Investigadores de la Universidad de Manchester, en Reino Unido, pudieron determinar que ciertos lípidos en la piel son mucho más abundantes en las personas que padecen la enfermedad de Parkinson (EP). El estudio surgió de la observación de Joy Milne, una británica que tiene hiperosmia hereditaria (alta sensibilidad a los olores) y puede distinguir la EP a partir de un olor corporal distintivo, incluso antes de que el individuo presente síntomas clínicos. Los científicos lograron entonces desarrollar un método de análisis químico de la grasa epidérmica que les permite diagnosticar esa dolencia, según comunicaron este miércoles.
Joy descubrió que el olor distintivo del Parkinson es más fuerte en la espalda del paciente, donde grasa y sudor más se acumulan y se eliminan con menos frecuencia. Los científicos utilizaron hisopos de algodón para tomar muestras de 79 personas con Parkinson, que compararon con las de un grupo de control saludable de 71 individuos, e identificaron los componentes distintivos mediante espectrometría de masas. El método desarrollado recurre a técnicas actuales de análisis químico, que requieren tan solo tres minutos desde el hisopado hasta los resultados.
Al describir la nueva técnica, Depanjan Sarkar, coautor de la investigación, dijo: "Cuando hicimos eso, encontramos más de 4.000 compuestos únicos, de los cuales 500 son diferentes en las personas con EP, en comparación con los participantes del grupo de control".
"Estamos tremendamente entusiasmados con estos resultados, que nos acercan más a conseguir para la enfermedad de Parkinson una prueba de diagnóstico que podría usarse en la clínica", se congratuló la profesora Perdita Barran, quien dirigió la investigación.
El procedimiento que han desarrollado estos científicos es simple y no invasivo, puesto que las muestras se toman de manera muy fácil de la parte superior de la espalda de los pacientes y simplemente se remiten por correo físico a un laboratorio. El equipo de Manchester ve esto como un gran paso adelante hacia un método clínico para el diagnóstico de confirmación del Parkinson, para el que hasta la fecha no hay una prueba basada en biomarcadores.
El profesor Monty Silverdale, también líder clínico de este estudio, dijo: "Esta prueba tiene el potencial de mejorar enormemente el diagnóstico y el tratamiento de las personas con enfermedad de Parkinson". El trabajo, publicado este miércoles en Journal of the American Chemical Society, abre además la posibilidad de diagnosticar otras enfermedades a través del análisis de las exudaciones cutáneas.