Entonces algunos fariseos y maestros de la Ley le dijeron a Jesús: Maestro, queremos que hagas algo que nos demuestre que tú fuiste enviado por Dios.
Pero Jesús les contestó:
Ustedes, que son malos y no confían en Dios, me piden darles una prueba. Pero la única prueba que les daré será la del profeta Jonás: Así como Jonás estuvo dentro del gran pez tres días y tres noches, así yo también, el Hijo del hombre, estaré dentro de la tumba tres días y tres noches.
En el juicio final, la gente de la ciudad de Nínive se levantará y hablará contra ustedes para que Dios los castigue. Porque esa gente sí cambió de vida cuando oyó el mensaje que le anunció Jonás. Pero ustedes oyen mi mensaje y no cambian, aunque yo soy más importante que Jonás.