Una encuesta nacional reveló como el humanismo se ha abierto paso dentro de las iglesias y como distintos líderes han caído bajo falsas enseñanzas, recientemente un tercio de ellos afirmó que para ir al cielo solo es necesario ser “buena persona y de buen corazón”.
El Centro de Investigación Cultural (CRC) de la Universidad Cristiana de Arizona hizo una encuesta en la que se vio que un tercio de pastores principales de iglesias estuvieron de acuerdo con la idea de que para ir al cielo solo basta ser una buena persona.
Dicho cuestionario se aplicó a principios de este año a unos 1.000 pastores en todo EE.UU, además de que el American Worldview Inventory 2022 descubrió que los lideres evangélicos están siendo corrientes no bíblicas, y ésta es una de ellas.
El artículo publicado por The Christian Post también detalla que los pastores creen que la salvación se alcanza o se merece por medio de las obras realizadas y que el Espíritu Santo no es una persona, sino un “símbolo del poder de Dios”, dos cosas completamente anti bíblicas.
De igual manera, el mismo grupo cree que la verdad moral es subjetiva, debido a que “está basada en los sentimientos”, además de permiten las relaciones sexuales antes del matrimonio porque “son moralmente aceptables” y que lo que dice la Biblia acerca de la vida en relación con el aborto es ambiguo, por interpretarse de diferentes maneras.
Asimismo, vieron como la política ha influenciado a la iglesia debido a que muchos prefieren creer en el socialismo antes que en el capitalismo.
Alrededor de un 37% de los pastores solo cree en la mitad de lo que dice la Biblia al rechazar la mayoría de las enseñanzas básicas que vienen del Evangelio, igualmente dijeron que no existe una verdad moral absoluta y que cada ser humano debe determinar su propia verdad y en quien tienen fe.
Aunque parezca increíble, un 30% de los encuestados no creen que para acceder a la salvación es necesario confesar sus pecados, arrepentirse y aceptar a Cristo como salvador; quienes realizaron la encuesta afirmaron que probablemente ellos estén bajo un patrón de una rutina espiritual regular más no constante.
“Había una correlación entre tener creencias bíblicas y un régimen constante de lectura de la Biblia, oración, adoración y confesión. En algunos grupos denominacionales, la mayoría de los pastores no se involucran en estas prácticas espirituales fundamentales de manera regular”, dijo George Barna, director de CRC.
“Sin embargo, entre los pastores que tienen las creencias bíblicas más consistentes, también existe una rutina diaria que incorpora todas estas disciplinas”, concluyó Barna.
Todas y cada una de las cosas que han afirmado no creer están escritas en la Biblia, la primera de ellas es que la salvación no es por obra ni la merecemos ya que es por la gracia de nuestro Señor que podemos acceder a ella gracias al sacrificio de Jesucristo; no basta con ser una buena persona para ir al cielo sino vivir una vida agradable a los ojos de Dios, porque hay muchos que pueden tener un comportamiento intachable pero su corazón está lejos de los deseos de su Creador.
En el mismo orden de ideas, el Espíritu Santo no es un símbolo sino una persona dentro de la trinidad conformada también por el Padre y el Hijo, el solo hecho de que en la Biblia se le mencione con el pronombre «El», que tenga características como resistir y entristecer (Hechos 7:51 y Efesios 4:30) y que además en su bondad pueda conceder enseñanzas, fortaleza e intercesión por las personas, reafirma que es completamente una persona.
La verdad se halla por medio de Jesucristo, ya que dice la palabra que Él es el camino, la verdad y la vida, y que nadie va al Padre sino es por medio de Él; así que todo esto proviene de lo que sería probablemente una poca relación con Dios y una completa desinformación de lo que está escrito en la palabra.
Hay que ver con gran preocupación que una persona que está a cargo de una congregación pueda pensar de tal manera, por lo que estaría llevando a estas personas a desviarse de la verdad y lo que Dios ha establecido; es por ello que hay que pedir al Señor una mayor revelación de su palabra, sabiduría y amplio discernimiento para no caer bajo las corrientes humanas en las que distintas congregaciones se han dejado atrapar.