Pero a los que están dispuestos a escuchar, les digo: ¡Amen a sus enemigos! Hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen. Oren por aquellos que los lastiman.
Si alguien te da una bofetada en una mejilla, ofrécele también la otra mejilla. Si alguien te exige el abrigo, ofrécele también la camisa.
Dale a cualquiera que te pida; y cuando te quiten las cosas, no trates de recuperarlas.
Traten a los demás como les gustaría que ellos los trataran a ustedes.
Si sólo aman a quienes los aman a ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores aman a quienes los aman a ellos!
Y, si sólo hacen bien a los que son buenos con ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores hacen eso!
Y, si prestan dinero solamente a quienes pueden devolverlo, ¿qué mérito tienen? Hasta los pecadores prestan a otros pecadores a cambio de un reembolso completo.
¡Amen a sus enemigos! Háganles bien. Presten sin esperar nada a cambio. Entonces su recompensa del cielo será grande, y se estarán comportando verdaderamente como hijos del Altísimo, pues él es bondadoso con los que son desagradecidos y perversos.
Deben ser compasivos, así como su Padre es compasivo.