El ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, declaró que Budapest no apoyará las restricciones y sanciones contra el suministro de energía de Rusia, ya que eso se convertiría en una amenaza para la seguridad energética de su país.
"Las restricciones al suministro de energía de Rusia a Europa o las sanciones en esa esfera afectarían negativamente el derecho del pueblo húngaro a un suministro seguro de energía, por lo cual no apoyaremos semejantes decisiones", dijo Szijjarto ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
El titular señaló que su Estado no tiene la culpa de que el gas y el petróleo de Rusia desempeñen un papel tan importante en el suministro de energía para "Hungría, Europa Central y todo el continente".
El 22 de marzo, la vice primera ministra de Ucrania Irina Vereschuk acusó a Hungría de asumir una posición prácticamente prorrusa, y sugirió que Budapest quiere obtener "gas ruso barato" o hacerse de la Transcarpatia ucraniana a cambio de sus acciones.
Inicialmente la tensión entre Hungría y Ucrania surgió tras la aprobación por parte de Kiev de la ley ucraniana sobre la enseñanza del 28 de septiembre de 2017, que restringe sustancialmente para las minorías étnicas la posibilidad de estudiar en su lengua natal.