Algo muy lindo acerca de cambiar las creencias erróneas para ser una persona más feliz es que tiene resultados inmediatos. No necesitas esperar meses y años para obtener un gran progreso. Puedes comenzar a cambiar, ahora mismo, los sentimientos persistentes, negativos e indeseables.
Para este propósito es una ventaja contar con un libro como éste. Una creencia errónea que se encuentra frecuentemente en la sicoterapia es que es el trabajo del terapeuta el hacer del paciente una persona bien adaptada y feliz.
A veces esperamos que el sicoterapeuta nos trate como lo hace el médico. Vas a su consultorio, con tu cuerpo y tus síntomas, y el médico te revisa. Hace un diagnóstico de tu estado y te receta el tratamiento adecuado. Tal vez requieras medicamentos o intervención quirúrgica. Te interna en el hospital y te opera. Tomas los medicamentos, haces el reposo indicado y pronto estás mucho mejor.
Aprender a ser una persona feliz, adaptada, productiva y atractiva, no es algo que se logra de esa manera. Tu terapeuta no lo puede hacer por ti. El o ella no puede apretar un botón y listo, ya no sigues deprimido ni ansioso.
Ser feliz supone esfuerzo de tu parte.
En la terapia de la creencia errónea se le informa de entrada al paciente que el plan de acción incluye arduo trabajo de su parte para cambiar las mentiras y las creencias erróneas que lo esclavizan.
El leer este libro no hará de ti una persona diferente, pero el hacer algo de lo que aquí se dice, sí lo hará. Esperamos que te hayas convencido de que puedes cambiar tus emociones, y que puedes ser una persona bien adaptada y feliz, no importa lo que hayas vivido hasta ahora, no importa cuáles sean tus circunstancias actuales.
¡PERO NO PUEDO CAMBIAR MI MANERA DE PENSAR!
Algunos pacientes no tienen dificultades en aceptar la verdad de que lo que se dicen a sí mismos determina cómo se sienten y cómo obran. Pero tal vez digan: "Está bien para usted, que es terapeuta, decir eso, pero yo no puedo cambiar mi manera de ser".
La creencia errónea es: otros pueden ser felices, otros pueden tener una experiencia con Dios, otros pueden corregir y cambiar sus creencias erróneas, otros pueden liberarse de la ansiedad, la depresión y el enojo, pero yo no.
Quizás han aprendido a creer estas mentiras por haber tenido padres criticones y acusadores, o tal vez porque se han formado el hábito de compararse con los demás y de creerse siempre inferiores. Puede haber muchas causas para tales creencias erróneas.
El drogadicto cree que no puede dejar las drogas. El obeso cree que nunca podrá bajar de peso. El neurótico depresivo dice: "No puedo hacer nada diferente".
"No lo puedo aun cuando otros pueden", son palabras mutilantes. El cambiar tus creencias erróneas va a cambiar tus sentimientos y acciones. Tú puedes hacerlo.
Puede haber algunas cosas en tu vida que tú no puedes hacer. Quizás no puedas correr cien metros en diez segundos, o diez kilómetros sin parar o patear una pelota a cincuenta metros, pero puedes cambiar tus creencias erróneas.
Tal vez te digas a ti mismo: "La terapia de la creencia errónea puede resultar con otros, pero conmigo no va a lograr nada. He probado todo y no he podido hacer que nada dé resultado en mi vida". ¿Estás diciendo algo así? Cambiemos esa creencia errónea ahora mismo.
Mientras sigas convencido de que no puedes cambiar, no lo vas a intentar. Hubo mucha gente que creía que jamás iba a cambiar. Y sin embargo, esas personas a pesar de ellas mismas, han desenterrado y cambiado sus creencias erróneas, y el resultado ha sido vidas transformadas.
La terapia de la creencia errónea va a dar resultado contigo. Dará resultado contigo aun cuando ninguna otra cosa lo haya hecho, porque su efectividad depende de leyes sicológicas claramente establecidas, que son tan universales como la ley de la gravedad. La ley de la gravedad se pone en evidencia cuando dejas caer algo, determinando que caiga en línea recta hacia el centro de la tierra. Lo mismo ocurre con las leyes que gobiernan la relación entre la creencia y la conducta. Lo que crees determina cómo actúas.
NUESTRA INFANCIA
Ya hemos hablado acerca de la creencia errónea de que todos nuestros problemas provienen de nuestra infancia. Esta creencia está ampliamente difundida en gran medida a causa de la influencia de la teoría sicoanalítica de Freud, una magnífica pero en buena medida errónea teoría de la personalidad que hace algunas décadas era aceptada por la gran mayoría como la explicación definitiva acerca de la conducta humana. Sin embargo, ahora el sicoanálisis está lejos de ser universalmente aceptado entre los sicólogos y está perdiendo terreno entre los siquiatras. Muchas investigaciones científicas excelentes han demostrado que es completamente innecesario desenterrar los antecedentes infantiles de la conducta actual con el objeto de cambiarla. En realidad, el sicoanálisis freudiano puede proveer un medio para evitar el trabajo de cambiar la conducta.
Esto no quiere decir que no se comprenda mejor un problema por investigar su historia. Muchos terapeutas exploran el pasado de sus pacientes porque hasta cierto punto es importante. Comenzamos a pensar de la manera en que ahora lo hacemos en algún momento de nuestra vida, y a menudo nuestros pensamientos y creencias provienen de nuestra infancia. Algunas de las ideas y conductas perniciosas que producen nuestros sentimientos intolerables y conductas inadaptadas como adultos, fueron adquiridas en nuestra temprana edad. Tal vez nos fueron transmitidas a través de la conducta y las palabras de alguna persona significativa en nuestra infancia. Las impresiones que adquirimos en nuestros primeros años son importantes a los efectos de cambiar tanto las creencias erróneas que contrajimos entonces, como las creencias erróneas actuales acerca de nuestra infancia.
Puede ser importante examinar tus primeros años de vida por las siguientes razones:
Para descubrir tus creencias erróneas aprendidas en la infancia.
Para descubrir tus creencias erróneas acerca de aquellos sucesos de tu infancia.
Para examinar las cosas que te dices a ti mismo, o sea tu monólogo interno.
¿Qué te decías entonces? ¿Qué te dices ahora?
Cuando eras niño quizás pensabas que sería terrible si perdías alguna cosa, o si alguien era cruel contigo, o si te trataban mal o injustamente. Examinar estas autoevaluaciones tempranas puede revelar algunas de tus creencias erróneas actuales.
Una vez que se descubran, puedes comenzar a trabajar para cambiar tus pensamientos y actitudes actuales. Al trabajar sobre las mentiras que te dices ahora, puedes aprender exitosamente a ser una persona feliz a pesar de cualquier cosa que haya sucedido en tu vida.
¿QUE ES LO QUE HACE QUE NOS SINTAMOS COMO NOS SENTIMOS?
El estado de tu bioquímica puede afectar la manera en que te sientes. Hay formas de cambiar el estado de tu bioquímica, por ejemplo, con medicamentos. Otra forma es comenzar a mantener una buena alimentación y un buen funcionamiento del cuerpo. También tus pensamientos pueden afectar tu bioquímica. Así es: lo que estás pensando en este preciso momento puede en realidad cambiar la composición química de las células de tu cerebro y del resto de tu sistema nervioso central.
¿Puedes creer que las afirmaciones de tu monólogo interno en realidad pueden alterar tu conducta glandular, muscular y neural? Así es. A eso nos referimos cuando hablamos de las emociones.
Algunos sicólogos están descubriendo que la manera en que piensas influye en la manera cómo te sientes. Hablan de ello como si fuera un gran descubrimiento, una revelación de nuestros días. En realidad, esta verdad tiene miles de años. El libro de los Proverbios dice: "Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él", y: "Los pensamientos de los justos son rectitud" (Pro_23:7; Pro_12:5), y el libro de los Salmos habla muchas veces acerca de los pensamientos del hombre y del material que llena su mente: "Consideré mis caminos, y volví mis pies a tus testimonios" (Sal_119:59).
Nuestros pensamientos determinan nuestra conducta. Cuando hablamos de conducta nos referimos no solamente a nuestras acciones, sino también a nuestras emociones. Jesús instó una y otra vez a la gente a creer, tener fe, confiar, creer. El dijo: "Conforme a vuestra fe os sea hecho" (Mat_9:29).
"Fe" es una palabra que se refiere al acto de creer. Las afirmaciones de Jesús nos enseñan claramente que podemos esperar que ocurran algunas cosas en nuestra vida como resultado directo de cómo creemos.
¿Qué pasa si crees que tu vida no tiene esperanzas y que es un total fracaso? "Conforme a vuestra fe os sea hecho", es lo que Jesús dijo.
¿Qué pasa si crees que, a pesar de los altibajos de tu vida, no eres un fracaso, y nunca serás un fracaso? ¡Es imposible que seas un fracaso! ¿Qué pasa si crees que la vida es desafiante y linda y que con Cristo como la fuerza de tu vida, puedes tener la victoria continuamente?
"Conforme a vuestra fe os sea hecho".
No permitas que nadie te convenza de que lo que piensas o te dices a ti mismo no tiene importancia. Ese era el punto básico de las enseñanzas de Jesús.
Durante la década de los 70 se hicieron muchos experimentos en sicología para demostrar que el eliminar las creencias erróneas determinaba cambios en sentimientos tales como el temor y la depresión. Los sicólogos le llaman "reestructuración cognitiva" o sicoterapia emotiva racional, o alteración de las construcciones mentales de la persona. No importa qué término prefieran usar los sicólogos, todos están entusiasmados por un gran descubrimiento, un hecho que los hombres sabios conocen desde hace mucho tiempo, incluyendo los autores de las Escrituras: Cambia las creencias de un hombre y cambiarás sus sentimientos y su conducta.
Para lograr nuestras metas, tanto en este libro como en la vida, debemos descubrir, analizar, cuestionar y reemplazar sistemáticamente las creencias erróneas de nuestra vida con la verdad.
Sin embargo, antes de comenzar, tienes que responder a la pregunta: ¿Quieres realmente ser feliz?
Si tu respuesta es afirmativa, entonces continúa con el siguiente capítulo de este libro y ¡con el siguiente capítulo de tu vida!