El conflicto en Ucrania se convirtió en un pretexto más para que Estados Unidos y sus aliados desaten una guerra económica y de información contra Rusia con el fin de agotar estratégicamente al país, comunicó el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, en una reunión de ministros de Defensa de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).
"Hoy se desató una dura guerra de sanciones e información contra Rusia. Y el conflicto de Ucrania se convirtió en un pretexto más para ello. El objetivo declarado de EEUU y sus cómplices es agotar estratégicamente a Rusia para eliminar la competencia y advertir a otros Estados que persiguen una política exterior independiente", comunicó Shoigú.
Al mismo tiempo, señaló que Rusia hacía "esfuerzos considerables para formar una base legal para la estabilidad en Europa en el nuevo entorno".
"Sin embargo, Occidente, con Washington a la cabeza, se negó a tener en cuenta nuestras preocupaciones sobre las garantías de seguridad mutua, en primer lugar el estatuto de neutralidad de Ucrania", destacó el ministro de Defensa ruso.
Según él, se ignoraron cuestiones de principio para la parte rusa, como la no proliferación de la OTAN hacia el este, el no despliegue de armas de choque y el rechazo a las actividades militares cerca de las fronteras rusas.
"Ucrania fue elegida como instrumento de guerra híbrida contra Rusia", afirmó Shoigú.
"Estados Unidos y sus aliados siguen introduciendo armas en Ucrania, lo que multiplica el número de víctimas y prolonga el conflicto", añadió Shoigú.
Al señalar que el impacto sobre los socios de Rusia para aislarla también continúa, agradeció a sus colegas "por su posición de principios y su apoyo".
"El curso independiente adoptado por los Estados miembros de la OCS para afrontar los retos de seguridad regionales y globales es un ejemplo para el resto del mundo", dijo Shoigú.
El ministro subrayó que la desaceleración de la operación especial militar rusa en Ucrania es una decisión consciente que tiene por objetivo evitar víctimas entre la población civil.
"Cumplimos estrictamente las normas del derecho humanitario. Los ataques se realizan con armas de alta precisión contra la infraestructura militar de las Fuerzas Armadas de Ucrania (...) Al mismo tiempo, se hace todo lo posible para evitar bajas entre la población civil. Por supuesto, esto ralentiza el ritmo de la ofensiva, pero lo estamos haciendo de manera consciente", dijo Shoigú.
Los militares rusos, continuó, en los territorios bajo su control brindan toda la asistencia humanitaria y restauran la infraestructura y los sistemas de soporte vital.
Al mismo tiempo, las formaciones ucranianas "aplican la política de tierra quemada, violan flagrantemente las normas internacionales y actúan como terroristas", apuntó.
Señaló que las tropas de Ucrania utilizan los edificios residenciales y las instalaciones públicas, incluidos hospitales y guarderías, como sus posiciones, donde colocan tanques y artillería, así como utilizan a la población civil como escudo humano.
Según el ministro de Defensa ruso, las actividades de los militares ucranianos buscan "causar el mayor daño posible a los civiles y la infraestructura".
Rusia lanzó una operación militar en Ucrania el 24 de febrero para "proteger a las personas que han sido sometidas a abusos, al genocidio del régimen de Kiev durante ocho años". Según el presidente Vladímir Putin, su objetivo es "desmilitarizar y desnazificar a Ucrania" y llevar a juicio a todos los criminales de guerra responsables de "sangrientos crímenes contra la población civil" en Donbás.
Según un comunicado del Ministerio de Defensa ruso, las Fuerzas Armadas están golpeando únicamente la infraestructura militar y las tropas ucranianas y, el 25 de marzo, han completado las principales tareas de la primera etapa: reducir significativamente el potencial de combate de Ucrania.