Les escribí y envié esta breve carta con la ayuda de Silas, a quien les encomiendo como un hermano fiel. Mi propósito al escribirles es alentarlos y asegurarles que por lo que están atravesando es en verdad parte de la gracia de Dios para ustedes.
Manténganse firmes en esta gracia. Su iglesia hermana aquí en Babilonia les manda saludos, al igual que mi hijo Marcos. Salúdense unos a otros con amor cristiano.