Mientras tanto, las multitudes crecieron hasta que miles de personas se arremolinaban y se atropellaban unas a otras. Jesús primero se dirigió a sus discípulos y les advirtió: Tengan cuidado con la levadura de los fariseos, es decir, su hipocresía, llegará el tiempo en que todo lo que está encubierto será revelado y todo lo secreto se dará a conocer a todos.
Todo lo que hayan dicho en la oscuridad se oirá a plena luz, y todo lo que hayan susurrado a puerta cerrada, ¡será gritado desde los techos para que todo el mundo lo oiga!