Israel libra una guerra en seis frentes

Israel está librando "una guerra en seis frentes" y no podrá conseguir una victoria sin ayuda de sus aliados, con EE.UU. a la cabeza, estima el periodista Thomas Friedman, especializado en el conflicto palestino-israelí, en un artículo para The New York Times publicado este miércoles.
El autor alude a la Guerra de los Seis Días de 1967, cuando el Estado hebreo logró derrotar en un breve período de tiempo a una coalición árabe, principalmente a los ejércitos de Siria, Egipto y Jordania. "Hoy, si lo miran de cerca, verán que Israel está librando una guerra en seis frentes", señala. 
"Esta guerra se libra a través de actores no estatales, Estados naciones, redes sociales, movimientos ideológicos, comunidades de Cisjordania y facciones políticas israelíes. Pero una cosa está muy clara para mí: Israel no puede ganar esta guerra de seis frentes solo. Únicamente podrá hacerlo si Israel y EE.UU. forjan una alianza global", vaticina. 
Friedman aclara cuáles son los seis frentes mencionados: 
el movimiento radical palestino Hamás en la Franja de Gaza y sus alrededores; 
los movimientos considerados como fuerzas 'proxy' de Irán, a saber, Hezbolá en el Líbano, milicias islamistas en Siria en Irak, así como los hutíes en Yemen;
las discusiones en las redes acerca de quién es el bueno y quién es el malo;
la lucha filosófica entre el movimiento progresista e Israel, así como las manifestaciones en apoyo a Palestina en el mundo;
la lucha dentro de Israel y en los territorios ocupados por él contra la extensión de asentamientos de colonos judíos en Cisjordania
la división política dentro del propio Israel, donde muchos están descontentos con la gestión del primer ministro Benjamín Netanyahu 
El columnista, ganador de tres premios Pulitzer, señala que, además de una coalición internacional, Israel necesita "el tiempo, los recursos, el socio palestino y la legitimidad".
Sin embargo, Friedman pone en duda que el Gobierno de Netanyahu sea capaz de reunir a sus aliados, porque no se ha mostrado dispuesto a normalizar las relaciones con Palestina ni a dar marcha atrás a la política de asentamientos. El autor califica esta dinámica de "anexión" y subraya que, frente a ello, las peticiones de ayuda hebreas parecen "moralmente incoherentes".