La expansión de la OTAN hacia el este y las relaciones entre Rusia y la Alianza han vuelto recientemente a la agenda internacional. La cuestión está directamente relacionada con la situación en Ucrania y con la tensión que se registra en la frontera ruso-ucraniana, unos temas que fueron abordados durante la reunión mantenida este jueves en Estocolmo por el ministro de Asuntos Exteriores ruso y el secretario de Estado de EE.UU.
Moscú critica enérgicamente la intención de la OTAN de expandirse hacia el este y propone —como medida para lograr una desescalada— elaborar documentos que garanticen la seguridad de Rusia en esta dirección, mientras en el Pentágono expresa sus preocupaciones sobre las actividades militares de Rusia cerca de las fronteras ucranianas.
Respecto a la expansión de la Alianza, que implica no solo la aceptación de nuevos miembros, sino también el despliegue de tropas en países vecinos de Rusia, el presidente ruso, Vladímir Putin, declaró que Moscú busca "garantías de seguridad fiables y a largo plazo", y que en las conversaciones con EE.UU. y sus aliados "insistirá en la elaboración de acuerdos específicos que descarten cualquier expansión de la OTAN hacia el este".
El mandatario ruso subrayó que lo que Moscú necesita son precisamente garantías jurídicas, porque los países occidentales no han cumplido sus compromisos verbales. Putin destacó que las "legítimas preocupaciones de Rusia en materia de seguridad" han sido y siguen siendo ignoradas.
A su vez, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaró que la organización considera "inaceptable" la idea de que Rusia pueda tener una esfera de interés, ya que sus vecinos son Estados soberanos, y afirmó que Moscú "no tiene derecho de veto o derecho de voto" en la cuestión de la entrada de Ucrania en la Alianza.
Continuando las discusiones sobre el tema, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, afirmó este jueves que la OTAN provoca un agravamiento de la situación en las fronteras rusas y que su expansión afecta la seguridad del país, mientras la Alianza se niega a considerar las propuestas de Moscú para aliviar las tensiones. En ese contexto, Lavrov recordó que "el principio de indivisibilidad de la seguridad [...] establece que nadie debe fortalecer su seguridad a costa de la seguridad de los demás".
El jefe de la diplomacia rusa hizo hincapié en que es "categóricamente inaceptable" que los países vecinos de Rusia se conviertan en "un trampolín para el enfrentamiento" con Moscú. Sostuvo también que se está produciendo un regreso "al escenario de pesadilla de una confrontación militar" mientras la infraestructura de la OTAN se acerca a las fronteras rusas.
No obstante, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, rechazó las acusaciones de que la OTAN constituya algún peligro para Rusia, subrayando que la organización "representa una alianza defensiva".
"La idea de que Ucrania representa una amenaza para Rusia, o, en realidad, que la OTAN representa una amenaza para Rusia, es fundamentalmente incorrecta", concluyó.
Mientras tanto, un comunicado del Departamento de Estado de EE.UU. destacó que Blinken "dejó claro que EE.UU. y sus aliados están dispuestos a imponer costos significativos" si Moscú "elige el camino de la escalada militar" respecto a Ucrania.
Cabe recordar que, a principios de noviembre, en medios estadounidenses aparecieron reportes según los cuales Rusia estaría planeando atacar a Ucrania y acumulando tropas cerca de la frontera entre los dos países. Inicialmente Kiev desmintió esta información, pero más tarde la corroboró. Tras ello, continuaron las discusiones sobre el tema, pero las autoridades ucranianas variaron el grado de tensión, rebajándolo periódicamente. Mientras tanto, todavía no se presentaron pruebas de estos preparativos por parte de Rusia y la mayoría de los datos al respecto provienen de fuentes anónimas.
Por su parte, desde Moscú declararon en repetidas ocasiones que no planean acciones militares en territorio ucraniano, al mismo tiempo que reiteraron que las palabras sobre la supuesta amenaza de su agresión contra Ucrania se usan como pretexto para desplegar más unidades de equipos militares de la OTAN cerca de la frontera rusa.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, destacó este jueves que "la OTAN se acercó" a las fronteras rusas y está aumentando su infraestructura militar, así como realizando ejercicios en la región. La vocera reiteró en ese contexto que la expansión de la OTAN hacia el este es "una línea roja" para el Kremlin. De acuerdo con sus palabras, "la continuación del involucramiento de Kiev en la órbita militar de la Alianza", así como la explotación de la infraestructura militar ucraniana por parte de la OTAN, que "se inició 'de facto'", y la intención de convertir a Ucrania en "un trampolín de enfrentamiento contra Rusia" plantean "consecuencias negativas serias, una desestabilización de la situación militar-política en Europa". Zajárova hizo hincapié en que después de la Guerra Fría la OTAN prometió no expandirse hacia el este, pero "estas promesas se olvidaron y no se cumplieron".
Estas declaraciones llegaron después de que Vladímir Putin afirmara este martes que el despliegue de complejos de ataque en el territorio de Ucrania supondría traspasar una línea roja. "¿Y qué deberíamos hacer? Entonces tendremos que crear algo similar en relación con aquellos que nos amenazan de esta manera. Y podemos hacerlo ahora", subrayó el mandatario.
A su vez, el presidente de EE.UU., Joe Biden, dijo este viernes que "no acepta líneas rojas de nadie" y prometió mantener una "larga discusión" con su homólogo ruso, Vladímir Putin, sobre las tensiones entre Rusia y Ucrania. "Estamos al tanto de las acciones de Rusia desde hace mucho tiempo y mi expectativa es que tendremos una larga discusión con Putin", declaró el mandatario.
El jefe del programa asiático del Centro Carnegie de Moscú, Alexánder Gabuyev, afirmó al periódico ruso Kommersant que las autoridades rusas sostienen que solo tienen sentido las negociaciones con EE.UU. sobre la situación con Ucrania. "El Gobierno de Kiev depende en gran medida de Washington y va a hacer lo que le digan desde Washington", afirma Gabuyev, añadiendo que EE.UU. "tiene la oportunidad de influir en la situación".
Por su parte, el científico superior del 'think tank' Rand, Sam Charap, destacó al periódico que el riesgo de una escalada entre Rusia y Ucrania es real, pero esto no significa que vaya a haber una guerra.
En opinión de Fiódor Lukiánov, presidente del Consejo ruso para la Política Exterior y de Defensa, la situación en torno a las relaciones ruso-ucranianas podría llegar a marcar un "hito considerable" en la historia europea posterior a la Guerra Fría.
"Estamos hablando de un principio básico sobre el cual se erigía la política en Europa tras la reunificación de Alemania. Cabe considerar ese acontecimiento como el punto de partida, ya que fue a partir de entonces, de la decisión de adherir a una Alemania unida a la OTAN, que realmente comenzó el desmantelamiento del anterior sistema de seguridad europea", expresó Lukiánov.
En la actualidad, se está conformando una "situación enredada e inarticulada que se complica a causa de los procesos internos en la mayoría de los países europeos, EE.UU., Rusia, Ucrania y otros Estados en la periferia de Europa", sostiene el experto. Y concluye que estas tendencias alteran los cálculos de los grandes jugadores en la arena geopolítica, provocando una "situación peligrosa que surge a raíz de la pérdida de comprensión de lo que sucede".
El exsecretario general de la OTAN George Robertson, que habló sobre este asunto este miércoles en el marco del foro de discusión Valdái, coincidió en que la escalada de tensión entre el bloque militar y Moscú es "extremadamente peligrosa para todos y no beneficia a nadie".
Robertson instó a ambas partes a renunciar al intercambio de acusaciones en favor de un diálogo dirigido a objetivos en común, como el cambio climático, el terrorismo, la ciberdelincuencia, las epidemias y la proliferación de armas de destrucción masiva.
Por último, el enviado permanente del Reino Unido ante la OTAN en los años 2014-2016, Adam Thomson, admitió que Rusia verdaderamente percibe una "determinada amenaza" por parte de la alianza militar, aunque calificó esa posición de equivocada.
Para que se superen las "diferencias irreconciliables" entre ambas partes, Thompson expresó que "todos nosotros necesitamos más control de armamento y menos declaraciones fuertes".
En 2008 se celebró en Bucarest una reunión de la OTAN durante la cual la Alianza prometió que Ucrania y Georgia se convertirían en miembros del bloque, aunque sin detallar ninguna fecha concreta
Mientras tanto, Moscú se opone firmemente a que esos dos países, ambos fronterizos con Rusia, se integren en el bloque