Ahora, hermanos, oren por nosotros para que las enseñanzas del Señor continúen dándose a conocer y para que la gente respete esas enseñanzas, así como lo hacen ustedes.
Oren también para que siempre estemos protegidos de la gente mala y perversa, porque no todos tienen fe en el Señor. El Señor es fiel para darles fortaleza y protección contra el mal. Confiamos en que ustedes hacen ahora lo que les decimos y que continuarán haciéndolo. Que el Señor los ayude a entender el amor de Dios y la paciencia de Cristo.