Un jurado popular declaró culpables a siete acusados por la masacre de Turrón, en Panamá, donde siete miembros de una secta religiosa asesinaron a una mujer embarazada y a seis niños, el menor de ellos de un año de edad.
Los hechos, que se produjeron a principios de enero de 2020 y conmocionaron a la sociedad panameña, se destaparon cuando un hombre denunció la desaparición de su familia. Su mujer y cinco de sus hijos se encontraron entre las siete víctimas que las autoridades encontraron en una fosa clandestina.
Los condenados –seis hombres y una mujer–, pertenecientes a una secta religiosa, acabaron con la vida de sus víctimas como parte de un culto religioso. Entre los integrantes de la secta se encontraban el abuelo y otros familiares de los niños asesinados.
Con la finalidad de sacarles el demonio del cuerpo, siguieron las indicaciones de un supuesto profeta que mantenía que había recibido instrucciones divinas. Así, los condenados ejecutaron actos de tortura golpeándolos con biblias, machetes y palos hasta acabar con la vida de las víctimas.
La masacre tubo lugar en una zona indígena del Caribe panameño, en la aldea El Terrón, Santa Catalina, en la comarca Ngabé Buglé, donde residen miembros de la secta Nueva Luz de Dios, que se hacen llamar a sí mismos "ungidos por Dios".
Tras solo seis días de juicio oral, el jurado, compuesto por cuatro mujeres y tres hombres, llegó por unanimidad al fallo de culpabilidad, según informaron el sábado el Órgano Judicial y el Ministerio Público de Panamá. El próximo 24 de noviembre tendrá lugar la audiencia de individualización de la pena y el 3 de diciembre la audiencia de lectura de sentencia.
Con anterioridad, otro tribunal formado por tres jueces, también declaró a todos los implicados culpables de los delitos de privación de libertad contra las siete víctimas mortales y contra otras que lograron escapar del lugar del ritual.
A comienzos de la semana pasada los otros dos integrantes de la secta acusados de estos crímenes accedieron a un acuerdo de pena por el que aceptaron su responsabilidad y fueron sentenciados a 47 años de prisión.