Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho,
fue hecho
JUAN 1.1, 3
En Génesis 1.26 Dios se presenta a sí mismo con pronombres personales.
Es significativo que sean pronombres plurales. No dijo: «Voy a hacer», sino: «Hagamos el hombre a nuestra imagen». Esto presenta por primera vez la pluralidad de relaciones dentro de la Deidad. Esta es la más grande e inequívoca evidencia de la Trinidad. Pese a que de ninguna manera esta sea una revelación completa de la doctrina de la Trinidad, si es una referencia inequívoca a la pluralidad dentro de la Deidad, y comienza a sentar las bases de lo que después aprendemos acerca de la Trinidad en el Nuevo Testamento.
Hubo al menos otro indicio temprano de la Trinidad en el versículo 2, donde se nos dice que el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. De modo que ahora vemos con más claridad que hay una especie de comité ejecutivo divino o un consejo en la Deidad.
La misma verdad se da a conocer con más claridad en Juan 1.1–3, que comienza haciéndose eco de Génesis 1.1. «El Verbo» se refiere al segundo miembro de la Trinidad: Jesucristo (cp. v. 14), quien estaba con Dios en la creación y Él mismo es Dios.
Al leer todos estos pasajes, nos damos cuenta de que todos los tres miembros de la Deidad estuvieron activos en la creación. El Padre supervisó y decretó lo que se hizo. El Verbo eterno estuvo con Dios involucrado en cada aspecto del proceso creativo. Mientras que el Espíritu se movía sobre las aguas, lo cual indica su intervención directa y amorosa en el proceso.