Juan y su círculo


1. La memoria de Juan en Efeso

La primera evangelización eficiente en la provincia de Asia se realizó durante dos y medio a tres años, cuando Pablo había establecido la base misionera en Efeso, desde el verano del año 52 hasta la primavera del año 55. Pablo y sus compañeros realizaron su labor tan eficazmente en ese tiempo que „todos los habitantes de Asia oyeron la palabra de Dios, ambos los judíos y los griegos” (Hch_19:10). Antes que Pablo comenzase su misión allí, ya habían „discípulos” en Efeso, y quizás en otras ciudades de la Asia proconsular, su conocimiento acerca del Camino posiblemente era deficiente1; pero su influencia cristiana era mínima en comparación a la suya. También, como hemos visto, la dirección de 1ª Pedro probablemente está referida a algunos contactos de Pedro en Asia menor2, pero el nombre de Pedro no tiene un papel muy importante en la tradición cristiana de esta zona.

Realmente, ni el nombre de Pablo lo tiene solo en una pequeña parte en la tradición cristiana de Efeso y otras ciudades de Asia. El nombre dominante de la tradición en época de los apóstoles en Asia, y en especial en Efeso, es el de Juan. La predominancia del nombre de Juan exige una explicación, pero también lo exige el eclipse (al menos eclipse parcial) del nombre de Pablo.

Sobre el eclipse del nombre de Pablo hemos sido preparados aquí y allá llegando hacia el final del Nuevo Testamento. Está reflejado en ambas partes, en el discurso de Pablo a los ancianos de Efeso en Hch_20:29 s., donde anuncia ataques desde afuera y subversión desde dentro de su iglesia, y en 2Ti_1:15: „ya sabes que me abandonaron todos los que están en Asia.” Se implica una distancia abismal de la enseñanza y autoridad de Pablo. Tenemos una información insuficiente a este respecto. La epístola a los Colosenses lleva un testimonio de un desarrollo desafortunado en esa provincia en fechas anteriores, y se dan otras señales de otros lugares en las epístolas pastorales3. En la última parte de los años sesenta, de alguna manera se vio revitalizar el evangelio en esa provincia. Esto se debió a la inmigración de cierto número de Cristianos desde Judea poco antes de las revueltas judías del año 66. Estos principalmente no eran de los miembros más conservativos de la iglesia de Jerusalén (muchos de los que migraron al este del Jordán, por ese mismo tiempo), pero mirando hacia afuera, los miembros de la iglesia de Cesarea y de otras iglesias en la sucesión de los helenistas, que fueron forzados a dejar Jerusalén durante la persecución a consecuencia de la muerte de Esteban, lanzaron una misión entre los gentiles en las regiones colindantes4.

Los que migraron a Asia proconsular, incluidos algunos cristianos eminentes - Felipe el evangelista y sus hijas, por ejemplo, cuyas tumbas habían sido señaladas durante algunas generaciones en Hierapolis en Asia Frigia5, y „Juan el discípulo del Señor”, cuya tradición se asocia con Efeso. El respeto hacia su memoria en la tradición sugiere la identificación con Juan el hijo de Zebedeo, uno de los doce: En el vocabulario del cuarto evangelio los doce no son llamados apóstoles, sino simplemente discípulos. Aunque este no fue fundador de la iglesia de los Efesios, si vino pronto a disfrutar en esta iglesia un privilegio como lo disfrutaban Pedro y Pablo en la tradición romana.

Una señal visible de esta tradición efesia se puede ver todavía hoy en el montículo de Ayasoluk, donde se hallan los restos sustanciales e impresionantes de la basílica levantada por el emperador Justiniano (en el año 527-565) en honor de San Juan el divino. Esta designación sobrevive, de una manera corrupta, en el nombre del lugar, por Ayasoluk proviene del griego hágios theólogos,  el „santo divino”. Ayasoluk fue realmente de la ciudad ubicada al pie del monte hasta la expulsión de los griegos de Anatolia en 1923, cuando fue reemplazado por el nombre turco Selçuk (lo que tiene una ventaja al rimarse con Ayasoluk y compartiendo cuatro de sus fonemas).

En el Efeso cristiano la basílica de San Juan disfrutó durante siglos algo del renombre como en tiempos del Efeso pagano lo hizo el templo de Artemis. Procopio relata que fue Justiniano quien lo hizo construir, y dice que „se parece, y en todo aspecto es un rival a la iglesia que él había dedicado a los apóstoles en la ciudad imperial”6 (Constantinopla) y la describe como „el más sagrado relicario en Efeso y tenido con un especial honor”7.

La basílica fue seriamente dañada durante la invasión de los turcos de Seljuk en 1090. El lugar donde se hallaban sus ruinas fueron excavadas en 1927 y los años siguientes por unos arqueólogos austríacos, que descubrieron que el edificio edificado por Justiniano estaba levantado rodeando otro edificio más antiguo de una iglesia cuadrada cuya bóveda de arista descansaba sobre cuatro columnas finas8. Esta iglesia más antigua fue edificada probablemente en el siglo cuatro - por Teodosio y o incluso por Constantino el grande. Si el parecido de las conocidas fundaciones constantinas en Roma y Jerusalén es patente, el lugar sobre el monte de Ayasoluk habría sido escogido por la creencia o tradición de que San Juan estaría sepultado allí. Y en verdad bajo la iglesia del cuarto siglo se halló un sistema de bóvedas subterráneas, de la que una se encuentra directamente por debajo del altar. En su tiempo se podía entrar a estas bóvedas por un inclinado e angosto pasaje escalonado que fue cerrado más tarde a excepción de un canal de aire cuya salida conducía cerca del altar. No obstante había sido bloqueado antes del concilio de Efeso en 431, éste fue para cuestiones más importantes que esta, los obispos sirios que estaban presentes allí se quejaron que, después de viajar tanta distancia, no les fuera posible adorar al lado de la tumba del „tres veces bendito Juan, divino y evangelista, quien gozaba del acceso tan cercano al Salvador”9.

Algunos años antes del concilio de Efeso, Agustín de Hipona publicó un rumor que la tierra sobre el sepulcro de Juan en Efeso se movía visiblemente hacia arriba y a bajo, como si alguien respirase debajo. Si los sirios que atendieron al concilio hubiesen oído este rumor, habrían sido mucho más decepcionados, al no serles posible comprobarlo ellos mismos.

Hace mucho tiempo que no existe ninguna comunidad cristiana en esta zona para adorar junto a la tumba de Juan, pero la basílica disfrutó de un momento de gloria tardía en 1967, cuando el Papa Pablo VI la visitó, como dice la inscripción en turco y latín, rezó (preces effudit) en este lugar santo.

2. Juan el divino

¿Quién es Juan el divino - el theologos - que dio nombre al monte y la ciudad vecina?

A los lectores de la Biblia inglesa la denominación „Juan el divino” está relacionada con el último libro del Nuevo Testamento titulado en las versiones Autorizadas y revisadas „The Revelation of St. John the Divine” (La Revelación de San Juan el Divino)- siguiendo así el precedente de una cantidad de manuscritos medievales11. Pero cuando la designación „el Divino” fue adjunta a San Juan en particular, lo fue hecho no antes del tercer siglo (en lo que nosotros podemos entender), fue entonces adjunto al Evangelista Juan, el autor del Prologo del Logos, antes que al visionario de Patmos12. Esta cuestión  de identidad no es nuestra principal preocupación sobre el tema, pero hemos de observar que, de los cinco documentos de Juan en el Nuevo Testamento, la Revelación es el único que expresamente reclama ser escrito por un hombre llamado Juan (lo otros cuatro documentos son anónimos). En los primeros siglos cristianos, Juan el visionario de Patmos fue generalmente identificado con Juan el Apóstol, hijo de Zebedeo, con el Cuarto Evangelista y con „el discípulo a quien Jesús amaba” mencionado repetidamente en los últimos capítulos del cuarto Evangelio13. Aquellos quienes no podían identificar al Visionario de Patmos con el Cuarto Evangelista, sea por motivos literarios (como Dionisio de Alejandría) o por motivos teológicos (como Eusebio de Cesarea), eran excepciones14.

3. El testimonio de Polícratas

En el debate sobre el guardar adecuadamente la Pascua pasando el final del segundo siglo en el que los protagonistas eran Polícratas, obispo de Efeso, y Víctor, obispo de Roma (c. 189-199), Polícratas defendía la costumbre antigua de la práctica cuartodécima - la práctica que observaba la Pascua en el decimocuarto día del mes lunar apropiado15, siguiendo la tradición judía, sin considerar el día ni la semana en que caía. Este invoca la autoridad de la gran stoicheia (i.e. Cristianos del tiempo de los apóstoles)16 que murieron y fueron sepultados en la provincia de Asia. Entre estos menciona a „Juan, quien estaba recostado en el pecho del Señor, quien fue un sacerdote llevando la mitra, y un testigo y maestro: él duerme en Efeso”17. Aquí tal Juan que residió en Asia es identificado con el discípulo amado, quien, en el relato del cuarto evangelista sobre la última cena, se reclinó cerca de Jesús en esa ocasión y le preguntó quien era el traidor (Jua_13:23-25). La declaración que fuera „un sacerdote que lleva la mitra” hace un corte. El petalon (palabra griega), como se usa en la septuaginta, no es la mitra del sumo sacerdote en si, pero la placa dorada que está junta a esta que lleva la inscripción „Santo a Yahveh”18. Esto sólo lo llevaba el sumo sacerdote, no los sacerdotes ordinarios. Lo que Polícratas entendió con esto no está claro. Puede que sea solo un error, surgiendo de la confusión de que Juan el discípulo fuese confundido con tal Juan de Hch_4:6 que „era de una familia del sumo sacerdote”. (Tal Juan de la familia del sumo sacerdote es por otra parte desconocido, a no ser que sigamos el texto occidental que dice „Jonathan”, si fuera así entonces sería presumiblemente Jonathan el hijo de Annas, quien ocupó el sumo sacerdocio por unos meses en el año 36 - 37 en sucesión de Caifás.)19

Por el otro lado el lenguaje podría ser figurativo (es más probable que así lo sea), en cuyo caso se nos recuerda la declaración de Egesipo que Jacobo el Justo „únicamente era permitido entrar al lugar santo, de hecho él no vestía lana sino lino”20. Esto parece adscribir a Jacobo privilegios sacerdotales, o sumo sacerdotales, que por supuesto no le correspondían de nacimiento, por lo tanto han de interpretarse metafóricamente. El petalon que según Polícratas vestía Juan podría tener un similar significado metafórico.

4. El testimonio de Ireneo

Otros escritores mas o menos contemporáneos con Polícratas suponen antes que afirman la conexión entre Juan y Efeso. Clemente de Alejandría, por ejemplo dice que después de la muerte de Domiciano en el año 96 „Juan el apóstol” se trasladó desde la isla de Patmos a Efeso - una declaración que podría originarse de Egesipo21. Sobre ese mismo tiempo Ireneo en su tratado Contra los Herejes, llama a la iglesia de Efeso „un verdadero testimonio a la tradición de los apóstoles” pues no solo fue fundada por Pablo sino que proveyó un hogar para Juan el cual permaneció hasta el tiempo de Trajano22. Por el tiempo en que Ireneo escribió este tratado era obispo de León en Gaul, pero era nativo de Asia donde estuvo la primera parte de su vida. En su juventud conoció a Policarpo obispo de Esmirna, que murió como mártir a edad avanzada en el año 15623. Dice que Policarpo „no sólo fue enseñado por los apóstoles y disfrutó de la compañía de muchos que habían visto a Cristo, sino que también fue puesto por apóstoles para ser obispo en Asia de la iglesia de Esmirna”24. La generalización „apóstoles” se usa en el sentido extendido (significando quizás aquellos quienes vieron al Señor), pero Ireneo lo pone claro que el apóstol en el que está pensando en particular es Juan.

Una referencia circunstancial de Ireneo hacia el conocimiento mutuo de Policarpo y Juan, se refleja en su carta a Florino, un amigo de Ireneo de días anteriores, que se había desviado de la verdadera fe (según el criterio de Ireneo). Este recuerda a Florino como en su juventud ambos habían frecuentado la casa de Policarpo.

Recuerdo los sucesos de aquellos días más claramente que lo de fechas más recientes, ... De manera que puedo hablar del mismo lugar donde el bendito Policarpo estaba sentado e hizo su discurso. Puedo decir como el caminaba hacia adelante y entraba, la manera de su vida y su presencia corporal, los discursos que dirigía a la gente. Puedo recordar como contaba su compañerismo con Juan y con los otros que habían visto al Señor, de cómo él recordaba sus palabras y de las cosas que había oído de ellos acerca del Señor, sobre sus milagros y enseñanzas. Policarpo recibió estas cosas de los que habían sido testigos oculares de la palabra de vida25 y les hablaba todo en conformidad con las Escrituras26.

Por varios motivos el nacimiento de Ireneo no puede ser datado después del año 140; habría sido un adolescente cuando se sentaba a los pies de Policarpo y, como él mismo dice, las impresiones formadas a esa edad permanecen tenazmente y vivas en la memoria aún (o por eso especialmente) cuando las mas recientes memorias comienzan a desvanecerse.

Igual que Policratas, Ireneo escribió al Papa Víctor sobre la controversia de la Pascua y afirmó que Policarpo había seguido siempre la cuenta cuartodecimal „en compañía con Juan el discípulo del Señor y los demás apóstoles con quienes estaba”27.

Se ha sostenido contra el relato de Ireneo de Policarpo, que la Vida de Policarpo de Pionius compuesta sobre el año 250 no dice nada acerca del vínculo entre Policarpo y Juan28. Pero aún si la Vida (de Policarpo) de Pionius no es completamente ficticia, como supone J. B. Lightfoot29, no se puede comparar con valor de evidencia con el testimonio de Ireneo, y las fuertes convicciones de Pionius anti-cuartodécimal serían suficientes para hacerle permanecer en silencia acerca de Juan, quien fue la suprema autoridad invocada para la práctica cuartodecimal30.

5. El testimonio de Papias

Otro testimonio de las últimas décadas del segundo centenario es el prologo anti marcioniano del cuarto evangelio31. El original griego de este prólogo ha desaparecido: el texto ha sobrevivido en una forma corrupta en latín que se traduce de la siguiente manera:

            El evangelio de Juan fue publicado y entregado a las iglesias por Juan mientras todavía estaba en el cuerpo, como un hombre de Hierapolis, de nombre Papias, discípulo amado de Juan, ha relatado en sus cinco libros exegéticos32. Realmente lo copió el evangelio a conciencia según el dictado de Juan. Pero el herético Marcion fue expulsado por Juan, tras haber sido repudiado por él por sus perspectivas contrarias. Él le trajo escritos o cartas de hermanos que estaban en Ponto.

 La referencia hacia Marcion está corrupta: probablemente fue Papias, pero seguro que no fue a Juan, que vino desde Ponto, y Papias evidentemente le repudió directamente como lo hizo Policarpo33. Sobre la declaración que Papias era „el discípulo amado de Juan” y que le sirviera de secretario ayudante, es cronológicamente posible y nada que sepamos lo descarta. Sea como sea, el autor del prólogo dependía de Papias y de su información, y es bien posible, como sugiere Lightfoot, que se equivocase al leer (ellos copiaron” (queriendo decir miembros de la escuela de Juan) como „Yo copié”34.

Sobre las palabras del propio Papias acerca de Juan, han sobrevivido en un fragmento conocido citado por Eusebio - un fragmento que ha de ser datado en medio siglo antes que cualquier testimonio citado hasta ahora.

Papias, obispo de Hierápolis en el valle de Licos en la primera mitad del segundo siglo, era contemporáneo a Policarpo. Según Ireneo, fue compañero de Policarpo y, como él „un oyente de Juan”35; pero Eusebio, después de citar a Ireneo, dice que Papias no hace mención de haber sido oyente  y testigo ocular de los santos apóstoles pero si indica que conocía su enseñanza de segunda mano36.

Papias compiló en cinco tomos Una Exégesis de las Palabras Dominicales37, aunque se perdió hace tiempo, excepto lo que mediante citaciones ha sido conservado en escritores como Ireneo y Eusebio. Es probable, aunque no seguro, que la logia  del título sean oráculos o dichos de Jesús. Si los dichos de los profetas ancianos pudiesen ser recordados como oráculos divinos38, entonces los dichos del Señor de los profetas deberían ser titulados así a la fuerza. Papias evidentemente prefería hacer esta compilación sobre la base de la tradición oral antes de consultar los documentos escritos, pues en la introducción a su obra él da esta razón para su proceder:

                No voy a detenerme para compilar para ti con la interpretación de todas las cosas que jamas he aprendido   bien de los ancianos y ha guardado bien en mi mente, porque estoy convencido de su verdad. No como la mayoría de la gente, No he hallado placer en aquellos que tienen mucho que decir, pero si en los que enseñan la verdad - en aquellos que recuerdan, ningún mandamiento de hombres, pero los mandamientos dados por el Señor para fe y viniendo desde la verdad misma. Si alguien vino a mi camino que había estado en compañía de los ancianos, yo le habría inquirido sobre las palabras de esos ancianos. „¿Qué” preguntaría yo „dijo Andrés o Pedro, o Felipe o Tomás o Juan o Mateo o cualquiera de los discípulos del Señor? Y ¿qué dicen Aristion o Juan el anciano, los discípulos del Señor? Yo no pensé que lo que podría conseguir de los libros me ayudaría tanto como lo que podría recibir de una voz viva y permanente39.

Este extracto esta conservado por Eusebio. Si parcialmente es ambiguo, será por nuestro desconocimiento de su contexto (que ha desaparecido) y parcialmente debido a la falta de precisión en el estilo del griego de Papias40. Con „ancianos” (presbuteroi) posiblemente se refería, como más tarde Ireneo41, aquellos líderes cristianos que habían conocido a los seguidores del Señor - Líderes de la segunda generación cristiana. Este uso posiblemente se deba en algo a la expresión del Antiguo Testamento que los israelitas, después de la toma de posesión de la tierra Canaan, „sirvieron a Yahveh todos los días de Josué (la primera generación después de la toma de la tierra prometida), y todos los días de los ancianos” (Jos_24:31Jue_2:7).

No debemos desviarnos a otros problemas de interpretación en este pasaje sino concentrarnos en la doble referencia a Juan. Cuando Papias se encontró con uno de los ancianos (o algún otro que había estado en compañía de los ancianos) que había conocido a los discípulos del Señor, habría preguntado lo que oyeron decir a estos discípulos. Uno de los discípulos en cuestión fue Juan, nombrado junto con Andrés, Pedro, Felipe44, Tomás y Mateo, todos de los que sabemos que habían sido miembros de los doce; pero hay una referencia más posterior hacia Juan que no es contado entre los discípulos del Señor, pero que es nombrado „el anciano”. ¿Se trata en estas dos referencias del mismo Juan, o son referencias a dos diferentes? No podemos estar seguros. Si „anciano” como se aplica a éste en el sentido como parece que se usa en este pasaje, entonces la segunda referencia sería a otro Juan de la generación post-apostólica. Mientras Papias pregunta respecto a un Juan „¿Qué dijo éste? Preguntó referente al otro Juan „¿Qué dice éste?” Y ahora el segundo Juan, como el primero, es llamado uno de los „discípulos del Señor”. ¿Era él el nestor de los discípulos originales, sobreviviendo a los otros por una generación, y llamado „el anciano” por excelencia en el relato? No podemos pasar por alto Aristion, que es nombrado en la segunda referencia junto a Juan como uno de los „discípulos del Señor”; pero no se puede decir nada más acerca de él porque sólo figura en Papias, quien según la interpretación de Eusebio „actualmente oyó a Ariston y al anciano Juan ... Y da sus tradiciones en sus escritos”43.

La referencia anterior implica para con Juan una asociación con la provincia de Asia, más que para los otros miembros de los doce que son mencionados; pero una tal asociación podría ser implícita en la segunda referencia: „¿Qué dicen Ariston y Jaun el anciano, los discípulos del Señor?” Las personas a las que preguntaba Papias eran presuntamente gente que encontró en su propia provincia de Asia, y ellos tendrían más oportunidades de saber lo que actualmente decían Aristion y „Juan el anciano” si estos dos hombres serían igualmente localizables en la misma provincia.

Eusebio comprendió a Papias como refiriéndose a dos diferentes Juanes, y en esto podría tener mucha razón. Pero él tenía un especial interés para distinguir entre dos Juanes, ya que no apreciaba el chiliasmo del Apocalipsis y consideraba inapropiado que una doctrina inaceptable estuviese revestida con la autoridad del cuarto evangelista, a quien él identificaba con Juan, el apóstol.  Y ahora el Apocalipsis explícitamente reclama haber sido escrita por un hombre llamado Juan. Aquí en Papias, como también en Eusebio se hace evidente que hay otro, un Juan inferior, quien podría ser identificado con el visionario de Patmos, dejando al más grande Juan inmaculado de fantasías chiliasticas.

Mientras que la mayoría de eruditos recientes y modernos, incluyendo algunos gigantes conservadores  del siglo diecinueve como S. P. Tregelles y J. B. Lightfoot44, afirmarían con Eusebio interpretando a Papias como refiriéndose a dos hombres llamados Juan, otros han sostenido que Papias hizo dos referencias (pero expresándose torpemente) a un y el mismo Juan: entre estos sean mencionados F. W. Farrar, George Salmon, Theodor Zahn, John Chapman, Lawlor and Oulton, C. J. Cadoux y Stephen Smalley45. Las preguntas no las podemos considerar como cerradas.

Un problema más nos llama la atención, antes que dejemos a Papias. Un manuscrito de Crónicas  de Georgios Hamartolos (quien escribió por el año 840) dice que Papias de Hierápolis, escribiendo como „testigo ocular de Juan”, transmitió que Juan fue ‘muerto por judíos’ cumpliendo así, junto a su hermano, la predicción de Cristo sobre ellos”46 - una referencia hacia los hijos de Zebedeo de Jesús en Mar_10:38, que ellos beberían su copa y compartirían su bautismo. Pero esta peculiar lectura de un manuscrito en la obra de Geórgico debe haberse interpolado desde una declaración en un epítome del quinto siglo en Coronillas de Felipe de Sidé: „Papias dice en su segundo libro que Juan el divino y Jacobo su hermano fueron matados por los judíos”47.

Cuando por primera vez fue publicado el pasaje del epítome de las Crónicas de Felipe en 1888, algunos eruditos dedujeron que Papias debía haber dicho algo sobre esto48. Pero si lo hizo, es extraño que Eusebio no dijera nada acerca de ello. En el caso que tuviese conocimiento de este pasaje, lo habría citado como una evidencia concluyente de que Papias, era un hombre de inteligencia muy pequeña49.  Un examen crítico de esta expresión atribuida a Felipe conduce a la conclusión que es una corrupción del pasaje que originalmente relataba la muerte de Jacobo el Justo (no Jacobo hijo de Zebedeo), el hermano del Señor (no el hermano de Juan)50. La evidencia sobre la que reposa el „mito critico” de la muerte temprana de Juan el apóstol es tan frágil que, como dice A.S. Peake, „habría provocado burla si se hubiese argumentado a favor de una conclusión conservativa”51 (lo que implica que alguna gente conocida a Peake fue atraída hacia ahí, por su pronunciada desviación de la preponderante voz de la tradición).

6.  El testimonio de Dionisio

Cincuenta años antes que Eusebio escribiese, un argumento más razonable para diferenciar entre los autores del Cuarto Evangelio y del Apocalipsis fue desarrollado por Dionisio, obispo de Alejandría. Dioniso presentó argumentos del estilo y otros argumentos críticos contra la tradición que el Juan, que se nombra a si mismo en Apocalipsis como su autor fuese idéntico con el Cuarto Evangelista, del que creía que era Juan el Apóstol. Él refería sobre el autor del Apocalipsis como un „hombre santo y divinamente inspirado” pero consideraba que este era „un cierto otro (Juan) entre los que habían en Asia” añadiendo que según el reporte „habían dos sepulcros en Efeso, y de cada uno se decía ser de Juan”52. No hace mención de Papias y su doble referencia hacia Juan; quizás porque no lo sabía o porque no lo consideraba relevante. Eusebio de todas maneras halló en el informe sobre las dos sepulturas de Juan en Efeso la confirmación de la inferencia que sacó de Papias.

El hecho que se señalen dos tumbas de un personaje histórico, no implica que él o ella hallan sido duplicados. Sabemos que por un tiempo en el siglo tercero y cuarto se veneraba en Roma dos lugares supuestos como sepulcros de Pedro y otros dos como las tumbas de Pablo53, pero nadie ha sacado de ahí que existan dos Pedro o dos Pablos. El visitante de Jerusalén hoy día podrá ver dos lugares y cada uno reclamando ser el lugar donde Esteban el protomartir fue lapidado, pero solo había un Esteban. Más importante es que al visitante se le mostrarán dos lugares rivales de la crucifixión y sepulcro de Jesús - uno reflejando una tradición retrocediendo hasta el cuarto (cuando no el segundo) siglo, el otro retrocediendo hasta finales del siglo diecinueve, pero no se han hecho conclusiones bizarras acerca de la identidad dual al respecto.

Las dos tradiciones del sepulcro que recuerda Dionisio parecen haber sobrevivido en Efeso hasta el siglo presente. Como último se nos asegura que en su tiempo los antiguos griegos habitantes de Ayasoluk „solían adorar, decorar con coronas de flores y encendiendo luces, frente a una tumba hecha en la roca, un poco al este del antiguo estadio (de Efeso), supuestamente siendo la tumba de San Juan”54. Robert Eisler al que acabo de citar, presenta una fotografía de la tumba en la roca55; para que no se piense que es una autoridad dudosa he de añadir que él no es el único escritor de los tiempos modernos para confirmar esta tradición56.

Eisler pensó que había alguna referencia hacia esta tumba en un manuscrito griego del decimoprimer siglo de los Hechos de Juan, que relatan como los amigos de Juan vinieron para sacar el cuerpo de Juan de la cueva (orygma) donde había sido puesto temporalmente, para depositarlo „en la iglesia grande”, pero no pudieron encontrarlo57. La referencia a „la iglesia grande” implica que la basílica de Justiniano ya existía, de manera que esta parte no pertenece al original Hechos de Juan (históricamente carecen de valor como todo este „Hechos”) Podrían reflejar la misma tradición local como la que Dionisio menciona siglos atrás, pero no podemos saberlo - tampoco tenemos conocimiento si el lugar de sepultura venerado más recientemente en la proximidad del estadio prueba la continuidad de esta tradición.

7. El círculo de Juan

Desde el tiempo de Dionisio de Alejandría, han habido estudiosos que han distinguido a Juan que escribió Apocalipsis del Cuarto Evangelista58. Estos no han identificado todos, como Dionisio y Eusebio, al evangelista con Juan el hijo de Zebedeo y el visionario de Patmos con algún otro Juan. Justino el mártir escribiendo sobre la mitad del segundo siglo, identificó al visionario de Patmos con el Apóstol59, y algunos eruditos de tiempos más recientes han hallado más probable que el Apóstol sea el autor del Apocalipsis60, que éste compusiera el Cuarto Evangelio. Uno que era tan poco tradicionalista como C. J. Cadoux encontró la prueba llevando „ a la conclusión que el Apóstol Juan sobrevivió hasta llegar a una edad grande en Efeso, y fue él mismo quien escribió ‘el Apocalipsis’”. Pero por el otro lado estaba lejos de admitir que el Cuarto Evangelio tuviese su origen apostólico.

Pero era generalmente aceptado que las tres epístolas de Juan (en especial la primera) fuesen del mismo autor que del Cuarto Evangelio. Cuando en el año 1911 Dom John Chapman escribió que „ninguna sana crítica negará que el Evangelio y la primera Epístola son de la misma pluma”61, él habría mandado la afirmación de la mayoría de los eruditos británicos. Presumiblemente él excluyó de la categoría de los „sanos eruditos” a algunos escritores, (generalmente alemanes) que habían discernido a varios autores para estos dos documentos. Pero en 1936 uno que nadie rechazaría en llamarle „erudito sano”, C. H. Dodd, presentó una lectura sobre „La primera Epístola de Juan y el Cuarto Evangelio”, y exponiendo elementos lingüísticos y teológicos argumentó que el autor de la Epístola no era el Evangelista mismo, pero un de sus discípulos62. Amplió su argumento en su comentario sobre las epístolas de Juan acerca de Moffat, que fue publicado en 194663. Al siguiente año otro erudito eminente en la materia de Juan de la misma generación, W. F. Howard, examinó cuidadosamente el argumento de Dodd y concluyó que „hay tanto en común entre Evangelio y Epístola, ambas cosas, lenguaje y en pensamiento, que las presuntas evidencias favorecen la sustancial unidad del autor”64.

No es nuestro propósito presente investigar la relación literaria de los documentos de Juan del Nuevo Testamento. Pero estos documentos apuntan por si mismos hacia la existencia de lo que se podría llamar un „círculo Joánico”65. Podremos pensar en los escritores anónimos en la nota final del Cuarto Evangelio que refiere al discípulo amado como autor y añade „sabemos que este testimonio es verdadero” (Joh_21:24). Podremos pensar en los receptores de 1ª de Juan a los que el escritor llama „hijitos pequeños”, en la „Señora elegida” y sus hijos nombradas en 2ª Juan, y en Gayo, Demetrio y otros amigos que reciben mención honrosa en 3ª Juan. El Autor de 2ª y 3ª de Juan se autodenomina „el anciano” - el título por el que presumiblemente era conocido entre estos sus amigos. El autor de 1ª Juan no se presenta, pero por llamar a sus lectores „hijitos pequeños” estos también le podrían llamar „el anciano”, significando sencillamente (un afectuoso) „el hombre viejo”. La coincidencia entre esta designación en las cartas de Juan y la mención de Papias del „anciano Juan” podrían ser mera coincidencia, pero podría ser también más.

En la mitad de los años setenta aparecieron dos monográficos importantes sobre el círculo joánico. Uno, de Oscar Cullmann, estaba dedicado al „origen, carácter y ubicación del „círculo joánico”, que está detrás del [Cuarto] Evangelio y continúa su propósito teológico. La existencia de este círculo” añade, „puede desafiarse firmemente.”66

El otro monográfico de R. A. Culpepper, va más allá de enfocar hacia una vaga idea del „círculo” y dice que había una „escuela” claramente definida, que reproducía los elementos constantes hallados en otras escuelas antiguas griegas y judías - las escuelas filosóficas de los griegos y las escuelas rabínicas de los judíos (sin excluir la „Escuela” a la que pertenecían los discípulos del Señor)67.

El círculo Joánico o escuela tenía sus líderes entre los que se podrían discernir los autores de los documentos joánicos. Se ha intentado una conjetura respecto a su identidad  y su relación por C. K. Barrett: „que el evangelista, el autor - o autores ... - de las epístolas, y el editor final de la Revelación fueran todos alumnos del apocalíptico original. Ellos desarrollaron su labor en términos similares, pero fue el evangelista quien vio más claramente cómo la teología cristiana escatológica podría volver a ser expresada en la lengua del pensamiento helenista, y ciertamente lo vio tan claro como estar más allá de su tiempo”68.

El Profesor Barrett reconoce una relación entre el Apocalipsis y el Cuarto Evangelio; de hecho a pesar de sus diferencias obvias, los dos documentos comparten una impresionante cantidad de elementos comunes y ciertamente provienen del mismo círculo. Si el apocalíptico fue Juan el hijo de Zebedeo (lo que no es del todo improbable), éste podría haber sido referido como fundador de este círculo, que entonces ha sido lo más adecuadamente denominado como círculo de Juan. Si „Juan el anciano” de Papias es una persona diferente al hijo de Zebedeo, entonces podría ser un miembro destacado del círculo, y posiblemente el que sucedió al liderato cuando el apóstol murió69. En un artículo publicado en 193070, Alphonse Mingana mencionaba que algunos manuscritos peshittas contenían un tratado adscrito a Eusebio, que da una breve relato sobre cada uno de los doce apóstoles y setenta discípulos (aunque Eusebio dice que „no existe ninguna lista de los setenta”)71. La sección de Juan, traducida por la cita siria de Mingana, es como sigue:

Juan el evangelista también era de Betsaida. Él era de la tribu de Zabulón. Predicó primeramente en Asia, y después en desterrado por Cesar Tiberio a la isla de Patmos. Entonces fue a Efeso y edificó la iglesia en ella. Tres de sus discípulos fueron con él allí y allí murió y fue sepultado. [estos tres fueron] Ignacio, quien fue después obispo de Antioquía y fue echado a las bestias en Roma; Policarpo, quien después sería obispo de Esmirna y fue coronado [como mártir] en el fuego; Juan a quien él le cometió el sacerdocio y el obispado para que le mirasen. Él entonces, (el evangelista), habiendo vivido mucho tiempo, murió y fue sepultado den Efeso, donde había sido obispo. Fue enterrado por su discípulo Juan quien asumió el obispado (después de él.); y las sepulturas de ambos se encuentran en Efeso - una tumba oculta, la del evangelista y la otra siendo la de Juan el discípulo, quien escribió la Revelación (gelayne), pues él dijo que había escrito todo lo que había oído decir de la boca de el Evangelista.

Aunque no es la obra de Eusebio, esta sección ciertamente está basada en él y en su informe de la visión sobre el Apocalipsis de Dionisio de Alejandría, no hace del segundo Juan su autor del Apocalipsis pero si el secretario del Apóstol, quien fue el real autor - a no ser que, como piensan algunos, las „revelaciones” no se refiera al Apocalipsis sino que al Evangelio, en cuyo caso se establecería un precedente temprano proveyendo a aquellos escritores de hoy día, que creen en un segundo Juan en Efeso, referido como amanuense del apóstol (o más que amanuense) en la redacción del Evangelio. La declaración que Juan fue desterrado a Patmos por Tiberio ha de ser descartada como un completo error, advirtiéndonos de no tomar este pasaje tan en serio.

Este tratado sirio difícilmente aporta evidencias independientes para tener Efeso como sede y obispado de un segundo Juan. Pero Mingana ofreció más información interesante. Los manuscritos de la peshitta comúnmente tienen este colofón al final del Cuarto Evangelio: „Aquí termina el Evangelio de Juan quien hablaba griego en Efeso.” Pero un manuscrito (Mingana Syriac 540) tiene un singular colofón: „aquí termina el escrito de el santo Evangelio - la predicación de Juan quien habló en griego en Bitinia”, y también una nota singular en el prefacio: „El sagrado evangelio de nuestro Señor Jesucristo - la predicación de Juan el más joven” (Yuhanan na‘arâ’). El manuscrito está datado en 1749, pero fue copiado de uno datado por Mingana mil años antes. Mingana cuidadosamente ha sugerido la inferencia que este „Juan mas joven” fuera el discípulo del apóstol nombrado en el tratado, pero si fuera así, el apóstol debería ser, en referencia a esto otro Juan, Juan el anciano. La referencia a Bitinia en el colofón podría sencillamente ser un error surgiendo desde la ignorancia. W. F. Howard resumió el descubrimiento de Mingana con precaución sabia: „Por interesante que esto sea, difícilmente podemos tratarlo de otra manera que como un poco de labor de presunción irresponsable de algún escriba de fechas tardías en la historia de la transcripción del Evangelio”72. Corresponde a la misma categoría que las notas sobre el autor, el amanuense, el lugar de redacción, etc. Adjuntada a varias epístolas del Nuevo Testamento, que la versión autorizada ha tomado del Textus Receptus.

Identificar a Juan el apocalíptico con el hijo de Zebedeo, digo yo no es del todo improbable. Pero esto no se aceptaría universalmente. Para una parte, el apocalíptico reclama ser profeta, no un apóstol73; por el otro lado, si Tertuliano utiliza una terminología legal cuidadosa al describir a Juan como de in insulam relegatus74, entonces, es argumentado, Juan debe haber pertenecido a los honestiores, la clase social de más reputación, siendo romano o judío75. Victorino de Pentavio (murió 303), el más temprano comentador latino del Apocalipsis, dice que Juan fue sentenciado a servidumbre en las minas o las canteras (in metallo) de Patmos76, pero no existen evidencias que hubieran tales instalaciones sobre Patmos, o que los criminales fueran enviados allí para trabajos forzosos77. J. N. Sanders, quien dedujo de la referencia de Tertuliano, que Juan de Patmos pertenecía a la clase alta de la sociedad judía, propuso que si la relegatio de Juan fue impuesta por sus actividades cristianas - „por la palabra de Dios y el testimonio de Jesús”, como él mismo dice (Apo_1:9) - debe haber sido antes de que esta actividad se convirtiera en ofensa capital, esto es antes del año 64/65; y que éste podía ser el „otro discípulo” de Jua_18:15 s. que era „conocido”, y posiblemente relacionado con el sumo sacerdote78. Sanders continuó en su camino de la especulación más lejos todavía, pero mientras no se mantenga la especulación con las riendas bien tensas muy pronto perderá toda la credibilidad; por lo que lo dejaremos tal como está.

Un apóstol no está excluido de practicar el don de la profecía por el hecho de ser apóstol, y como el Apocalipsis es un libro presentado expresamente como profecía, el autor puede naturalmente presentarse como profeta antes de apóstol. Y aún si Tertuliano quiso decir „relegatio” en su explícito significado legal, no podemos saber si tenía una firme evidencia que ésta fuese realmente la naturaleza del destierro de Juan a Patmos.

Quien quiera que fuera el visionario de Patmos, era tenido por un adecuado mensajero para transmitir las advertencias apocalípticas y los estímulos a las iglesias de Efeso y otras ciudades de Asia, y el contenido de las siete cartas remitidas a esas iglesias indica que estaba bastante bien familiarizado con las circunstancias locales.

El contacto Efesio del Cuarto Evangelio y las epístolas joánicas no es tan explícito. Algunos eruditos en tiempos más recientes han pretendido relacionar estos documentos mas bien con Antioquía de Siria79, e incluso con Alejandría en Egipto80. Su evidencia interna tiene poco que decir sobre esta referencia. El argumento central para un vínculo con Antioquía de Siria está basado en las afinidades entre el pensamiento joánico discernible en las cartas de Ignacio, quien era obispo en la iglesia de la ciudad. El profesor Cullmann menciona también los vínculos entre el Cuarto Evangelio y las Odas de Salomón   de las que cree „provienen de esa zona”. Entonces Siria es una de las zonas a las que le adjudica und „gran probabilidad” como el lugar de origen del Cuarto Evangelio y de los documentos relatados, sumando (bastante remarcado) Transjordania como „la otra opción que podría ser apoyada con fuertes, (quizás incluso más fuertes) argumentos”81. (Esta inclinación por Transjordania está unida a su interés existente desde mucho tiempo por el cristianismo pseudo clementino y los orígenes del cristianismo judío.)82 Él considera que el origen Efesio „es mucho menos fundado”, aunque está de acuerdo que aún aparte de la voz de la tradición existen puntos que hablan mucho a favor. Apunta  entre estos  „la presencia en Asia menor de las herejías atacadas en el Evangelio de Juan, y en particular de un grupo de discípulos de Juan (el bautista)”83.

Ni en Siria ni en ninguna otra parte hallamos el peso de tradición y testimonios exteriores que vincula la literatura joánica y su autor con Efeso. En ausencia de cualquier tradición o evidencia sustancial hacia lo contrario, el vínculo Efesio mantiene la cabeza delante.

8. Conclusión

La figura tradicional de San Juan el divino, el „teólogo santo” cuyo nombre es recordado en el monte y basílica de Ayasoluk, podría ser una figura compuesta en la que Juan el Apóstol y Juan el anciano han sido fundidos. Pero no podrían haberlo sido mientras las personas permanecían vivas que les recordaban a ambos. La idea que uno que recordara a ambos confundiera al uno con el otro es extremadamente improbable. „Ningún fenómeno está mejor comprobado que colecciones fiables de la identidad de personas vistas y oídas medio siglo antes”84 dijo I.T. Beckwith. Añade que Ireneo en ninguna parte renuncia a probar que Juan el Apóstol residió en Asia: él se refiere a su residencia incidentalmente, como algo que era de dominio común. Los que conocían a Juan el Apóstol y a Juan el anciano no tendrían dificultad de distinguirlos, especialmente si el anciano sobrevivió (lo que es probable) al Apóstol.

Para concluir: La basílica de San Juan conmemora una tradición cristiana llegada desde tiempo atrás, como lo hacen la basílica de San Pedro y San Pablo, hasta la mitad del siglo segundo, y probablemente más temprano. Aún en su estado ruinoso lleva el silencioso testimonio de aquellas „grandes luces” que durmieron en Asia proconsular, entre los que „Juan el discípulo del Señor” (con su escuela o círculo) ocupa un lugar preeminente.

 

Referencias (del 206 al 290 del cap. 07 notas)

1  .Vease p. 65

2 .Vease p. 28

3 .E.g. 1Ti_1:6 s., 1Ti_1:19 s.; 1Ti_4:1-32Ti_2:17 s.; 2Ti_4:3 s.; Tit_1:10-16

4 .Vease pp. 53 ss

5 .Polícratas y Proclus en Eusebio, Hist Eccl. 3.31.3, 4; cf. 3.39.9. Según Polícratas como es citado en Hist. Eccl. 5.24.2, una de las hijas fue sepultada en Efeso

6 .Procopio ; Buildings 5.1.6

7 .Procopio, Secret History 3.1

8.J. Keil, „XIII Vorläufiger Bericht über die Ausgrabungen in Ephesus”, Jahreshefte des österreichischen archäologischen Instituts in Wien 24 (1929), _ä__Beiblatt, cols. 8-67 (especialmente 52-67; „XIV Vorläufiger Bericht....” Jahreshefte... 25 (1929), Beiblatt, cols. 5-52 (especialmente 5-21). Vease también „Die Wiederauffindung des Johannesgrabes in Ephesus”, Biblica 13 (1932), pp. 121 ss. Procopio (Buildings 5.1.5) menciona el relicario antiguo, pero dice que fue edificado por „los nativos” (oi epicwrioi)

9 .E. Schwartz (ed.), Acta Conciliorum Oecumenicorum, i. 5 (Berlin/Leipzig, 1927), p. 128. R. Eisler (The Enigma of the Fourth Gospel [London, 1938], p. 124) sugiere que fue el cierre de la tumba lo que representaba el obstáculo, pero su carta implica que habían sido deliberadamente impedidos de adorar no únicamente allí sino que también en las demás tumbas de los mártires de Efeso. El concilio se realizó en la iglesia grande de Santa María (actualmetne iglesia gemela) - muy apropiado, cuando uno considera que el concilio dio oficial confirmación a la determinación de la Virgen como Theotokos. Durante la transcurso del concilio de Efeso, al identificar a aquel  Juan que había residido allí con el discípulo amado del Señor, que había llevado a la „Virgen a su propia casa” después de que Jesús desde la cruz la confiara al cuidado de Juan (Jua_19:26 s.) _ä__la creencia popular cristiana de Efeso sostenía que ella le había acompañado a Efeso, donde pasó los últimos años de su vida. En un anuncio público en el que se condenaba a Nestorio, el concilio se describió como encuentro „en la [ciudad] de los efesios, donde Juan el divino y la santa Virgen María, la Theotokos (habían estado)” (Schwartz ACO, i.2 [Berlin/Leipzig, 1927], p. 70). Desde 1891 un edificio en Panaya Kapulü, cerca de una milla de distancia de la ciudad ha sido venerado como la casa de María tal como la vio en visión una monja de Westfalia, Katherina von Emmerick (1774-1824). Este lugar de peregrinaje moderno atendido por los capuchinos, nunca ha recibido reconocimiento oficial eclesiástico, a pesar de que fuera visitado por el Papa Pablo VI en 1967

10                .Agustín, Homilies on the Gospel of John, 124

11                 .Vease B. M. Metzger, A Textual Commentary on the Greek New Testament (London/New York, 1971), p. 731

12                .Las más antiguas apariencias de o theologos aplicadas especialmente o por excelencia al cuarto Evangelista aparece en fragmentos del comentario de Orígenes sobre el Evangelio de Juan (GCS, iv, pp. 483, 484, 485)

13                Jua_13:23Jua_19:25-27Jua_20:2-10Jua_21:20-24. Al final del último de estos pasajes se describe de ahí en adelante como „el discípulo que lleva el testimonio de estas cosas, y que ha escrito estas cosas”

14                .Vease p. 126 s.; 130 s.

15                 .El mes judío de Nisan, el mes macedonio de Artemisios (correspondiendo a Marzo / Abril en el calendario Juliano)

16                .La palabra stoiceia (lo que primordialmente significa „letras del alfabeto” y también „elementos”) deberían entenderse aquí como „luminares” (de su uso en el sentido de sol, luna etc.) Esto es „pueblo de distinción”

17                 .Citado por Eusebio, Hist. Eccl. 3.31.3; 5.24.2

18                Exo_28:36 (LXX 31)

19                .Josefo, Ant. 18.95, 123; 19.313 ss.; 20. 162 ss. R. Eisler identificó al Juan del sumo sacerdote en Hch_4:6 con Teófilo, hijo de Anas‹, quien sucedió a su hermano Jonatan como sumo sacerdote en el año 37 y fue destituido por Herodes Agripa y cuatro años después. (Josefo, Ant. 18.123; 19.297); él identificó este Juan con el portador del petalon de Polícratas y con el discípulo de Jua_18:15 s. Quien „era conocido del sumo sacerdote” (The Enigma of the Fourth Gospel, pp. 39-45. 52 f.). Vease pp. 140 s.

20               .Citado por Eusebio, Hist. Eccl. 2.23.6; véase pp. 109

21                .Clemente, Quis diues saluetur 42 (citado por Eusebio, Hist. Eccl. 3.23.6). El caso de observar la autoridad de Egesipo tras esta declaración es presentada por H. J. Lawlor, Eusebiana (Oxford, 1912), pp. 51 ss

22               .Ireneo, Against Heresies 3.3.4

23               .La fecha (23 de Febrero de 156) preferida por C. H. Turner, „The Day and Year of St. Polycarp’s Martyrdom”, Studia Biblica et Ecclesiastica, ii (Oxford, 1890), pp. 105 ss

24               .Ireneo, Against Heresies 3.3.4

25                .Cf. Luc_1:21Ju_1:1

26               .Citado por Eusebio, Hist. Eccl. 5.20.4 ss

27                .Citado por Eusebio, Hist. Eccl. 5.24.16

28               .Cf. B. H. Streeter, The Primitive Church (London, 1929), pp. 94 s., 111 s., 265 ss

29               .J. B. Lightfoot, Ignatius and Policarp, iii (London, 1883), pp. 433 ss., 488 ss

30               .Cf. C. J. Cadoux, Ancient Smyrna (Oxford, 1938), pp. 302 ss., 374 ss

31                .El origen del anti marcionismo y su carácter con sus prólogos asociados se estableció primeramente por D. De Bruyne, „Les plus anciens prologues latins des Evangiles”, Revue Bénédictine 40 (1928), pp. 193 ss.; ha sido cuestionado por J. Regul, Die antimorcionistischen Evangelienprologe (Freiburg, 1969)

32               .Lat. in exotericis (id est in extremis) quinque libris. Es reconocido que el texto griego fue en tois pente exhghtikois bibliois, la palabra exeghtikois fue transformada en exwterikois, lo que fue debidamente traducido al latín con externis, y esto en la transmisión latina ha sido corrompido ha extremis (cf. J. B. Lightfoot, Essays on the Work Entitled „Supernatural Religion” [London, 1889], p. 213)

33               .Policarpo, le había conocido en Asia menor antes le reconoció en Roma en el año 154 como „el primogénito de Satanás” (Ireneo, Against Heresies 3.3.4)

34               .J. B. Lightfoot, Essays on the Work Entitled „Supernatural Religión”, p.214. Las formas de la primera persona singular y la tercera persona plural serían idénticas en el imperfecto (apegrafon) y muy parecido en el aoristo (apegrayaapegrayan, especialmente si la n final era representada al final de la linea con una raya encima del vocal precedente APEGRAYÂ). (Lightfoot conocía el texto latín del prólogo, aunque no conocía su procedencia anti Marcionita, de un manuscrito del Vaticano del siglo noveno).

35                .En el curso de una discusión sobre este prólogo en la columna de correspondencia de The Times, F.L. Cross escribió (13 febrero 1936): „mi propia lectura del prólogo, si puedo decirlo dogmáticamente, es que en su forma original está acertado que el cuarto evangelio fue escrito por Juan el anciano, mediante dictado de Juan el apóstol cuando el último alcanzó una edad muy elevada” (Cf. A. Harnack, Chronologie der altchristlichen Literatur bis Eusebius, i [Leipzig, 1897, p. 677). Por la sugerencia de Dr. Cross podremos comparar la página titular compuesta para el evangelio por Dorothy L. Sayers: „Memorias de Jesucristo. Por Juan Hijo de Zebedeo; editado por el Reverendo Juan el Anciano, Vicario de Santa Fe, Efeso” (Unpoplar Opinions [London, 1946], p. 26)

36               .Ireneo, Against Heresies, 5.33.4 (citado por Eusebio, Hist. Eccl. 3.39.1)

37                .Hist. Eccl. 3.39.2

38               .Eusebio, Hist. Eccl. 3.39.1

39               .Para el uso de logia  cf. Hch_7:38Rom_3:2Heb_5:12

40               .Citado por Eusebio, Hist. Eccl. 3.39.3. f

41                .Aquí hay un caso especial de ambigüedad. De estas palabras citadas Eusebio deduce que mientras que Papias no había sido „oyente y testigo ocular de los santos apóstoles” éste oía actualmente a Aristion y a Juan el anciano (Hist Eccl. 3.39.2, 7). Eusebio conocía el contexto de las palabras que citaba, pero nosotros, sin ese conocimiento, podríamos deducir que Papias solo tenía conocimiento de lo había escuchado decir de Aristion y „el anciano Juan”

42               .Against Heresies, 5.5.1. etc

43               .Es una coincidencia notable que la secuencia „Andrés, Pedro, Felipe” es en la que nombra a los primeros discípulos de Jesús en Jua_1:40-44. En esta compañía Papias se refiere presumiblemente a Felipe el apóstol, de Betsaida, no a Felipe el eva$ngelista, de Cesarea (aún si este último acabó sus días en Hierápolis)

44               .Hist. Eccl. 3.39.7. B. H. Streeter hiyo arias sugerencias acerca de las aportaciones de Aristion a la tradición primitiva (cf. The Four Gospels [London, 1924], pp. 344 ss.), la más atrevida es su hipótesis „científica” (así tenía la esperanza que se consideraba) que éste fuera el autor de la primera epístola de Pedro (The Primitive Church, pp. 130 ss.)

45               .S. P. Tregelles, The Historic Evidence of the Authorship and Transmission of the Books of the New Testament (London, 21881), p. 47; J. B. Lightfoot, Essays on the Work Entitled „Supernatural Religion”, p. 144 („No puedo dudar que Eusebio estuviera cierto en su interpretación”)

46               .F. W. Farrar, The early Days of Christianity (London, 1882), pp. 618 ss.; G. Salmon, Historical Introduction to the Study of the Books of the New Testament (London, 41889, pp. 287 ss.; T. Zahn, Apostel und Apostelschüler in der Provinz Asien (Leipzig, 1900), pp. 112 ss.; Introduction to the New Testament, E. T. _ä__(Edinburgh, 1909), ii. Pp. 451 ss.; J. Chapman, John the Presbyter and the Forth Gospel (Oxford, 1911), pp. 8 ss.; H. J. Lawlor and J. E. L. Oulton (tr.); Eusebio, The Eclesiástica History, II (London, 1928), p. 114; C. J. Codas, Ancient Smyrna (Oxford, 1938), pp. 316 ss.; S, S, Smalley, John, Evangelist and Interpreter (Exeter, 1978), pp. 73 s

47                .Chronicle 3.134.1. El manuscrito es Codex Coislianus 305, descubierto en 1862

48               .Publicado por C. De Boor desde los MS de Bodleian Barroccianus 142 en „Neue Fragmente des Papias, Hegesippus und Pierius”, Texte und Untersuchungen 5.2 (1888), pp. 165 ss., especialmente p. 170. Ver J.A. Robinson, Historical Character of St. John’s Gospel (London, 1908), p. 66; J. Chapman, John the Presbyter and the Fourth Gospel, pp. 77 ss., 95 ss.; K. Lake z H.J. Cadbury, The Acts of the Apostles = The Beginnings of Christianity, iv (London, 1933), pp. 133 s

49               .Cf. Schwartz, „Ueber den Tod der Söhne Zebedaei”, Abhandlungen der kgl Gesellschaft der Wissenschaften zu Göttingen, phil.-hist. Kl., 7.5 (1907), pp. 266 ss.; „Noch einmal der Tod der Söhne Zebedaei”, ZNW 11 (1910), pp. 89 ss.; J. Moffat, Introduction to the Literature of the New Testament__ (Edinburgh, 31918), pp. 603 ss

50               .Hist. Eccl. 3.39.13; para la posibilidad de que Eusebio citara la nota, auto despreciándose Papias a sí mismo  ver J. R. Harris Testimonies, i (Cambridge, 1916), pp. 119 s

51                 .Cf. J. H. Bernard, Studia Sacra (London, 1917), pp. 260 ss., y The Gospel according to St. John, I.C.C. (Edinburgh, 1928), i, pp. xxxviixlv

52                .A.S. Peake, Holborn Review 19, (1928), p. 394, citado por W.F. Howard, The Fourth Gospel in Recent Criticism and Interpretation (London, 41955), p 232; cf. Peake, Critical Introduction to the New Testament (London, 1909), pp. 142 ss

53                .Citado por Eusebio, Hist Eccl. 7.25

54               .Ver p. 43, n. 68, 69

55                .R. Eisler, The Enigma of the Fourth Gospel, p. 126

56               .Ibid. Plate X, frente a p. 126 (reproducción de una foto por K. Lampakis en los archivos fotográficos del Museo Nacional, Atenas, nº 5982. Josef Kei

57                .Eisler, (Enigma, p. 127) expresa estar en deuda con Josef Keil, el excavador de Efeso (ver pág. 123, n 8 (inglés)) por dirigir la atención hacia la fotografía mencionada y por expresar la perspectiva que la creencia de los cristianos locales adhieren hacia esta tumba en la roca en ausencia de otro lugar a donde poder acudir. La tumba está marcada GR (esto es Grab „tumba”) sobre el mapa de Efeso de A. Schindler y O. Benndorf. (Abb. 2) en A.F. Pauly-G. Wissowa, Realencyclopädie der klassischen Altertumswissenschaft v, s.v. „Ephesos” (cols. 2773 ss.) Inmediatamente al este del estadio

58               .Eisler, Enigma, pp. 125 ss. El manuscrito (Paris gr. 1468) esta listado como Q en E. Hennecke-W. Schneemelcher - R. McL. Wilson, New Testament Apocrypha, ii (London, 1965), pp. 195 ss

59               .En días anteriores estos eran minoría. Hasta final del segundo siglo el prólogo Anti marcionianos a Lucas cierra con las palabras: Y más tarde Juan el Apóstol, uno de los doce, escribió el Apocalipsis en la Isla de Patmos y después de esto escribió el Evangelio”. C. H. Dodd rechaza la idea, que la misma persona pudiera ser responsable de las dos obras con el refrán de Horácio: creat Judaeus Apella non ego! (The Interpretation of the Fourth Gospel [Cambridge, 1953], p. 215, n. 3)

60               .Dialogue with Trypho 81.4. Justino parece haber conocido el Cuarto Evangelio, pero no da ninguna pista sobre su autor

61                .Ancient Smyrna, p. 317

62               .John the Presbyter and the Fourth Gospel, p. 72. Una lista de escritores anteriores quienes habían negado la identidad del autor de los dos documentos se encuentra en Moffat, Introduction3, pp 589 s

63               .„The First Epistle of John and the Fourth Gospel”, BJRL 21 (1937), pp. 129-156

64               .The Johannine Epistles (London, 1946), pp. Xlvii ss

65               .„The Common Authorship of the Johannine Gospel and Epistles”, JTS 48 (1947), pp. 12-25, reeditado en The Fourth Gospel in Recent Critcism and Interpretation4, pp. 282 ss. Dr. Howar pensó que las epístolas serían escritas por el Evangelista hacia el fin de su vida, mientras que el Cuarto Evangelio „representa sus pensamientos y enseñanzas abarcando un periodo de años y fue publicado después de su muerte” (Christianity according to St. John [London, 1943], p. 18, n. 2). Cf. T. W. Manson argumenta que, si vamos a examinar la teología de Juan [por ejemplo la teología del Cuarto Evangelio] en su estado relativamente puro” entonces, „el método apropiado es comezar con la [primer] Epístola y encontrar allí cuales son las ideas maestras teológicas del autor” (On Paul and John [London, 1963], pp. 87 s.)

66               .W. F. Howard (Christianity according to St. John, p. 15) cita con aprobación  un „significante testimonio” de J. Weiss sobre el hecho que los cinco documentos joánicos „provienen del mismo circulo, de la misma región eclesiástica, y del mismo tiempo” (Die Offenbarung des Johannes [Göttingen, 1904], pp. 162 ss.) J.B. Lightfoot había hablado antes de „la escuela de Juan” (i.e. El apóstol) en Asia proconsular, que incluía a Juan el anciano en la primera generación, en la segunda a Papias y Policarpo, en la tercera a Melito de Sardes y Apolinario de Hierápolis y en la cuarta a Polícratas de Efeso; él diferenciaba en esta „escuela” en las repetidas referencias de Ireneo (Against Heresies 2.22.5; 3.3.4 etc.) Hacia „los ancianos que se asociaron en Asia con Juan el discípulo del Señor”, „la iglesia de Efeso  .. El verdadero testimonio de la tradición apostólica” y así continuamente (Essays on the Work Entitled „Supernatural Religion”. Pp. 217 ss.; cf. his Biblical Essays [London, 1893], pp. 51 ss.)

67                .O. Cullmann, The Johannine Circle, E.T. (London, 1976), p. ix

68               .R. A. Culpepper, The Johannine School: An Evaluation of the Johannine School Hypothesis based on an Investigation of the Nature of Ancient Schools (Missoula, Montana, 1975). Vease también D. M. Smith, „Johannine Christianity: Some Reflections on its Character and Delineation”, NTS 21 (1974-75), pp. 222-248; E. S. Fiorenza, „The Quest for the Johannine School: The Apocalypse and the Fourth Gospel”, NTS 23 (1976-77), pp. 402-427). R.E. Brown ha realizado un estudio amplio titulado The Community of the Beloved Disciple (New York/London, 1979)

69               .The Gospels according to St. John (London, 2 1978), p. 62; cf. Pp. 133 f. Cuarenta años antes R.H. Charles había expresado le perspectiva que „El evangelista era aparentemente en su tiempo discípulo del visionario, o ellos eran miembros del mismo círculo religioso en Efeso” (The Revelation of St. John, I.C.C. [Edinburgh, 1920], i, p. xxxii

70               .En el siglo cuatro una lista   Apostolic Constitutions de obispos presuntamente puestos en varias iglesia por apóstoles, incluyendo „en Efeso ... Juan puesto por mi, Juan” (7.46). El valor histórico de la lista es nulo, excepto que los nombres no son invenciones (pero el segundo Juan, probablemente representa una inferencia de Eusebio)

71                 .„The Authorship of the Fourth Gospel”, BJRL 14 (1930), pp. 333 ss

72                .Hist. Eccl., 1.12.1

73                .W. F. Howard, „St. John: The Story of the Book”, en The Story of the Bible (Amalgamated Press, 1938), p. 1233

74                .„Él nunca reclama su apostolado: ... Él clama sin embargo ser profeta” (R. H. Charles, The Revelation of St. John, I.C.C., i. p. xliii

75                .Tertuliano, De praescriptione haereticorum, 3

76                .Cf. J. N. Sanders, „St. John on Patmos”, NTS 9 (1962-3), pp. 75-85 (especialmente p. 76)

77                .Victorino, In Apocalipsis (on Rev. 10:11), de. J. Haussleiter, CSEL 49 (Vindobonae, 1916), p. 9

78               .G. B. Craid (The Revelation of St. John the Divine [London, 1966], p. 21 con n. 2) muestra como esta idea, primeramente puesta como conjetura, ha sido tomada de un escritor a otro „supuesto como una prueba bien reconocida”; añade que Plinio el viejo, quien es repetidamente invocado como autoridad para el referido hecho, no dice nada más acerca de Patmos que tiene treinta millas de circunferencia (Nat. Hist. 4.69)

79                .„St. John on Patmos”, p. 85: „Juan de Efesio, el visionario y exiliado de Patmos, era un aristócrata saduceo, un discípulo de Jesús de Jerusalén y último sobreviviente de los testigos oculares del Logos encarnado, pero no el hijo de Zebedeo.” Cf. P. 127, n. 19

80               .Cf. F. Burney, The Aranaic Origin of the Fourth Gospel, „Oxford, 1922), pp. 129., 171

81                .Cf. K. y S. Lake, Introduction to the New Testament (London, 1938), p. 53 s.; J. N. Sanders, The Fourth Gospel in the early Church (Cambridge, 1943), pp. 85 ss. (Sanders cambió de opinión y aceptó que el evangelio fuese escrito desde Efeso; véase J.N. Sanders and B.A. Mastin, The gospel according to St. John [London, 1968], p. 51); J. L Martyn, History and Theology in the Fourth Gospel (New York, 1968) pág. 58, n. 94; W. H. Brownlee: „Whence the Gospel according to John?” En John and Qumran de. J. H. Charlesworth (London, 1972), pp. 189-191

82               .O. Cullmann, The Johannine Circle, pp. 98 s

83               .Cf. O. Cullmann, Le probleme litteraire es historique du roman pseudoclementin (Paris, 1930) véase p. 111 n. 5

84               .The Johannine Circle, p. 99. Si el „grupo de discípulos de Juan” es identificado con los doce discípulos de Act_19:1-7, entonces esa identificación es precaria; véase p. 65

84. I.T. Backwith, The Apocalypse of John (London, 1919), p. 376. La discusión de Beckwith de „Los dos Juanes de la Iglesia de Asia” (pp. 362-393) es un modelo de una investigación sobria y lúcida