentiles de Antioquía los
términos del decreto convenido en el Concilio de Jerusalén, conforme a lo
redactado en Hch_15:22-29. 47Me
parece más probable que el Concilio de Jerusalén se produjo como secuela del
enfrentamiento de Antioquía y que el intento de imponer el decreto en las
iglesias paulinas se produjo más tarde, y posiblemente en nombre de Pedro.48
Es
tentador identificar a los mensajeros de Jacobo con aquellos hombres que según Hch_15:1, descendieron a Antioquía desde Judea
y enseñaron a los cristianos gentiles que, hasta que no se hubiesen
circuncidado, „según las costumbres mosaicas”, no podrían ser salvos. Más
probable es que los hombres de Hch_15:1
deban ser identificados con los que se infiltraban como „falsos hermanos” en Gal_2:4 quienes primeramente, según Pablo,
insistían en que los cristianos gentiles debían ser circuncidados.
Fuera
cómo fuera, la iglesia de Jerusalén estaba lo suficiente preocupada acerca de
este tema para considerar cuidadosamente las circunstancias en las que podría
permitir la comunión en la mesa entre cristianos judíos y gentiles. Estaba
resuelto, pero con alguna oposición, que la circuncisión no debía ser
requerida. Según Lucas una poderosa intervención de Pedro fue de especial
influencia para lograr esta resolución.49 La descripción según Lucas sobre la parte que
le correspondió jugar en esta ocasión no es del todo consistente comparado con
lo que se sabe acerca de su postura: „la figura de un San Pedro judaizante es
un invento de los críticos de Tübingen sin base histórica alguna.” 50Jacobo
el justo, quien resumió el sentir de la reunión, tomó la idea de la
intervención de Pedro. La carta a las iglesias gentiles de Siria y Cilicia (pe.
Antioquía y sus iglesias filiales) las que se apropiaron de tal resolución,
llegando a exigir de los cristianos gentiles que deberían seguir las leyes de
alimentación judías (en particular, la omisión de sangre y el rechazo de carne
sacrificada a los ídolos) y al código judía referente a las relaciones con el
sexo opuesto. Estas exigencias constituyen lo que es comúnmente denominado el
decreto de Jerusalén o el decreto apostólico.51 En la decisión de no exigir la circuncisión
Martín Hengel observa la evidencia de una „magnanimidad sobresaliente” de parte
de los líderes de Jerusalén, pues „este gran paso necesariamente significaba difamación y persecución por la mayoría judía
en Palestina”. 52
7. El
ministerio amplio de Pedro.
Pedro no
es mencionado más en Hechos de aquí en adelante. Por tanto desde aquí nuestro
intento será especialmente interesante, dado que debemos juntar piezas de pocos
fragmentos de un puzzle y usar una viva imaginación (y se espera que con
disciplina) para poder enfocar un cuadro como algo más completo.
Tal
evidencia como la que disponemos sugiere que, desde la mitad del siglo en
adelante, Pedro se dedicó a un ministerio bastante más amplio y dejó de residir
regularmente en Jerusalén. Nuestra principal prueba proviene de la
correspondencia de Pablo con los Corintios. Pablo llegó a Corinto a finales del
verano de año 50. En el transcurso de 18 meses edificó una iglesia fuerte y
volátil en esa ciudad. Desde allí marchó hacia Efeso, y de tiempo en tiempo
durante su ministerio en Efeso recibió visitas desde Corinto quienes llevaron
mensajes o cartas a la iglesia de Corinto. A principios del año 55 recibió
visitantes que trajeron lo que para él fueron nuevas inquietantes sobre
fracciones, o como menos, escuelas de ideas rivales que se estaban
desarrollando en la iglesia de Corinto, cada una invocando algún nombre
sobresaliente. (1Co_1:12). Los
miembros de una fracción, sin duda alguna con lealtad a Pablo, llamándose a si
mismo sus seguidores; otra de las fracciones se unía a Pedro como su líder: „yo
pertenezco a Cefas”, sería lo que diría un tal seguidor de esta fracción.
Pero
¿porqué sería que un grupo de cristianos corintios llamasen a Pedro como su
líder? Sabemos también que otro grupo se juntaba a Apolos, pero entonces
podemos saber que Apolos visitó Corinto produjo un gran impacto allí
precisamente después de que Pablo salió.53 Es posible que algunos visitantes desde Judea
o Siria habrían intentado imponer su particular comprensión de la fe y vida
cristiana usando el nombre y la autoridad de Pedro para la iglesia de Corinto,
pero desde que dos otros hombres quienes también se convirtieron en cabezas de
fracción - Pablo y Apolos - se hallaban en ese momento en Corinto, es bien
probable que Pedro visitase personalmente la ciudad. Esta conclusión es apoyada
por el pasaje en 1 Corintios donde Pablo habla de ciertos privilegios que como
apóstol el ciertamente podía disfrutar, pero los cuales él optó por prescindir,
tales como el derecho a casarse y llevar a su esposa consigo en sus viajes
misioneros, esperando que las iglesias aportasen para ella como también para él,
como „los otros apóstoles y los hermanos en el Señor y Cefas” (1Co_9:5). ¿Por qué menciona particularmente el
nombre de „Cefas” además de los „otros
apóstoles”? No es porque no le hubiese mencionado junto a los demás apóstoles
(una perspectiva que hoy se está defendiendo) sino porque los corintios habían
visto a Pedro, y también a su mujer durante su visita a la ciudad.
Si
intentamos descubrir el carácter peculiar de la fracción que se unía al
liderazgo de Pedro, no estaremos muy equivocados pensar que estaba marcado por
su estricta adherencia a las estipulaciones decretadas en Jerusalén. El
contenido de estas estipulaciones no habrían sido inaceptables para Pablo. El
trato sobre las relaciones entre los sexos Pablo las habría reconocido como
parte del orden de la creación. Así aquellas referidas a los alimentos, Pablo
mismo daba importancia que se debían considerar los escrúpulos de los
compañeros cristianos a quienes les preocupaban tales problemas. Pero esa
consideración debía ser espontánea, no obligada. Por ejemplo la cuestión por la
que los Corintios buscaban de Pablo una norma referente a la carne de animales
que habían sido sacrificados a los dioses paganos. El decreto de Jerusalén
había concluido en la abstención de tal alimento, pero respondiendo a la
pregunta de los corintios, él no hace referencia al decreto. Él deseaba que los
convertidos fuesen guiados por el amor cristiano, no por decisiones de la
iglesia madre. El alimento era religiosamente hablando sin importancia, lo que
importaba cual sería el efecto que produciría en la conciencia de un cristiano
menos maduro y menos iluminado, si uno comía de esa carne.54
No
existen razones para pensar que Pedro no estuviera de acuerdo con el principio
de Pablo, pero no sería de sorprender que la fracción que se unía a su
autoridad sostuvieran que el decreto de Jerusalén fuese vinculante.55
Es difícil
estar seguros que Pedro fuese uno de los „apóstoles superlativos” cuyo
prestigio aumentaba por posteriores visitantes de la iglesia de Corinto (2Co_11:5; 2Co_12:11)
y cuyo estatus que se sostenía fuese muy superior al de Pablo que era un simple
nadie en comparación con ellos. Aquellos visitantes predicaban una versión del
cristianismo no-paulina, o más bien un perversión, como Pablo lo refuta, hasta
tal punto que les denuncia como „falsos apóstoles” (2Co_11:13).
Pero aún si Pedro fuese uno de los „apóstoles superlativos” a cuya autoridad
ellos se referían, el no podía ser hecho responsable „evangelio diferente” de
ellos (2Co_11:4).
Un
paulinista (yo mismo he de ser considerado como tal) está siempre en el peligro
de infra valorar a Pedro. Por ejemplo cuando A.S. Peake en su discurso de
presidencia a la asamblea del Concilio nacional de iglesias independientes en
1928, en „La reunión de las iglesias cristianas”, él refirió a la silla romana
con estas palabras: „No tengo ningún deseo de robar a Pedro para pagar a Pablo
- Pedro de hecho no puede rendirlo - pero yo ciertamente no voy a robar a Pablo
para pagar a Pedro.”56 El paréntesis
- „Pedro no puede rendirlo” - provenían sin duda alguna naturalmente de un
devoto paulinista como Peak, pero aún si la silla romana estaba por encima de
todo en su mente, sus palabras hacen injusticia al Pedro histórico.
Un
impresionante tributo a Pedro hace el Dr. J.D.G. Dunn hacia el final de su „Unity
and Diversity in the New Testament” (Unidad y diversidad en el Nuevo
Testamento) Contemplando la diversidad en el canon del Nuevo Testamento, él
piensa sobre la compilación de este canon como un ejercicio en construir
puentes, z sugiere que „fue Pedro quien se convirtió en el punto de foco de la
unidad de la gran iglesia, pues Pedro fue probablemente un hombre puente en
hechos y efectos quien hizo más que nadie para mantener unida la diversidad de
la cristiandad del primer siglo”. 57Él piensa que Pablo y Jacobo a los
ojos de muchos cristianos estaban muy identificados con este y el otro extremo
del espectro para tener el papel que Pedro tuvo. La consideración de la
palabras muy pensativas del Dr. Dunn me condujeron a valorar más lo que Pedro
aportó a la iglesia primitiva, sin que disminuya mi estima de la aportación de
Pablo.
8.
Antioquía, Corinto y Roma
Hay tres
lugares en el mundo mediterráneo con los que el nombre de Pedro es asociado.
Antioquía y Corinto han sido ya mencionadas, la tercera ciudad es Roma.
Con
ninguno de estos tres Se ha relacionado a Pedro con la fundación de la iglesia;
pero el prestigio de su nombre era tal que estas tres iglesias le reclamaban
como su fundador apostólico - en colaboración con Pablo.
Por esto
en la constitución apostólica del cuarto siglo se dice que los dos primeros
obispos de Antioquía fueron Euodius, ordenado por Pedro, e Ignacio, ordenado
por Pablo. 58Estas dos ordenaciones son poco históricas, pero reflejan el
deseo de la iglesia de Antioquía de hacer lo máximo de los dos apóstoles,
quienes por más o por menos tiempo estuvieron presentes en sus principios.
Más
destacado aún es Dionisio, obispo de Corinto, escribiendo al obispo de Roma por
el año 170, refiriéndose a la iglesia de Roma, designa a Pedro y Pablo como
fundadores de la iglesia y hace la misma referencia respecto a su propia
iglesia: „porque los dos enseñaron juntos en este Corinto nuestro y fueron
nuestros fundadores”. 59Ciertamente
Pablo habría negado cualquier participación en la fundación de la iglesia de
Roma, de la cual él reconoce que „fue fundada por otro” 60(Rom_15:20), pero lo que hubiera pensado de la
sugerencia - hecho por un obispo de Corinto, ciertamente - que Pedro fuera el
co-fundador con él de la iglesia de Corinto cuesta imaginar.
La
vinculación de Pedro con la iglesia de Roma, esto no es únicamente un reclamo
de la iglesia de Roma desde los primeros días, también fue afirmado por hombre
de la iglesia de todo el mundo cristiano. En el NT se refleja en los saludos
enviados desde la iglesia a los lectores de 1ª Pedro (literalmente: de „ella”)
„la iglesia que está en Babilonia, juntamente elegido con vosotros..” (1Pe_5:13) - siempre cuando Babilonia sea un
nombre codificado para Roma, lo cual es muy probable .61
El evangelio
parece haberse asentado antes de la expulsión de los judíos de la capital
mediante el edicto de Claudio por el año 49. Los amigos de Pablo Priscila y
Aquila, que fueron expulsados por ese tiempo, parecen haber sido cristianos
antes de conocer a Pablo en Corinto al año siguiente. Cuando Claudio fallece en
el año 54 62 el edicto de expulsión
se convierte en papel mojado.: Los judíos son rápidamente tantos como siempre
habían sido. Mientras la comunidad cristiana de Roma, comprendiéndose de
iglesias de judíos, de gentiles y probablemente de mixtas en hogares crecía y
florecía por el tiempo en que recibían la carta de Pablo. En el año 57.
Una
visita de Pedro a Roma (quizás acompañado de Marcos) habría ayudado a dar
nuevos ánimos a los cristianos en la capital cuando revivió tras el edicto de
expulsión. No disponemos de evidencias directas para esta suposición, pero una
visita de estas características ha sido postulada por diferentes eruditos por
diferentes motivos. El docente de Bampton de 1913 pe., argumentaba firmemente
que la breve visita de Pedro a Corinto (implícita en 1ª Corintios) se realizó
cuando este se encontraba de paso hacia Roma para ayudar a la reconstrucción de
la iglesia, después de haber recibido noticias de la muerte de Claudio en
octubre del año 54. T. W. Manson en su examen de los comienzos del evangelio
según Marcos lo interpretó de la siguiente manera:
Si Pedro
visitó Roma entre los años 55 y 66, si Marcos fue entonces su interprete, si
después de la partida de Pedro Marcos redactó - por solicitud de los oyentes
romanos - una memoria de lo que Pedro les había hablado; entonces los puntos
esenciales para la prueba serían todos satisfechos. 63
Por mi
parte, prefiero relacionar la redacción del evangelio según Marcos con la
persecución de los cristianos de Roma a la que sucedió el gran fuego de Julio
del año 64.64 Esta es la persecución
que ofrece una aceptable ubicación en la vida (Sitz im Leben) para el único
indubitable suceso relacionado con Pedro en Roma - su muerte allí. Este evento
ha de considerarse justamente indubitable porque, con las palabras de Hans
Lietzmann:
Todas
las fuentes tempranas sobre el año 100 son fácilmente claras e inteligibles, y
coinciden con su mutuo contexto histórico, si aceptamos que estas nos sugieren
- nominalmente, que Pedro permaneció en Roma y murió como mártir allí.
Cualquier otra hipótesis recordando la muerte de Pedro apilaría dificultad
sobre dificultad y no tendría el soporte de ningún documento.65
La
pretensión de que Pedro y Pablo fueran co-fundadores de la iglesia de Roma -
comprobado, como hemos visto por Dionisio de Corinto - es más original que la
pista que podemos seguir sobre la sucesión de los obispos de Roma, que es
primeramente testificada en Irineo, pero podría seguirse atrás hasta Egesipo66.
Estrictamente hablando, Pedro no fue más fundador de la iglesia de Roma que lo
fue Pablo, pero en Roma como en cualquier otra parte cuando un apóstol era
relacionado con los comienzos de una iglesia era inevitablemente considerado
también como su fundador.
La
edificación de la basílica de San Pedro por Constantino en el monte de el
Vaticano está fundado en la creencia de que el cuerpo de Pedro se encuentra
enterrado allí - una creencia que remonta a los años 180, cuando el presbítero
romano Gaius decía que él podía señalar „el trofeo” de Pedro o el monumento
funerario en el montículo del Vaticano.67 El actual monumento al que se refería Gaius
posiblemente fue descubierto a lo largo de unas excavaciones anexos a la
basílica de San Pedro en 1941. Un simple edículo comprendido de tres nichos en
cuya dirección Constantino hizo edificar la basílica. En el caso de que el
monumento sea del mismo periodo (parece muy probable) como un pequeño acueducto
en su inmediación, entonces podría ser datado en el mismo tiempo de Marcos
Aurelio cuyo nombre está estampado en los ladrillos del canal - quizás antes de
su ascensión al principado en el año 161, desde que fue designado César y no
Augusto.68
El lugar
que compite por el sepulcro de Pedro (junto al de Pablo) cerca de Memoria
Apostolorum ad Catacumbas, en la Vía Apia no ha de dejarse sin atención. 69No
podemos discutir aquí los respectivos argumentos para los dos lugares, pero aún
en su rivalidad las dos confirman juntas la antigüedad de la tradición sobre la muerte de Pedro y su
entierro en Roma.
9. „Sobre
esta roca”
Cuando
Pedro fue nombrado como „La roca”, no se podía estar seguro de qué clase de
roca trataría. Hay un oráculo en el libro de Isaías que sugiere que la una y
misma piedra presta un firme refugio en tiempos de inundaciones y puede
convertirse en una „piedra de ofensa y roca de tropiezo” para todos aquellos
quienes pasan por ella (Isa_8:14). De
esa manera en el mismo contexto el primer evangelista representa a Jesús
hablando a Pedro, „sobre esta roca edificaré mi iglesia” y „serás un obstáculo
(skandalon) en mi camino” (Mat_16:18,
Mat_16:23). Pedro traía consigo ser
una piedra de tropiezo o una roca de fundación. 70 Gracias a la
intercesión que su maestro hizo por él en la hora crítica, él fortaleció a sus
hermanos y se hizo la roca de estabilidad y un punto de unidad.
Referencias
(1
a 70 del cap. 06 notas)
Mat_10:1 ss; Mar_3:14; Luc_6:13; Joh 6:6 7, 7
Una
vez en Mat_10:2) otra vez en Mar_6:30); repetidamente en Lucas y los
Hechos; jamás en Juan (apostolos en Joh_13:16 tiene el significado general
de „alguien que es enviado
Para el
reciente debate de la palabra en Hebreos véase C.K. Barret, „Ahaliah and
Apostle”, en Donum Gentilicium: New Testament Studies in Honour of David Daube,
de. E. Bammel, C.K.Barrett and W.D.Davies (Oxford, 1978), pág. 88-10
La única
excepción es la doble referencia a Pablo y Bernabé como apostoloi en Hch_14:4, Hch_14:14,
quizás por haber sido enviados desde la iglesia de Antioquía (Hch_13:3
Este
tipo de medidas no se tomaron cuando Jacobo, hijo de Zebedeo fue ejecutado (Hch_12:2) Jacobo, siendo fiel hasta su muerte,
llevó su apostolado hasta la vida del siglo venidero, cosa que Judas a causa de
su traición manifiestamente no hizo
Para el
estudio de las diferentes presentaciones de Pedro en los 4 evangelios véase
R.E. Brown, K.P. Donfried, J.Reumann (ed.), Peter in the New Testament (New
York, 1973), pp 57-147
„Symeon”
en Hch_15:14 (véase nota al pie n° 49
Para esta sugerencia R.Eisler, The Messiah Jesus and John the Baptist
(Londres, 1931) pp 252 siguientes. Los baryonim o biryonim eran renegados y terroristas, según el TB
Gittín 56a ellos lograron el control del templo durante la primera revuelta
contra Roma, bajo el liderazgo de un tal Abba Siqera
El
narrador adjunta: „lo que significa Pedro (petros). El griego común diría al
equivalente de c-efa la palabra femenina petra pero cuando se trata del nombre
de un hombre, entonces ha de darse la forma masculina petros
Cf. J.
A. Fitzmyer, „Cefa arameo y el nombre de Pedro en el Nuevo Testamento” en texto
e interpretación: Estudios en el Nuevo Testamento presentados a Matthew Black,
de. E.Best and R. McL. Wilson (Cambridge, 1979, pp. 121-132.
Cf. E.
G. Kraeling, Los Papiros del museo de Brooklyn (New Heaven, 1953) p. 227 (texto
8, renglón 10
B.H.
Streeter, La iglesia primitiva, (London, 1929) p.
Mat_28:16-20; Luc_22:28-30; Luc_24:44-49; Jua_17:18;
Jua_1:1-23. Vease p. 29 n. 4
O
deseaba refutar la insistencia marcionita sobre el apostolado solitario de
Pablo, o quería negar el estatus canónico de los volúmenes de los „Hechos”
apostólicos, los cuales estaban proliferando en la segunda mitad del segundo
siglo
Esta es
ciertamente una posible traducción de su título griego: „Praxeis Apostolw
Vease
p.12 n.
G.D.
Kilpatrick, „Gal_1:18 „istorhsai khfan”, en ensayos del Nuevo Testamento ... En
memoria de T.W. Manson, de. A.J.B. Higgins (Manchester, 1959) pp. 144-149; W.D.
Davies, „El asentamiento del Sermón del Monte” (Cambridge, 1964) pp. 453-455,
también en los comentarios sobre Gálatas ad loc
Gal_1:11-1
Según Hch_9:27 es Bernabé quien habló primero a los
apóstoles como Pablo vio y escuchó al Seño
Jacobo,
el hermano del Señor, véase pp. 82 s
La
historia sobre la negación de Pedro se atribuye a una tradición anti-Pedro de
G. Klein. „Die Verleugnung des Petrus”, YTK 58 (1961), pp. 285-328, reimpreso
en) pp. 49-98. E. Linnemann, criticando la tesis de Klein trata la historia
como una individualización de la negación de todos los discípulos, „Die
Verleugnung des Petrus”, ZTK 63 (1966), pp. 1-32, reimpreso en „Studien zur
Passionsgechichte (Göttingen, 1970), pp. 70-108. Klein defiende su tesis hasta
el fin en „Die Berufung des Petrus”, ZNW (1967), pp. 1-44, reimpreso en
„Rekonstruktion und Interpretation, pp 11-4
Este
tema es retomado en la exhortación a los co-ancianos en 1Pe_5:1-
Cf. G.W.H. Lampe, „St. Peter’s Denial”, BJRL 55 (1972-73), pp. 346-386
Cf. M Schneckenberger, Über den Zweck der Apostelgeschichte (Bern,
1841), pp. 52-55; R.B. Rackham, The Acts of the Apostles, (London, 1901) pp.
xlvii-xli
A. Harnack, The Acts of the Apostles, E.T. (London, 1909), pp.
179-195; cf. J.Dupont, The sources of Acts, E.T. (London, 1964), pp. 33-61
El
relato de Lucas sobre el enfrentamiento entre Pedro y Simón el mago (Hch_8:18-24) proporciona el arquetipo para
posteriores descripciones de enfrentamientos entre los dos, como en los Hechos
de Pedro (4 ss.) Y los escrito pseudo Clementinos (Recognitions 1:71 ss.
Milies 16:1ss.) Ver p. 110 s. notas 54, 56 y 58
Vease
pp. 5
Cf.
Mishna, tratado Bikkurim 3:4; Sotah 7:
Vease pp
53s., Indiferentemente de lo que Lucas haya querido implicar, Pablo no hace
ninguna distinción cuando relata cómo él perseguía a la „iglesia perseguida
Vease pp
82, 8
Cf.
G.Ogg, The Chronology of the life of Paul (London, 1968), pp. 56 s. Por el
punto de vista (preferible, según mi opinión) que los catorce años indican el
tiempo desde su conversión
Vease p.
84 nº 7, probablemente es solamente nada más que coincidencia que en el orden
de las epístolas católicas sean las de Santiago, Pedro y Juan en ese mismo
orden
C.f. C.K. Barrett „Paul and the Pillar Apostles” en Studio Paulina in
honorem J. de Zwaan, de. J.N. Sevenster and W.C. Van Unnik (Haarlem, 1953, pp.
1-1
C.F. E. Dinkler, „Der Brief an die Galater”, en Verkündigung und
Forschung (1953-1955) pp 182 f. „Die Petrus-Rom-Frage” Theologische Rundschau
25 (1959), p. 198
C.F. G.
Klein, „Gal_2:6-9) und die Geschichte
der Jerusalemer Urgemeinde”, ZTK 57 (1960) pp. 275-295, reeditado en
Rekonstruktion und Interpretation”, pp 99-128
Incluso
entre Pablo y los que polemiza en Galatas, así dice J.D.G. Dunn, „lo que
emanaba ... No era la tradicional formula del evangelio, pero si la
interpretación de Pablo acerca de éste” (Unity and Diversity in the New
Testament (London, 1977), p. 66) - no las bases fundamentales, pero los
términos mediante ellos recibirían su eficacia salvadora. Vease también G.
Howard. Pablo: Crisis in Galatia (Cambridge, 1979), pp. 20-45. del evangeli
W.
Smithals coincide en que Pablo anhelaba establecer contacto con los hombres
temerosos de Dios de todos los lugares, pero niega que predicase en sinagogas
para tal fin. El informe sobre su ministerio en las sinagogas son meramente
construcciones de Lucas (Paul and James, E.T. [London, 1965], pp 60 ss.)
Cf. C.J. Hemer, „The Adress of 1 Peter”, The Expository Times 89
(1977-78), pp 239-243
La
epístola incluye una exhortación sobre la vida cristiana en un a sociedad
pagana, aplicable a nuevos convertidos en el momento de su bautismo ( 1Pe_1:3-1Pe_4:11), seguido de una estimulación frente a la
persecución (1Pe_4:12-1Pe_5:11). Antes, sufrir por motivos de la
justicia es mencionado como producto de una remota casualidad (1 Pe 3:13); en
los tiempos posteriores, el sufrimiento por profesar el cristianismo es una
inminente realidad (1Pe_4:16). Un
entorno vital („Sitz im Leben”) adecuado sería el surgir de la persecución de
los cristianos romanos en el año 64/65 d.C. Por el que se debía contar que „la
misma experiencia del sufrimiento” sería „requerido para toda la hermandad por
todo el mundo” (1Pe_5:9). La epístola
ha sido remitida en el nombre de Pedro (1Pe_1:1)
mediante la mano de Silvano (1Pe_5:12)
Esto es
conocido por un campeón de la ortodoxia como Sir Robert Anderson. Refiriéndose
a Mat_28:19 éste escribió: „El hecho
de que la comisión grabada en palabras muertas permaneciera es falsamente usado
para desacreditar la autenticidad de esas palabras. El que la comisión no fue
llevada a cabo por los apóstoles está claro para cualquier estudiante de los
Hechos” (The Buddha of Christendom [London, 1899], p. 270). El preveyó el
cumplimiento de esta comisión en un día futuro. (Vease p.15 n. 1
La
variante de lectura tina, „alguien” (P46 etc.) Para tinas, alguna gente”, se
explica mejor como „el resultado de la supervisión escritural” (B.M. Metzger, A
Textual Commentary On The Greek New Testament _[London/New York, 1971] p. 592)
Cf. T.W. Manson, „The Problem of the Epistle to the Galatians”, BJRL
24 (1940), pp. 69-72, reeditado en Studies in the Gospels and Apostles
(Manchester, 1962), pp. 178-181
Josefo,
Ant. 20.102
Cf. R. Jewett, „The Agitators and the Galatian Congregation”, NTS 17
(1970-71), pp. 198-212
Contra
Marción 1:2
Contra
Marción 4.3
Cf. D.W.
Robinson, „The Circumcision of Titus and Paul’s ‘Liberty’”, Australian Biblical
Review 12 (1964), pp. 40 s.; D.R. Catchpole, „Paul, James and the Apostolic
Decree”, NTS 23 (1976-77), pp. 442 s. Señalando que Pablo no pronuncia ninguna
crítica a Jacobo en Gálatas 2:11 ss., G. Howard se aventura con la conjetura
„que Jacobo comprendió el evangelio de Pablo mejor que Pedro y de hecho estaba
más cerca de Pablo en teología que de Pedro” (Paul: Crisis in Galatia, p. 79).
Vease p.
37 n. 55
Pablo
mismo apenas podía haber argumentado a favor de la libertad del evangelio más
poderosamente que Pedro en Hch_17:7-11;
imponer a los gentiles convertidos condiciones que Dios no había requerido las
describe Pedro como „tentar a Dios” - un lenguaje similar al que se usa en el
caso de Ananías y Safira (Hch_5:9).
El comentario en la exposición de Pedro influyó en la toma de decisión en el
Concilio se invalidaría si del versículo 13 en adelante, Lucas recibe de otra
fuente que describe un encuentro posterior, (sirviendo el versículo 12 como
lazo de transición. El encuentro descrito en los versos 6-11 sería el de Gal_2:1-10; para una sola cosa manejaron dos
diferentes publicaciones, ver p. 97, n. 31
K.Lake, The Earlier Epistels of St. Paul (London, 21914), p.
116
El
decreto es propuesto por Jacobo en Hch_15:20
e incorporado en la carta apostólica en Hch_15:28
s. (véase nota al pie n° 12). En Hch_21:25
Pablo es recordado cuando visita Jerusalén la último vez
M.Henge, Victory over violence, E.T. (London, 1975), p. 87
1Co_3:5 s.; Hch_18:27 s. Ver p. 59 ss
1Co_8:1-12; 10:14-33 (cf. Rom_14:1-Rom_15:3)
Cf. C.K. Barrett, „Things Sacrified to Idols”, NTS 11 (1964-65), pp.
138-153, especialmente pp 149 ss
A.S. Peake, Plain Thoughts on Great Subjects (London, 1931), pp. 43 ss
J.D.G. Dunn, Unity and Diversity in the New Testament (London, 1977),
p. 385 (his italics). La calidad de „construcción de puentes” del canon es ilustrada por el
hecho que en 2ª Pedro, generalmente comprendida como más reciente documento del
canon, Pedro aparece como un testimonio personal de la divinidad de Jesús como
Hijo de Dios ( 2Pe_1:16-18) y „como
una autoridad quien es capaz de corregir las misinterpretaciones de Pablo ( 2Pe_3:14-16)” (R.E.Brown, etc., Pedro en el
Nuevo Testamento [New York, 1973], p. 17). Sobre Pedro véase también F.J.
Foakes-Jackson, Peter: Prince of Apostles (London, 1927) y O.Cullmann, Peter:
Disciple - Apostle - Martyr, E.T. (London, 21962)
Constituciones
apostólicas 7.46
Eusebio,
Hist. Eccl. 2.25.8
La
expresión: ep allotrion qemelion, no necesariamente implica
que Pablo tuviese a alguien en particular en mente con es „otro hombre
Varias
consideraciones descartan Babilonia del Eufrates. Algún argumento se ha
presentado a favor del asentamiento militar romano en Babilonia del Nilo (Cairo
antiguo); cf. G.T.Manley, „Babylon on the Nile”, EQ 16 (1944), pp. 138-146
G. Edmunson, The church in Rome in the first Century (London, 1913),
pp. 80, 84. La
primera iglesia de Roma prácticamente desapareció a causa del edicto de la
expulsión de los judíos por Claudio por el año 49 (véase p. 67
„The foundation os the synoptic Tradition: (2) The Gospel of Mark”,
BJRL 28 (1944), pp. 119-136 (especialmente p. 131), reeditado en Studies in the
Gospels and Epistels (Manchester, 1962), pp. 38-45 (especialmente p. 40).
Cf. C.H. Dodd, About the Gospels (Cambridge, 1950), pp. 1 s.; F.F.
Bruce, „The Date and Character of Mark”, en Jesus and the Politics os his Day,
de. E.Bammel
(Cambridge, está siendo editado)
Petrus und Paulus in Rom (Berlin, 21927), p. 238
Ireneo,
Against Heresies 3.3.1-3; Para Egesipo véase Eusebio, Hist. Eccl. 4.22.3
Eusebio,
Hist. Eccl. 3.25.7
Cf. J.M.C. Toynbee y J.B. Ward-Perkins, The Shrine of St. Peter and
the Vatican Excavations (London, 1956); E. Kirschbaum, The Tombs of St. Peter
and St. Paul. E.T. (London, 1959); G.F. Snyder „Survey and ‘New’ Thesis on the
Bones of Peter”, The Biblical Archeologist 32 (1969), pp. 2-24
Vease H. Chadwick, „St. Peters and St. Paul in Rome: The Problem of
the Memoria Apostolorum ad Catacumbas”, JTS n.S. 8 (1957), pp 31-52
Cf. O. Cullmann, „L’apotre Pierre instrument du diable et instrument de Dieu; la place de Mat_16:16-19 dans la tradition primitive” en New Testament Essays ... In memory of T.W. Manson, de. A.J.B. Higgins (Manchester, 1959), pp. 94-105