Porque el tiempo si esta cerca - Introducción


El que fuera primer ministro inglés, Winston Churchill, una vez describió a la antigua Unión Soviética como “un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma”. Muchos cristianos consideran el libro de Apocalipsis casi de la misma manera. Desconcertados por su místico simbolismo e impresionantes imágenes, muchos creyentes y muchos líderes de la iglesia eluden el estudio serio del libro. Tal falta de visión priva a los creyentes de las bendiciones que el libro promete a quienes lo leen con diligencia (Apo_1:3; Apo_22:7).

Los que pasan por alto Apocalipsis se pierden un rico tesoro de la verdad divina. Apocalipsis ofrece una elevada perspectiva de la Palabra inspirada de Dios. Reclama por sí mismo la inspiración divina (Apo_1:2), y 278 de sus 404 versículos aluden a pasajes del Antiguo Testamento. Apocalipsis revela a Dios el Padre en toda su gloria y majestad, describiéndolo como:

santo (Apo_4:8)

verdadero (Apo_6:10)

omnipotente (Apo_4:11)

sabio (Apo_7:12)

soberano (Apo_4:11)

eterno (Apo_4:10)

Apocalipsis también ofrece detalles de las profundidades del pecado del hombre. A pesar de sufrir el último derramamiento del juicio devastador de Dios sobre la humanidad incrédula, las personas endurecerán su corazón y no querrán arrepentirse. Las Escrituras no tienen un resumen más claro de la redención que el de Apo_1:5 : “Jesucristo… nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”.

Algunos que estudian Apocalipsis buscan ante todo evidencia que respalde sus propias opiniones acerca de los postreros tiempos. Sin embargo, Apocalipsis enseña mucho más que profecía. Si bien el libro es una rica fuente de verdad sobre los postreros tiempos, Apocalipsis describe también la victoria final de Cristo sobre Satanás, reseña el establecimiento político final del mundo y relata la carrera del último anticristo. También habla del arrebatamiento de la iglesia (Apo_3:10) y el tiempo de siete años de la tribulación. Explica los tres años y medio de la gran tribulación (Apo_7:14), la Segunda Venida de Cristo, la batalla culminante de Armagedón, los mil años del reino terrenal de Jesucristo, el juicio final ante el gran trono blanco, el estado final de los incrédulos en el infierno (el lago de fuego) y de los redimidos en el cielo nuevo y la tierra nueva.

Pero el libro de Apocalipsis es sobre todo la “revelación de Jesucristo” (Apo_1:1). Describe a Jesús con muchos títulos. (Véase la página siguiente).

Apocalipsis también afirma la plena deidad de Jesucristo. Él posee los atributos de Dios, que incluyen soberanía (Apo_1:5), eternidad (Apo_1:17-18) y el derecho de juzgar quién vive y quién muere (Apo_1:18; Apo_2:23). Él también recibe adoración (Apo_5:13) y reina desde el trono de Dios (Apo_22:1; Apo_22:3). Apocalipsis afirma su igualdad de esencia con Dios el Padre al aplicar a Jesucristo los pasajes del Antiguo Testamento que describen a Dios.

LOS NOMBRES DE JESUS EN APOCALIPSIS

El testigo fiel (Apo_1:5)

El primogénito de los muertos (Apo_1:5)

El soberano de los reyes de la tierra (Apo_1:5)

El Alfa y la Omega (Apo_1:8; Apo_21:6)

El primero y el postrero (Apo_1:17)

El que vivo (Apo_1:18)

El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro (Apo_2:1)

El que tiene la espada aguda de dos filos (Apo_2:12)

El Hijo de Dios (Apo_2:18)

El “que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido” (Apo_2:18)

El “que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas” (Apo_3:1)

El “Santo, el Verdadero” (Apo_3:7)

El “que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre” (Apo_3:7)

El Amén, el testigo fiel y verdadero (Apo_3:14)

El principio de la creación de Dios (Apo_3:14)

El León de la tribu de Judá (Apo_5:5)

La raíz de David (Apo_5:5)

El Cordero de Dios (Apo_5:6; Apo_6:1; Apo_7:9-10; Apo_8:1 y otros)

El “Señor, santo y verdadero” (Apo_6:10)

El llamado “Fiel y Verdadero” (Apo_19:11)

El Verbo de Dios (Apo_19:13)

Rey de reyes y Señor de señores (Apo_19:16)

Cristo (Mesías), reinando en la tierra con sus santos glorificados (Apo_20:6)

La raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana (Apo_22:16)

Lejos de ser un libro misterioso e incomprensible, el propósito de Apocalipsis es revelar la verdad. El título en el primer versículo, “La revelación de Jesucristo”, presenta precisamente este hecho. Incluso la palabra griega traducida como “Apocalipsis” puede traducirse “un descubrimiento” o “una manifestación”. Se emplea en el Nuevo Testamento para referirse a la revelación de la verdad espiritual (Rom_16:25), la revelación de los hijos de Dios (Rom_8:19) y de la manifestación de Cristo tanto en la primera (Luc_2:32) como en la segunda (2Ts_1:7; 1Pe_1:7) venida. En cada caso, la palabra describe algo o a alguien antes oculto, pero ahora hecho visible.

Apocalipsis revela verdades acerca de Jesucristo, y pone en claro características de la profecía de la que solo hay referencia indirecta en otros libros de la Biblia. Esta claridad se opaca de vez en cuando por un rechazo de la interpretación literal en favor de un enfoque alegórico o espiritual. Tal enfoque trata de poner el relato de Apocalipsis en el pasado o en el presente, en vez de ponerlo en el futuro. Pero una vez que se rechaza el sentido del texto, los lectores quedan a su propia imaginación y se pierden las verdades de este libro en un laberinto de las invenciones humanas. Como veremos a través de nuestro estudio, el enfoque literal provee la interpretación más correcta de esta parte inspirada de las Escrituras.

EL AUTOR

Cuatro veces en Apocalipsis el autor se identifica como Juan (Apo_1:1; Apo_1:4; Apo_1:9; Apo_22:8). Hasta el siglo III, la iglesia primitiva afirmó unánimemente que era Juan, el hijo de Zebedeo, uno de los doce apóstoles y autor del Evangelio según Juan y las epístolas de Juan.

Escribiendo a principios del siglo II (c. 135 d.C.) Justino Mártir declaró: “Hubo un cierto hombre con nosotros, cuyo nombre era Juan, uno de los apóstoles de Cristo, quien profetizó, por una revelación que le fue dada, que los que creyeron en nuestro Cristo morarían mil años en Jerusalén; y que de allí en adelante tendría lugar la resurrección general y eterna y el juicio de todos los hombres”.1 Como Justino vivió en Éfeso, una de las siete iglesias mencionadas en Apocalipsis, su testimonio es muy importante.

Más o menos del mismo tiempo que Justino (c. 100-150 d.C.) es el escrito gnóstico conocido como el apócrifo de Juan. Este cita Apo_1:19, y lo atribuye a Juan el hermano de Jacobo e hijo de Zebedeo.2

Otra confirmación del siglo II de que el apóstol Juan escribió Apocalipsis viene de Ireneo. Él introdujo una serie de citas del Apocalipsis con la declaración: “También Juan, el discípulo del Señor, cuando presenciaba el sacerdotal y glorioso advenimiento de su reino, dice en el Apocalipsis”.3 Las palabras de Ireneo son valiosas porque él era oriundo de Esmirna, otra de las siete iglesias a las que Juan dirigió Apocalipsis. Es interesante ver que cuando era niño, Ireneo había sido discípulo de Policarpo, que a su vez había sido discípulo del apóstol Juan.

Escribiendo también en el siglo II, Clemente de Alejandría observó que fue Juan el apóstol que había estado desterrado en Patmos.4 Es obvio que era el Juan que había sido desterrado a Patmos el que escribió Apocalipsis (Apo_1:9).

Otro testimonio de la paternidad literaria del apóstol Juan del Apocalipsis viene de Tertuliano (Contra Marción, 3.24), Orígenes (De Principiis, 1.2.10; 1.2.7), Hipólito (Tratado sobre Cristo y el anticristo, 36), y Victorino, autor de un comentario sobre el Apocalipsis del siglo III (en su comentario sobre Apo_10:3).

El fuerte y firme testimonio de la paternidad literaria del apóstol Juan afianza los reclamos propios del libro y confirma claramente su mano en la redacción.

FECHA

Las dos opciones principales que se han propuesto como fechas para Apocalipsis son: durante el reinado de Nerón (c. 68 d.C.), o de Domiciano (c. 96 d.C.). La fecha más temprana la sostienen fundamentalmente los que adoptan la interpretación preterista de Apocalipsis. Esta se basa mayormente en intentar relegar su cumplimiento profético totalmente al período antes de la destrucción de Jerusalén en 70 d.C. Los que sostienen la fecha más temprana ven en la destrucción de Jerusalén la profetizada Segunda Venida de Jesucristo en su primera fase. Sin embargo, apenas hay evidencia externa para esta fecha más temprana.

Por otra parte, la iglesia primitiva sostuvo ampliamente la opinión de que el apóstol Juan escribió Apocalipsis casi al final del Imperio de Domiciano. Ireneo, el padre de la iglesia del siglo II, escribió: “Sin embargo, no correremos el riesgo de pronunciar afirmativamente en lo que respecta al nombre del anticristo; porque si hubiera sido necesario que su nombre se revelara claramente en este tiempo presente, hubiera sido anunciado por aquel que contempló la visión apocalíptica [el libro de Apocalipsis]. Porque no hace tanto tiempo de que fue vista, sino casi en nuestro tiempo, hacia el fin del Imperio de Domiciano”.5 Los padres de la iglesia Clemente de Alejandría, Orígenes, Victorino, Eusebio y Jerónimo también afirman que se escribió Apocalipsis durante el Imperio de Domiciano. El testimonio de la iglesia primitiva de que se escribió Apocalipsis durante el reinado de Domiciano es difícil de explicar si se escribió en una fecha más temprana.

Se escribió Apocalipsis durante un tiempo en el que la iglesia estaba sufriendo persecución. Juan había sido desterrado a Patmos; al menos un creyente ya había sufrido martirio (Apo_2:13), y en el horizonte se avecinaba más persecución (Apo_2:10). La condición de las siete iglesias a las que Juan dirigió Apocalipsis también ofrece argumentos a favor de una fecha posterior. Como se ve en Efesios, Colosenses, y 1 y 2 Timoteo, esas iglesias estaban espiritualmente saludables a mediados de los años sesenta, cuando Pablo por última vez sirvió en aquella región. Sin embargo, para el tiempo que se escribió Apocalipsis, esas iglesias habían sufrido una seria decadencia espiritual. Tal decadencia debió producirse en un período de tiempo más largo que la breve etapa entre el final del ministerio de Pablo en Asia Menor y el fin del dominio de Nerón.

Una razón final para preferir la fecha más tardía (95-96 d.C.) para Apocalipsis es el tiempo de la llegada de Juan al Asia Menor. Según la tradición, Juan no salió de Palestina hacia Asia Menor hasta la época de la revuelta judía contra Roma (66-70 d.C.) Ubicar el escrito de Apocalipsis durante Nerón no daría tiempo suficiente para que el ministerio de Juan llegara a un punto en el que los romanos hayan sentido la necesidad de desterrarlo.

El peso de la evidencia favorece claramente la fecha de la redacción de Apocalipsis a mediados de los noventa, casi al final del Imperio de Domiciano. Esto es de importancia fundamental, porque elimina la posibilidad de que las profecías en Apocalipsis se cumplieran en la destrucción de Jerusalén en 70 d.C.

INTERPRETACION

Se han tomado cuatro perspectivas fundamentales para interpretar Apocalipsis. El método preterista ve a Apocalipsis no como una profecía futura, sino como un registro histórico de sucesos en el Imperio Romano del primer siglo. El punto de vista preterista pasa por alto los reclamos del libro mismo de que es una profecía (Apo_1:3; Apo_22:7; Apo_22:10; Apo_22:18-19). Es obvio que la Segunda Venida de Cristo descrita en el capítulo 19 no ha ocurrido todavía. El punto de vista preterista requiere que uno vea las palabras acerca de la Segunda Venida de Cristo como cumplidas en la destrucción del templo en el 70 d.C., aunque Él no apareció en esa oportunidad.

El método historicista describe Apocalipsis como un registro de la historia de la Iglesia desde los tiempos de los apóstoles hasta el presente. Los intérpretes historicistas recurren a veces a la alegorización del texto a fin de hallar en él los diversos acontecimientos históricos que creen que el texto describe. Este método subjetivo ha dado origen a una complejidad de interpretaciones conflictivas de los reales acontecimientos históricos en Apocalipsis.

El método idealista ve descrita en Apocalipsis la batalla sin fin entre el bien y el mal que tiene lugar en cada etapa. Según esta opinión, Apocalipsis no es un registro histórico ni una profecía. Si se lleva a su conclusión lógica, este punto de vista desvincula Apocalipsis de cualquier realidad de los acontecimientos históricos actuales. El libro se reduce a una colección de mitos ideados para comunicar la verdad espiritual.

ESCUELA DE INTERPRETACIÓN

ENFOQUE BÁSICO SOBRE APOCALIPSIS

 

 

Preterista

Cree que se cumplieron los sucesos de Apocalipsis empezando en 70 d.C. con la destrucción de Jerusalén por los Romanos.

Historicista

Considera Apocalipsis como una visión general de la historia de la Iglesia, describiendo varias épocas de persecución y tribulación.

idealista

Interpreta Apocalipsis simbólicamente, como una descripción no literal de la batalla entre Dios y las fuerzas satánicas del mal.

Futurista

Entiende Apo_4:1-11—22 como un relato profético de acontecimientos futuros reales, enfocado especialmente en el fin de esta era. Este punto de vista es el resultado natural de una lectura sincera del libro.

         • LOS CUATRO PRINCIPALES PUNTOS DE VISTA SOBRE APOCALIPSIS

El método futurista ve los capítulos 4—22 como predicciones de personas y acontecimientos aún por venir en el futuro. Solo este enfoque permite que se interprete Apocalipsis siguiendo el mismo método literal usado en el resto de las Escrituras. Los otros tres métodos se ven a veces obligados a recurrir a alegorizaciones o espiritualizaciones del texto para sostener sus interpretaciones. El método futurista hace justicia al reclamo de Apocalipsis como profecía.

Otros métodos dejan el significado de Apocalipsis a la opinión humana. El método futurista toma el significado del libro como Dios lo dio. Al estudiar Apocalipsis, tomaremos este sencillo punto de vista y aceptaremos lo que las palabras dicen.

Como señalamos en la página 321, el libro de Apocalipsis merece proclamación inmediata porque el tiempo sí está cerca. Tal como dijo el ángel a Juan en el último capítulo de Apocalipsis: “No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca” (Apo_22:10). Y por eso estudiamos la futura venida de Cristo, una venida que Jesús mismo dice que es inminente (Apo_22:7; Apo_22:12; Apo_22:20).