Una serie de proyectiles impactan dos bases militares estadounidenses en el este de Siria, horas después de que EE.UU. atacara sitios militares en Deir Ezzor.
Múltiples explosiones han estremecido este miércoles por la noche la base militar ilegal de Estados Unidos en el campo petrolero Al-Omar, ubicado en el este de la provincia oriental de Deir Ezzor, fronteriza con Irak, han informado fuentes locales citadas por el canal Saberin News en la red social Telegram.
Las fuentes han asegurado que al menos cinco cohetes han caído en la instalación militar estadounidense, pero no han proporcionado detalles como posibles daños materiales o humanos.
Asimismo, otro ataque similar ha golpeado casi de manera simultánea otra base militar estadounidense en el campo gasífero Konico, al este de la ciudad de Deir Ezzor.
Fuentes citadas por la cadena libanesa Al-Mayadeen aseguran que al menos tres cohetes han impactado en la base, causando daños materiales.
Varias ambulancias se encuentran en el lugar y se registra un intenso vuelo de aeronaves y helicópteros estadounidenses, agrega la televisión libanesa.
Estos ataques se producen menos de 24 horas después de que la aviación estadounidense llevara a cabo un bombardeo contra instalaciones militares dirigidas por las fuerzas sirias y sus aliados, a las que el Ejército estadounidense vinculó con Irán.
Teherán ha condenado, en los términos más enérgicos, el ataque “terrorista” estadounidense y denunciado que viola la soberanía nacional de Siria. “El ataque de Estados Unidos contra la infraestructura y el pueblo sirios es una violación de la soberanía y la integridad territorial de Siria. Los sitios atacados no tienen ningún vínculo con la República Islámica”, ha subrayado este miércoles el portavoz de la Cancillería iraní, Naser Kanani.
El vocero persa ha pedido también la retirada inmediata de las tropas estadounidenses desplegadas ilegalmente en Siria y el cese del robo masivo de las riquezas naturales del país árabe devastado por una guerra liderada por EE.UU.
EE.UU. y sus aliados se instalaron en Siria desde 2014, so pretexto de combatir el flagelo del terrorismo, pero sin contar con la debida autorización del Gobierno sirio. Trascurridos los años, Damasco sigue acusando a Washington de saquear los recursos del país, además de pertrechar, entrenar, financiar y armar a las bandas terroristas.