Todavía estaban navegando cuando se desató una tormenta tan fuerte que las olas se metían en la barca. Mientras tanto, Jesús dormía.
Entonces sus discípulos fueron a despertarlo: ¡Señor Jesús, sálvanos, porque nos hundimos!
Jesús les dijo: ¿Por qué están tan asustados? ¡Qué poco confían ustedes en Dios!
Jesús se levantó y les ordenó al viento y a las olas que se calmaran, y todo quedó muy tranquilo.
Los discípulos preguntaban asombrados: ¿Quién será este hombre, que hasta el viento y las olas lo obedecen?