Como por el momento no es una variante que interese o preocupe, no ha sido bautizada aún con una letra del alfabeto griego, como las demás variantes preocupantes previas.
Los científicos están monitoreando esta variante vinculada a la delta — conocida como AY.4.2 — para determinar si podría propagarse con más facilidad o si es más letal que las versiones previas del coronavirus. En un reporte reciente, las autoridades británicas señalaron que supone el 6% de todos los casos de COVID-19 analizados en el país y está “en un trayectoria ascendente”.
La variante presenta dos mutaciones en la proteína de pico, que es la que ayuda al coronavirus a invadir las células del cuerpo humano. Estos cambios han sido detectados también en otras versiones del virus desde el inicio de la pandemia, pero no llegaron muy lejos, explicó François Balloux, director del Instituto Genético del University College de Londres.
Delta sigue siendo “con mucho, la variante más dominante en términos de circulación global”, apuntó Maria Van Kerkhove, máxima responsable técnica de la Organización Mundial de la Salud para el COVID-19, en una reunión pública esta semana.
“La delta es dominante, pero la delta está evolucionando”, agregó señalando que cuánto más circula el virus, más posibilidades tiene de mutar.
La agencia de salud de Naciones Unidas rastrea en la actualidad 20 variaciones de la variante delta. La AY.4.2 es “una a tener en cuenta porque tenemos que vigilar constantemente cómo cambia este virus”, dijo Van Kerkhove.
En Estados Unidos, casi todos los casos de COVID-19 son ahora de la variante delta. La “delta plus” ha sido detectada “en ocasiones”, pero no es todavía una preocupación, señalaron las autoridades sanitarias.