Las autoridades de Ucrania preparan una provocación en la ciudad de Lisichansk, en la República Popular de Lugansk, aseveró este sábado el Ministerio de Defensa ruso. En un comunicado, los militares denuncian que en la operación participan "agentes del Servicio de Seguridad de Ucrania junto con los servicios especiales del Reino Unido".
"Con este objetivo, a la ciudad llegaron de antemano los representantes de medios ucranianos y occidentales, que previamente fotografiaron y grabaron las escenificaciones en Bucha", asegura el comunicado.
"Advertimos al llamado 'Occidente civilizado' que estas falsificaciones de las autoridades de Kiev sobre las supuestas 'atrocidades rusas' están planeadas para ser ampliamente difundidas a través de los medios de comunicación occidentales en un futuro próximo", señala el Ministerio de Defensa y sostiene que las tropas rusas " dan a la población local un trato humano y no atacan a la población del país ni la infraestructura civil".
Asimismo, los militares rusos denuncian que Kiev habría planeado dos provocaciones. Una supondría un ataque contra feligreses de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana del Patriarcado de Moscú en la noche de Pascua, del que sería culpada Rusia. La otra incluiría la explosión de un tanque con amoníaco en el puerto de Odessa.
La ciudad de Bucha, de unos 37.000 habitantes, se ubica a pocos kilómetros al noroeste de Kiev. Los enfrentamientos entre las tropas rusas y ucranianas empezaron en las proximidades de la urbe el 25 de febrero. Continuaron en marzo y resultaron en la toma del control sobre Bucha por las FF.AA. de Rusia. El 30 de marzo, las unidades rusas se retiraron de la ciudad en el marco de un reagrupamiento de las tropas en las regiones de Kiev y Chernígov.
La noche del 2 de abril, fueron difundidas varias imágenes de cuerpos tendidos en las calles de Bucha, algunos con las manos atadas.
El asesor de la oficina del presidente de Ucrania, Mijaíl Podoliak, declaró que los civiles "estaban desarmados", "no representaban ninguna amenaza" y "fueron matados a tiros por los soldados rusos".
Por su parte, Rusia ha rechazado repetidamente la responsabilidad de los asesinatos. Así, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, tildó las imágenes de "un ataque de falsificaciones". La vocera de la Cancillería rusa, María Zajárova, calificó los asesinatos como un "nuevo crimen del régimen de Kiev" destinado a "frustrar las negociaciones de paz y escalar la violencia".