Me alegré mucho porque encontré a algunos de tus hijos viviendo de acuerdo a la verdad, tal como el Padre nos ordenó. Ahora, estimada señora, te ruego que nos amemos unos a otros. No estoy dándote un mandamiento nuevo, sino el que hemos oído desde el principio. El amor es poner en práctica los mandamientos de Dios. Es el mismo mandamiento que ustedes han oído desde el principio: que vivan una vida de amor. En el mundo hay muchos engañadores que no creen que Jesucristo vino como ser humano.
El que enseñe eso es un falso maestro y enemigo de Cristo. Tengan mucho cuidado para no echar a perder el resultado de nuestro trabajo, y para recibir completa su recompensa. Todo aquel que vaya más allá de la enseñanza acerca de Cristo y la abandone, no tiene a Dios, pero el que viva de acuerdo a ella, tiene al Padre y al Hijo. No reciban en su casa al que no tenga esta enseñanza, ni le den la bienvenida. El que le dé la bienvenida participa en sus malas acciones.