La economía mundial puede enfrentarse a un gran déficit de cobre

El precio del cobre está cayendo rápidamente, y ya ha perdido casi un tercio de su valor desde marzo de 2022. Sin embargo, dentro de un par de años puede haber un enorme déficit de este metal, advierte Bloomberg citando a las mayores empresas mineras y comerciantes de metales, así como expertos en materias primas que llevan meses, e incluso años, advirtiendo de una posible crisis del cobre.
El cobre es presente en muchos equipos electrónicos y maquinaria de nuestra vida diaria, desde los chips de ordenador hasta los vehículos. Por ejemplo, hay unos 30 kilogramos en un coche medio, y los vehículos eléctricos utilizan el doble de este metal que los de gasolina. El cobre es esencial para la electrónica y también es crucial para los proyectos de energía verde, como los parques eólicos y solares.
La demanda de este metal puede aumentar más del 50 % de 2022 a 2040, pronostica Bloomberg. Mientras tanto, el crecimiento de la oferta minera alcanzará su punto máximo en torno a 2024, con la escasez de nuevos proyectos en marcha y el agotamiento de las fuentes existentes. Más adelante, en la década de 2030, surgirá un déficit. Bloomberg predice que en 2040 la brecha entre la oferta y la demanda podría alcanzar los 14 millones de toneladas, que tendrían que cubrirse reciclando el metal.
Otros pronósticos también son pesimistas. Según el informe de S&P, el mercado del cobre en 2035 podría registrar un déficit de hasta 1,5 millones de toneladas, según las perspectivas más optimistas, o incluso de 9,9 millones de toneladas, según las más desalentadoras.
La demanda creciente de cobre seguirá un ritmo acelerado hasta 2035 y luego se ralentizará a medida que las industrias empiecen a cumplir sus objetivos de emisiones netas de carbono en 2050, afirmó Mohsen Bonakdarpour, director ejecutivo de la consultoría económica de S&P Global Market Intelligence.
"[El precio del cobre] se va a extremar", afirma Mike Jones, director general de Los Andes Copper, una empresa de exploración y desarrollo minero. Este miércoles el precio se estableció en 7.690 dólares por tonelada y para 2025 puede llegar a 15.000 por tonelada.
Estas previsiones tan alcistas se basan en el supuesto de que los gobiernos seguirán impulsando la agenda verde. Sin embargo, si el panorama político cambia, también puede hacerlo el nivel de consumo de cobre.
La demanda de China, el mayor consumidor de metal del mundo, también podría disminuir si su sector inmobiliario se reduce considerablemente. Los precios también pueden bajar si entra en el mercado más metal reciclado. No obstante, Bloomberg cree que incluso una recesión no solo supondrá un retraso para la demanda, sino su disminución para el pronóstico de 2040.
Actualmente la producción de cobre se enfrenta a desafíos difíciles. El bajo precio actual de este metal es "insuficiente para apoyar nuevas inversiones, así que se espera que se agrave en el futuro el déficit de suministro", afirmó la empresa minera Freeport-McMoRan en su informe financiero trimestral. Al mismo tiempo, la calidad de la mena se está deteriorando en Chile, el mayor proveedor de cobre. Los nuevos yacimientos son cada vez más difíciles de encontrar y de explotar, y la enorme inflación está aumentando el coste de producción.
Además, la extracción de cobre no es respetuosa con el medio ambiente. Hoy, cuando todo el mundo –desde comunidades locales hasta gestores de cadenas de suministro mundial– presta más atención a las cuestiones medioambientales y sociales, conseguir la aprobación de nuevos proyectos es cada vez más difícil.
Por ejemplo, en febrero de 2022 el Gobierno de la provincia canadiense de Columbia Británica declaró que si se presenta una propuesta para explotar una mina de cobre u oro, no recibirá un certificado de evaluación medioambiental, alegando posibles riesgos para la calidad del agua y los peces. 
En noviembre de 2020, otro proyecto de extracción de cobre en Alaska, que habría sido una de las mayores minas de oro y cobre del mundo, fue rechazado porque los reguladores estadounidenses lo consideraron "contrario al interés público" debido a los riesgos medioambientales en la prístina tundra de Alaska.
Pero existe un problema más. Las empresas que producen cobre se enfrentan a la presión de mantener su balance fuerte y recompensar a los inversores en lugar de centrarse en la expansión de sus negocios. Según los analistas de Jefferies Group citados por Bloomberg, "el incentivo de utilizar los flujos de caja para el rendimiento del capital en lugar de invertir en nuevas minas, es un factor clave que conduce a la escasez de la materia prima".
Sin embargo, aunque los productores empiecen a crecer de repente, seguirán necesitando al menos 10 años para desarrollar una nueva mina y ponerla en marcha. Este largo tiempo de espera significa que la cantidad de oferta de cobre ya está prácticamente determinada para la próxima década y las decisiones que podamos tomar ahora determinarán el mercado dentro de 10 años.