12. La religión de Babilonia (Ap. 17:1-18)
La religión falsa. En los postreros tiempos, la religión
falsa regresará al lugar donde comenzó. El diablo, que engañó a las personas en
Babel y desde allí lanzó la religión falsa sobre la tierra, engañará una vez
más al mundo. La última religión mundial, descrita como una ramera, es el tema
de esta visión.
LA MANIFESTACIÓN DE LA RAMERA
Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló
conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera,
la que está sentada sobre muchas aguas; con la cual han fornicado los reyes de
la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su
fornicación. Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada
sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete
cabezas y diez cuernos. Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y
adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz
de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; y en su
frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS
RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. Vi a la mujer ebria de la sangre
de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé
asombrado con gran asombro…Me dijo también: Las aguas que has visto donde la
ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y
lenguas. (Apo_17:1-6;
Apo_17:15)
El que fuera uno de los siete ángeles
que tenían las siete copas el que vino entonces y habló con Juan, relaciona el
juicio de la ramera con las últimas siete plagas (Apo_16:1-21). La cronología se interrumpe en los capítulos Apo_17:18, al cambiar la escena de los
juicios de Dios al imperio mundial del anticristo, el objetivo de esos juicios.
La gran ramera que será juzgada no es una verdadera
prostituta. El término “ramera” es una metáfora de la religión falsa, la
infidelidad espiritual, la idolatría y la apostasía religiosa. La visión de
Juan muestra varios aspectos de la ciudad ramera de Babilonia.
Su autoridad (Apo_17:1; Apo_17:15)
La ramera en la visión de Juan está sentada en un
cargo de autoridad y soberanía, al igual que un rey en su trono sobre o junto a
“muchas aguas”. En los tiempos antiguos, por lo general, las ciudades estaban
situadas cerca de una fuente de agua, ya fuera el océano, un río, un lago o un
manantial. Así era en Babilonia, que estaba situada junto al río Éufrates. Jer_51:13 se dirige a la antigua
Babilonia como “Tú, la que moras entre muchas aguas”; la misma
frase se aplica en este pasaje a su contraparte futura. Así como la orgullosa
capital del imperio babilónico se asentó junto a las muchas aguas, también lo
hará la babilónica ciudad ramera del futuro.
Sin embargo, la frase “muchas
aguas” no se refiere a la ubicación geográfica de la ramera, sino que, como el
ángel lo explica a Juan en el versículo Apo_17:15 : “Las
aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres,
naciones y lenguas”. La metáfora es apropiada, ya que tendría mucha influencia
una ciudad situada en una posición dominante en una gran vía navegable. La
ramera no simplemente ejercerá su influencia, sino que dominará a todos los
irredentos “pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas” de la tierra. La
autoridad de la ramera será universal; todo el mundo se entregará a la falsa
adoración del sistema babilónico.
Sus alianzas (Apo_17:2-3)
Su asociación con los reyes de la tierra
revela que el alcance de la influencia de la ramera será inmenso. La frase “han
fornicado” traduce una forma del verbo griego que significa “cometer
inmoralidad sexual”. Describe acertadamente la interacción de la ramera con los
reyes de la tierra.
A la ramera no solo se aliarán
los gobernantes y las personas influyentes del mundo. Todos “los moradores de
la tierra [un término técnico para referirse a los incrédulos] se han
embriagado con el vino de su fornicación”. Todas las personas no redimidas
serán atrapadas en la última religión falsa; se entregarán de alma y corazón a
la abominable ramera babilónica. El ángel no está describiendo a personas que
están físicamente embriagadas con vino cometiendo literalmente un acto de
fornicación sexual con una verdadera prostituta (aunque eso pudiera estar
sucediendo). En vez de esto, él está hablando de los que están embriagados con
la falsa religión mundial del anticristo.
Luego, el ángel con quien había
estado hablando Juan lo “llevó en el Espíritu al desierto” (cp. Apo_1:10; Apo_4:2; Apo_21:10). “Desierto”
describe un terreno desolado y desértico como la región donde está situada la
moderna Babilonia. Allí Juan vio “a una mujer sentada sobre una bestia
escarlata”, cuya descripción la identifica como el anticristo (Apo_13:1; Apo_13:4; Apo_14:9; Apo_16:10). El que la mujer estuviera
sentada sobre la bestia escarlata significa que él
la estaba apoyando. El factor inicial unificador y controlador del reino del
anticristo será la religión. Con los cielos y la tierra desolados por los
juicios de Dios; los poderes políticos, económicos y militares del mundo
desmoronados; las personas se volverán en su desesperación a lo sobrenatural.
La bestia y la mujer coexistirán por un tiempo. La religión al principio estará
separada del reino del anticristo. Pero finalmente “la bestia… [aborrecerá] a
la ramera, y la [dejará] desolada y desnuda; y [devorará] sus carnes, y la
[quemará] con fuego” (v. Apo_17:16). Será
en ese momento que el falso profeta hará que el mundo entero adore al
anticristo (Apo_13:11-14), y todo será
unificado en el gobierno integral de la bestia.
Escarlata es el color asociado
con la lujuria (2Sa_1:24), el esplendor y la realeza. Es también el color asociado con el pecado (Isa_1:18) y es el color de la sangre.
El anticristo será una esplendorosa, real, pecaminosa y sangrienta
bestia, llena de nombres de blasfemia. En su arrogante deificación, el
anticristo tomará para sí los nombres y títulos que pertenecen a Dios.
A esa demoniaca bestia escarlata
se le describe también como que tenía siete cabezas y diez cuernos, mostrando la
magnitud de sus alianzas. Las siete cabezas “son siete montes, sobre los cuales
se sienta la mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el
otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo” (vv.
Apo_17:9-10). Ellas representan siete montañas, siete gobiernos en el pasado, presente y futuro. Los diez cuernos
representan a diez reyes (v. Apo_17:12), quienes reinarán como subordinados del anticristo (v. Apo_17:13).
Las alianzas de la ramera serán abarcadoras. Su abrazo mortal
encerrará a todos los no redimidos, desde reyes y gobernantes hasta personas
comunes y corrientes; todos adorarán y se someterán a su religión. Lejos de
estar separados, la iglesia y el estado estarán unidos como nunca antes en la
historia humana.
Su atavío
(Apo_17:4 a)
Por lo general las prostitutas se visten así
para atraer la atención, y metafóricamente la ramera Babilonia no será
distinta. Juan la vio vestida de púrpura y escarlata, los colores de la
realeza, nobleza y riqueza. El que ella esté adornada de oro, de piedras
preciosas y de perlas la describe como una prostituta que es atractiva (Pro_7:10) y que se ha vuelto rica.
Sus abominaciones (Apo_17:4-5)
Como indicio adicional de sus riquezas, la ramera tenía en la mano un cáliz de oro. Como las prostitutas que quieren tomar
todo lo que tiene la víctima, hará emborrachar a sus víctimas (Jer_51:7). El cáliz de oro de la ramera está “lleno de abominaciones y de la
inmundicia de su fornicación”.
Como era costumbre en el mundo
romano que las prostitutas se identificasen, la ramera Babilonia también tiene
en su frente un nombre escrito. A la ramera se le llama un misterio: BABILONIA
para indicar que BABILONIA en este contexto no se refiere a una ubicación
geográfica. Esa no es la antigua Babilonia, la Babilonia de la época de Juan,
ni la reconstruida ciudad de Babilonia de los postreros tiempos. Los detalles
de esa visión no pueden aplicarse a ninguna ciudad verdadera. He aquí una
previamente enigmática Babilonia, una secreta realidad a revelarse en los
postreros tiempos. Babilonia será el origen de toda la adoración falsa y
blasfema de los postreros tiempos. Es apropiada su designación como la “MADRE
DE LAS RAMERAS”, ya que en las Escrituras a menudo fornicación simboliza
idolatría (cp. Jue_2:17; Jue_8:27; Jue_8:33; Eze_16:30-31; Eze_16:36).
Su acusación
(Apo_17:6)
Como muchas rameras, esta mujer estaba ebria, pero no por beber
alcohol. A la ramera babilónica se le describe como “ebria
de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús”. Esa
vívida expresión se empleaba por lo general en el mundo antiguo para describir
un cruento deseo por la violencia. Algunos ven “los santos” y “los mártires de
Jesús” como dos grupos distintos, donde los primeros son los santos del Antiguo
Testamento y los últimos los del Nuevo Testamento. Sin embargo, lo más probable
es que ambas descripciones se refieran al mismo grupo y describan al pueblo de
Dios a lo largo de la historia. El asunto importante es que la religión falsa,
representada aquí por la ramera, es una asesina. Aunque el mundo está ebrio por
los deseos que tiene de ella, la ramera está ebria con la sangre del pueblo de
Dios. La visión fue tan espantosa que cuando Juan la vio, “[quedó] asombrado”;
expresando que estaba confundido, conmocionado, sorprendido y atemorizado por
la terrible visión de una figura espléndida de una mujer y un objetivo tan
letal.
LA EXPLICACIÓN SOBRE LA RAMERA
Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la
mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez
cuernos.
La
bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a
perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están
escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán
viendo la bestia que era y no es, y será. Esto, para la mente que tenga
sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la
mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha
venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo. La bestia que era,
y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición. Y
los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino;
pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia.
Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la
bestia. Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es
Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos
y fieles.
Y la mujer que has visto es la gran ciudad
que reina sobre los reyes de la tierra. (Apo_17:7-14;
Apo_17:18)
En respuesta a la confusión y asombro de Juan, el ángel
le preguntó: “¿Por qué te asombras?” No era necesario que Juan se quedara
perplejo por la relación en la visión de la bestia con esta hermosa pero
sangrienta mujer. El ángel estaba a punto de explicarle el misterio de la mujer
(v. Apo_17:18) y de la bestia que la trae (vv. Apo_17:8-17).
El versículo Apo_17:18 identifica a la mujer que Juan
había visto como “la gran ciudad que reina sobre los
reyes de la tierra”. Algunos comentaristas niegan que la gran ciudad sea una
ciudad literal, prefiriendo verla como símbolo del aspecto religioso del
imperio del anticristo. Algunos la identifican como Roma; otros, como
Jerusalén. Pero el ángel, muy clara y repetidamente, se refiere a Babilonia
junto al Éufrates en los capítulos Apo_17:18. La descripción de la destrucción de Babilonia (Apo_18:10; Apo_18:18; Apo_18:21) sugiere también que se trata de una verdadera ciudad. Una reconstruida ciudad de
Babilonia estaría estrechamente identificada con el imperio mundial del
anticristo, tal vez como su ciudad capital. Esa ciudad será el centro de su
reino, la extensión del cual será toda la tierra.
Las predicciones del Antiguo
Testamento de la total destrucción de Babilonia (p. ej., Isa_13:1
a Isa_14:27; Jer_50:46) también favorecen la identificación de la gran ciudad con Babilonia junto al
Éufrates. La detallada descripción que esos pasajes presentan de la destrucción
de Babilonia se cumplió solo parcialmente cuando los medos y los persas
saquearon la antigua ciudad de Babilonia. Como con muchas profecías del Antiguo
Testamento, esas predicciones tienen tanto un cumplimiento cercano como uno lejano.
El sitio de la moderna Babilonia
está ubicado estratégicamente en la encrucijada de Asia, Europa y África, y no
lejos del Golfo Pérsico. También está cerca de los más ricos campos de petróleo
del mundo y tiene un prácticamente ilimitado suministro de agua del Éufrates.
En los versículos Apo_17:8-14 el ángel
da a Juan una prolongada descripción de la bestia. Él le explica a Juan la
relación entre la ramera y la bestia, que había desconcertado al apóstol (vv. Apo_17:6-7). Sin embargo, el ángel necesitaba primero darle más detalles sobre la bestia. La bestia
que Juan había visto es el anticristo, el gobernante satánico del último y más
poderoso imperio de la historia humana, quien servirá como instrumento de
Satanás para atacar a Israel, perseguir a los creyentes, conquistar el mundo
para Satanás, y oponerse a Cristo. Es descrita como una que “era, y no es; y
está para subir” otra vez. Esa frase se refiere a la falsa muerte y
resurrección del anticristo. Hasta ese momento, el imperio económico del
anticristo coexistirá con el falso sistema religioso encabezado por el falso
profeta. Pero después de su representada “resurrección”, el anticristo se
volverá contra el falso sistema religioso y lo destruirá. Tolerará solamente
una religión, la adoración de sí mismo.
La presunta resurrección del
anticristo y la rápida destrucción del falso sistema religioso conmoverán al
mundo. Como lo hace en todo Apocalipsis, la frase “los moradores de la tierra”
describe a los incrédulos. Ellos son aquellos cuyos nombres no están escritos
desde la fundación del mundo en el libro de la vida (Apo_13:8). Maravillados y engañados por el anticristo, sus seguidores se asombrarán viendo la bestia
que era y no es, y será. La razón específica para su asombro será, al parecer,
el milagroso regreso a la vida del anticristo después de recibir una herida al
parecer mortal (Apo_13:3-4). Solamente los escogidos no
caerán en el engaño del anticristo (Mat_24:24).
La declaración del ángel “para la mente que
tenga sabiduría” invita a Juan y a sus lectores a prestar atención a lo que
sigue. Esta expresión poco frecuente presenta un aspecto difícil y complejo de
esta visión. Requerirá de mucho discernimiento espiritual comprenderla, y tal
vez solo aquellos que estén vivos en ese tiempo la comprenderán plenamente.
El primer aspecto de la visión
que necesitamos comprender es que las siete cabezas de la bestia (v. Apo_17:3) son “siete
montes [o colinas] sobre los cuales se sienta la mujer”. Algunos comentaristas
asocian los siete montes con Roma, famosa por estar construida sobre siete
montes, e identifican a la mujer como la Iglesia Católica Romana. Tal interpretación
es muy limitada. Aquí se debe estar hablando de algo más que Roma, ya que el
imperio del anticristo es mundial. Ni puede ser la mujer la Iglesia Católica
Romana, ya que el versículo 18 la identifica como la ciudad de Babilonia.
También “cuando se dice que la mujer se sienta sobre ‘muchas aguas’ (v. Apo_17:1) esto debe tomarse como metafórico, ya que se interpreta en el versículo Apo_17:15. Cuando se dice que la mujer
se sienta sobre ‘una bestia escarlata’ esto una vez más es
simbólico. Los siete montes también deben ser alegóricos”.1 El llamado del ángel por discernimiento
espiritual no tendría sentido si los siete montes fueran una obvia referencia
geográfica a Roma.
La especulación es innecesaria
porque el texto identifica claramente los montes como siete reyes. A veces en
el Antiguo Testamento se emplea montes para representar gobierno o poder (Sal_30:7; Isa_2:2; Jer_51:25; Dan_2:35). Aquí
ellos representan a siete imperios mundiales regidos por sus gobernantes. El
ángel le dice a Juan que “cinco de ellos han caído, uno es, y el otro aún no ha
venido”. Los cinco imperios mundiales de los gentiles que habían caído son
Egipto, Asiria, Babilonia, Medopersia y Grecia. El que había en aquella época
era sin duda Roma. El otro que aún no ha venido es el último imperio mundial
del anticristo.
Además, el ángel explica que,
cuando venga el anticristo, es necesario que “dure breve tiempo”. Su imperio
será de poca duración; a él se le dará “autoridad para actuar cuarenta y dos
meses” (Apo_13:5; la segunda mitad de la tribulación). Entonces el ángel ofreció el comentario que “la bestia que era, y
no es, es el octavo [rey]; y es de entre los siete, y va a la perdición”. ¿Cómo
puede la bestia (el anticristo) ser el octavo rey y también estar entre los
siete? La respuesta está en la frase “la bestia… era, y no es”. El anticristo
será uno de los siete reyes antes de su presunto fallecimiento y resurrección,
y el octavo rey, acto seguido, durante la segunda fase de su gobierno. El
anticristo irá a la perdición, a la condenación a castigo eterno en el lago de
fuego (Apo_19:20; Apo_20:10). A diferencia de los primeros
seis imperios, el suyo será destruido por acción directa
de Dios.
El ángel explica también que los
diez cuernos que Juan había visto son “diez reyes”. No puede conocerlos alguna
generación anterior porque aún no han recibido un reino, ya que son parte del
futuro imperio del anticristo. Por una hora recibirán autoridad como reyes
juntamente con la bestia. Tal vez el imperio del anticristo estará dividido en
diez regiones administrativas que esos diez reyes gobernarán bajo su control.
La referencia a “una hora” es una figura de dicción que destaca la brevedad de
su gobierno. Durante su breve reinado, estarán unánimemente apegados al anticristo.
El plan de acción de los diez
reyes, como el de Satanás y el anticristo, será declarar la guerra contra el
Cordero en la batalla de Armagedón. Juan señala que el Cordero los vencerá. La
batalla en realidad será una matanza. Cristo destruirá completamente las
fuerzas que se reunieron contra Él en su Segunda Venida. La razón por la que
todas las fuerzas enemigas del infierno no pueden derrotar al Cordero es porque
él es “Señor de señores y Rey de reyes”.
Con Cristo, cuando Él vuelva,
estarán los “llamados y elegidos y fieles”, una indicación que solo puede
referirse a los creyentes (Apo_19:14; Mat_22:14). Los términos son amplios en su definición de los creyentes como los
eternamente escogidos, elegidos en el Hijo antes de la fundación del mundo (Efe_1:4); los llamados, convocados a
la hora debida por el Padre para el arrepentimiento y la fe que salva (Jua_6:44); y fieles, mostrando la
verdadera fe salvadora, la verdadera vida eterna que perdura por el poder del
Espíritu (Rom_8:9). Cristo, cuando regrese con
sus escogidos y los santos ángeles, aplastará sin esfuerzo
alguno al mayor ejército que se haya formado jamás (Mat_24:30-31; 2Ts_1:7).
LA ELIMINACIÓN DE LA RAMERA
Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán
desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego; porque
Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de
acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios. (Apo_17:16-17)
La alianza del anticristo con el falso sistema religioso no durará. Finalmente, los diez cuernos (los diez reyes) y la bestia (el
anticristo) aborrecerán a la ramera. Luego de haber usado el falso sistema
religioso para ayudarle a ganar el control del mundo, el anticristo lo
eliminará. Él deseará que el mundo lo adore solo a él. Se volverá contra la
ramera y la dejará “desolada y desnuda; y [devorará] sus carnes, y la [quemará]
con fuego”. Este gráfico lenguaje de extrema violencia se emplea para poner en
claro que el anticristo y sus secuaces acabarán por completo con el falso
sistema religioso.
Pero las acciones de interés personal e inspiradas por Satanás están precisamente dentro del propósito del plan soberano de Dios. En realidad, es Dios quien ha puesto en los corazones de los seguidores del anticristo el ejecutar lo que Dios quiso: dar su reino a la bestia. El poder de Dios está detrás de la destrucción y consolidación del imperio malvado. Como siempre, Satanás es el instrumento de los propósitos de Dios. El gobierno unificado del mundo, tan buscado por los humanistas, finalmente habrá llegado, solo para ser destruido en una poderosa acción de juicio divino. Toda profecía de la venida de Cristo y del establecimiento de su reino será cumplida enteramente.