Cuando una persona los recibe a ustedes, también me recibe a mí. Y cuando una persona me recibe a mí, también recibe a Dios, que es quien me envió.
Dios les dará un premio a los que reciban en su casa a un profeta, sólo por saber que el profeta anuncia el mensaje de Dios. El premio será igual al que Dios les da a sus profetas.
De la misma manera, Dios dará un premio a los que reciban a alguien que obedece a Dios. El premio será el mismo que Dios les da a quienes lo obedecen y hacen lo bueno.
Les aseguro que Dios no se olvidará de premiar al que dé un vaso de agua fresca a uno de mis seguidores, aunque se trate del menos importante.