¡Cuídense de los profetas mentirosos, que dicen que hablan de parte de Dios! Se presentan ante ustedes tan inofensivos como una oveja, pero en realidad son tan peligrosos como un lobo feroz.
Ustedes los podrán reconocer, pues no hacen nada bueno. Son como las espinas, que sólo te hieren.
El árbol bueno sólo produce frutos buenos y el árbol malo sólo produce frutos malos.
El árbol que no da buenos frutos se corta y se quema.
Así que ustedes reconocerán a esos mentirosos por el mal que hacen.