Cierto día, algunos padres llevaron a sus hijitos a Jesús para que él los tocara y los bendijera. Pero, cuando los discípulos vieron esto, regañaron a los padres por molestarlo.
Entonces Jesús llamó a los niños y dijo a los discípulos: Dejen que los niños vengan a mí. ¡No los detengan! Pues el reino de Dios pertenece a los que son como estos niños. Les digo la verdad, el que no reciba el reino de Dios como un niño nunca entrará en él.