La idea de que las fuerzas ucranianas, carentes de cobertura aérea, atravesarían las líneas rusas siempre iba a ser más una trama de Hollywood que una realidad, según un artículo publicado este viernes en Financial Times. Tres meses después de la contraofensiva, Vladímir Zelenski y su Gobierno aún no han logrado el avance deseado y se preparan para un conflicto prolongado.
A las fuerzas ucranianas les resultó imposible seguir la doctrina de la OTAN de guerra con armas combinadas: acciones coordinadas de infantería, blindados, artillería y defensa aérea. Los magros resultados han expuesto las divisiones entre Kiev y funcionarios occidentales sobre la estrategia, subraya el medio.
Así, algunos funcionarios estadounidenses creen que Ucrania no ha logrado dominar las operaciones modernas y que su enfoque era demasiado reacio al riesgo.
Mientras, funcionarios de Kiev han señalado que las propias fuerzas del país norteamericano nunca han llevado a cabo operaciones en campos de batalla como el de Ucrania.
"Muéstrenos al menos un oficial o sargento del Ejército estadounidense que haya disparado, por ejemplo, entre 5.000 y 7.000 disparos con este [obús M777]", propuso a FT un comandante de batería de una unidad de artillería ucraniana en julio, en referencia al arma suministrada por Washington.
Después de pérdidas tempranas insostenibles, Ucrania ha vuelto a una campaña de desgaste (debilitando al enemigo en el frente con artillería y destruyendo líneas de suministro con ataques de largo alcance).
En este sentido, el texto señala que la nueva estrategia de Kiev dependerá de que sus aliados sean mucho más sistemáticos en el suministro de artillería, aviación y entrenamiento.
Los aliados de Kiev deben reconocer las deficiencias en el entrenamiento y equipamiento de las fuerzas ucranianas, explican los analistas militares Michael Kofman y Rob Lee en un informe sobre la contraofensiva. De tal manera, subrayan que la incomprensión de la situación puede "dar lugar a falsas expectativas, consejos fuera de lugar y críticas injustas".
Asimismo, aseguran que los ucranianos son mejores luchando en pequeñas unidades de asalto, al mencionar que les cuesta llevar a cabo operaciones por encima del nivel de compañía (200 hombres) o incluso de pelotón (20-50).
Hasta ahora, una de las principales lecciones de la contraofensiva es que el entrenamiento occidental de las tropas ucranianas, normalmente de cinco semanas, es demasiado corto; no se adapta a la mejor forma de luchar ni a las condiciones sobre el terreno, como los impenetrables campos minados o las fortificaciones; y se lleva a cabo sin los omnipresentes drones sobrevolando las líneas del frente.
Al respecto, Jack Watling y Nick Reynolds, analistas del Instituto Real de Servicios Unidos, enfatizan en la necesidad de un mayor entrenamiento colectivo.
Las pérdidas del Ejército de Ucrania ascendieron a casi una quinta parte del equipo de la OTAN previsto para la contraofensiva en sus primeros días, según funcionarios ucranianos y occidentales.
Se detalla que las fuerzas de Kiev han consumido drones en cantidades extraordinarias, perdiendo más de 10.000 aparatos al mes. En este contexto, Kofman y Lee afirman que aún si Ucrania recibe los aviones de combate F-16, no necesariamente le darán superioridad aérea.