El presidente norteamericano, Joe Biden, prometió el miércoles esta ayuda defensiva a su par ucraniano Volodímir Zelenski, en una conversación telefónica en la que abordaron los últimos acontecimientos en el campo de batalla.
El paquete incluye 11 helicópteros Mi-17, 300 drones Switchblade, 18 obuses, 200 vehículos blindados de transporte de personal M113, 10 radares de contraartillería, 500 misiles antitanque Javelin y 30 000 conjuntos de chalecos antibalas y cascos.
Según ha precisado el portavoz del Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono), John Kirby, las armas serían enviadas a Ucrania “lo antes posible”.
Esto mientras expertos advierten de que el envío de estas armas escalaría la guerra en curso en Ucrania y prolongaría la crisis que estalló en reacción a la conducta agresiva de Kiev en Donbás (este de Ucrania) y tras la negativa de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a garantizar la seguridad de las fronteras rusas, precisamente la zona limítrofe con Ucrania.
“A menos que haya otras partes dentro de la comunidad mundial e incluso dentro de la OTAN para resistir este tipo de política, será una guerra muy larga y costosa. Y el costo lo asumirá la comunidad mundial que sufrirá el aumento de los precios de los alimentos, de la energía, del hambre para millones de personas”, ha alertado William Jons, jefe de la oficina en Washington de la revista estadounidense Executive Intelligence Review (EIR).
El portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, informó el sábado que las unidades de defensa aéreas rusas derribaron en la ciudad ucraniana de Odesa, un avión de transporte militar que llevaba armas occidentales con destino a Ucrania.
Rusia ha denunciado en varias ocasiones que la ayuda armamentista que EE.UU. y la Alianza Atlántica brindan al país eslavo está echando leña al fuego, alertando que tal enfoque obstaculizará las conversaciones entre Moscú y Kiev para solventar el conflicto.
