El Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) puso de relieve que las fuerzas estadounidenses en la base aérea de Al-Dhafra, ubicada en Abu Dabi, capital emiratí, aún permanecen en alerta máxima, tras el ataque de represalia de Yemen a profundidades de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), según informó el jueves la agencia libanesa de noticias Al-Ahed.
Es más, la Fuerza Aérea del Comando Central (Centcom, por sus siglas en inglés) del país norteamericano también inició a realizar vuelos para monitorear las actividades del movimiento popular yemení Ansarolá y sus planes para lanzar misiles o aviones no tripulados (dron), tal y como reveló el mismo jueves un funcionario del Pentágono, bajo condición de anonimato.
En una entrevista concedida a la cadena británica Sky News Arabia, con sede en Abu Dabi, hizo hincapié que el principal objetivo de estas operaciones aéreas estadounidenses es anticipar, frustrar y neutralizar cualquier amenaza del movimiento yemení.
Esto es la primera vez que un funcionario de EE.UU. reconoció la participación de campo de Washington en la agresión de la llamada coalición, liderada por Arabia Saudí, contra Yemen.
Tales medidas fueron tomadas después de que el Ejército yemení, apoyado por los comités populares, lanzó el 17 de enero un ataque a profundidades de los EAU, golpeando los aeropuertos de Dubái, Abu Dabi, y la refinería de petróleo Al-Musafah, con misiles Quds-2, misiles balísticos Zulfiqar y aeronave de largo alcance Samad-3.
La ofensiva fue una represalia ante los ataques de la llamada coalición agresora, liderada por Arabia Saudí y apoyada por EE.UU., que inició en marzo de 2015 una campaña bélica contra la nación yemení.
Ante tal situación, las autoridades de Saná han alertado en varios casos a Riad y sus aliados de las consecuencias de seguir sus agresiones contra el pueblo yemení, prometiendo continuar sus ataques de represalia hasta que cese la agresión de la llamada coalición saudí, que ha provocado la muerte y el desplazamiento de millones de los civiles yemeníes.