Entonces Jesús se volvió hacia sus discípulos y les dijo: Dios los bendice a ustedes, que son pobres, porque el reino de Dios les pertenece.
Dios los bendice a ustedes, que ahora tienen hambre, porque serán saciados.
Dios los bendice a ustedes, que ahora lloran, porque a su debido tiempo reirán.
Qué bendiciones les esperan cuando la gente los odie y los excluya, cuando se burlen de ustedes y los maldigan, como si fuera gente maligna, porque siguen al Hijo del Hombre.
Cuando les suceda eso, pónganse contentos. ¡Sí, salten de alegría, porque les espera una gran recompensa en el cielo! Y recuerden que los antepasados de ellos trataron a los antiguos profetas de la misma manera.