Yo los quiero a ustedes como a hijos. Por eso les escribo esta carta, para que no pequen, pero si alguno peca, Jesucristo es justo y nos defiende ante Dios el Padre.
Dios perdona nuestros pecados, y los de todo el mundo, porque Cristo se ofreció voluntariamente para morir por nosotros.
Nosotros sabemos que conocemos a Dios porque obedecemos sus mandamientos.
Si alguien dice: «Yo soy amigo de Dios», y no lo obedece, es un mentiroso y no dice la verdad. en cambio, el que obedece lo que Dios ordena, de veras sabe amar como Dios ama, y puede estar seguro de que es amigo de Dios.
El que dice que es amigo de Dios debe vivir como vivió Jesús.