El Papa Francisco invitó a un grupo de hombres biológicos que se identifican como mujeres trans a una comida en el Vaticano durante la Jornada Mundial de los Pobres de la Iglesia Católica. En el evento participaron alrededor de 1.000 personas, en su mayoría pobres y sin hogar.
Este gesto del Papa gana protagonismo, sobre todo después de recientes señales de que está considerando formas alternativas de bendición para las uniones LGBT, además de que el Vaticano indicó que las personas trans pueden ser bautizadas y actuar como padrinos.
Por el contrario, en Estados Unidos, un obispo conservador, Joseph E. Strickland, conocido por ser un duro crítico de Francisco, fue despedido inmediatamente después de una investigación. Strickland afirmó públicamente que el Papa estaba implementando un "programa que socava el Depósito de la Fe".
El almuerzo con el grupo de hombres trans tuvo lugar durante la Jornada Mundial de los Pobres, siendo muchos de los invitados inmigrantes que recurren a la prostitución como medio de subsistencia. La estrecha relación entre el Papa y estos hombres trans comenzó cuando Francisco ofreció ayuda humanitaria durante la pandemia de COVID-19.
El Vaticano les proporcionó transporte para que fueran vacunados antes que otros italianos y siguen ocupando asientos destacados durante las audiencias generales mensuales. Además, reciben asistencia periódica, incluidos medicamentos, dinero y productos de higiene.
Andrea Paola Torres López, un colombiano que se identifica como trans, compartió: “Antes nos cerraban la iglesia. No nos veían como personas normales, nos veían como el diablo. Entonces llegó el Papa Francisco y se nos abrieron las puertas de la Iglesia”.
Carla Segovia, que se prostituye cerca de Roma, expresó su gratitud diciendo: “Nosotros, las personas transgénero aquí en Italia, nos sentimos un poco más humanos porque el hecho de que el Papa Francisco nos acerque a la Iglesia es algo hermoso. Necesitamos un poco de amor”.