El invento es el resultado de una investigación liderada por el ingeniero físico Favio Rosero, líder de investigación en energías renovables y baterías orgánicas en la sede que la UNAL tiene en la ciudad de Manizales y que contó con la participación de un grupo de estudiantes de maestría en Física, Ingeniería Física, Química, Eléctrica e Industrial.
La intención del trabajo era poder crear pilas a partir de desechos orgánicos, de forma de darles mayor utilidad y generar energías renovables para, por ejemplo, dar energía a aparatos domésticos. De este modo, las pilas orgánicas evitarían la contaminación generada por las pilas tradicionales, que pueden llegar a contaminar unos 175.000 litros de agua cuando son alcalinas o hasta 600.000 litros si son de mercurio.
Según explicó Rosero, para fabricar las pilas orgánicas se utilizó una semilla de aguacate, una cáscara de plátano verde y una caña de 50 centímetros. Los tres elementos fueron secados en un horno para quitarles toda la humedad, fueron macerados en un mortero y luego tamizados con una malla para obtener "polvos semifinos de semilla". El preparado se combinó luego con cloruro de zinc y de sodio.
Para darle formato de pila al compuesto, los investigadores tomaron las pilas AAA desechadas, les retiraron el material contaminante y rellenaron sus casquetes con el contenido orgánico.
El equipo logró fabricar nueve pilas de 4,32 gramos cada una, utilizando el 60% del material orgánico que, en total, procesó durante el trabajo.
Según Rosero, las pilas orgánicas creadas demostraron "eficiencias cercanas a los productos que hoy están en el mercado", además de minimizar los impactos negativos en el medio ambiente, la principal ventaja sobre las pilas tradicionales.
La gran ventaja de las pilas orgánicas aparece, sobre todo, al momento de descartarlas. Cuando las pilas orgánicas cumplen su vida útil, pueden ser descartadas de la misma manera en que la fruta, apuntó el investigador. De hecho, el docente asegura que el contenido de las pilas puede perfectamente ser utilizado como abono para la tierra.
Sabedora de la aplicación práctica del invento, la UNAL decidió patentar las pilas orgánicas ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) del Ministerio de Desarrollo Económico de Colombia. Otorgada la licencia, la universidad estatal colombiana tendrá la potestad de producir y comercializar de manera exclusiva las pilas dentro del territorio colombiano durante un período de 20 años.
Obtenida la patente, la UNAL anunció que trabajará para capacitar a un grupo de estudiantes de maestría para escalar el proceso de forma de poder crear pilas de mayor voltaje y duración.
Para Rosero, además, la importancia del invento no se agota en las baterías, sino que aporta "importantes proyecciones hacia futuros productos que se pueden utilizar en la industria", siempre con la reducción del daño ambiental como principal atractivo.
En efecto, uno de los objetivos del trabajo de la UNAL es aprovechar la patente para poder transferir la tecnología y hacer acuerdos con empresas de la ciudad de Caldas que estén interesadas en utilizar y comercializar el producto y profundizar su desarrollo.