Cuando Herodes se dio cuenta de que los sabios lo habían engañado, se puso muy furioso y mandó matar a todos los niños menores de dos años, que vivieran en Belén y sus alrededores. Así se cumplió lo que Dios dijo por medio del profeta Jeremías: Grandes llantos y lamentos oyó la gente de Ramá. Era Raquel, que lloraba por la muerte de sus hijos, y no quería ser consolada.