La explosión acabó con la vida de Saleh Al-Arouri, un alto cargo de Hamás que fundó su ala militar, las Brigadas al Qassam, y era considerado como la figura más importante del movimiento palestino a la hora de orquestar los ataques contra Israel en Cisjordania.
Sobre Beirut, Dahieh y Khaldeh, al sur de la capital libanesa, se ha observado la presencia de aeronaves israelíes. Los medios reportan que la explosión se debió a un ataque de dron israelí, y tanto Hamás como Hezbolá han responsabilizado a Israel. De momento, desde Israel no ha habido confirmaciones ni comentarios oficiales al respecto.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, ha condenado el ataque calificándolo como un "nuevo crimen israelí", que "tiene como objetivo arrastrar al Líbano a una nueva fase de confrontaciones a la luz de los continuos ataques diarios en el sur del país". Mikati advirtió sobre la "exportación" por parte de la "cúpula política israelí" de "sus fracasos en Gaza a la frontera sur [libanesa] para imponer nuevos hechos sobre el terreno y cambiar las reglas de enfrentamiento".