Y, cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, entonces sabrán que ha llegado el tiempo de su destrucción. Entonces los que estén en Judea huyan a las colinas. Los que estén en Jerusalén deben salir, y los que estén en el campo no deben volver a la ciudad.
Pues serán días de la venganza de Dios, y las palabras proféticas de las Escrituras se cumplirán. Que terribles serán esos días para las mujeres embarazadas y para las madres que amamantan. Pues habrá desastre en la tierra y gran enojo contra este pueblo. Los matarán a espada o serán enviados cautivos a todas las naciones del mundo. Y Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que el tiempo de los gentiles llegue a su fin.