El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: ¿Dónde quieres que preparemos la cena de la Pascua?
Jesús les respondió: Vayan a la ciudad, busquen al amigo que ustedes ya conocen, y denle este mensaje: “El Maestro dice: yo sé que pronto moriré; por eso quiero celebrar la Pascua en tu casa, con mis discípulos.”
Los discípulos fueron y prepararon todo, tal y como Jesús les mandó. Al anochecer, mientras Jesús y sus discípulos comían, él les dijo: Uno de ustedes me va a entregar a mis enemigos.
Los discípulos se pusieron muy tristes, y cada uno de ellos le dijo: Señor, no estarás acusándome a mí, ¿verdad?
Jesús respondió: El que ha mojado su pan en el mismo plato en que yo estoy comiendo, es el que va a traicionarme.
La Biblia dice claramente que yo, el Hijo del hombre, tengo que morir. Sin embargo, al que me traiciona va a pasarle algo muy terrible. ¡Más le valdría no haber nacido!
Judas, el que después entregó a Jesús, también le preguntó: Maestro, ¿hablas de mí?
Jesús le contestó: Tú lo has dicho.