Los monopolios. - Las riquezas de los Gentiles.- Su dependencia de esos monopolios.- La Aristocracia despojada de riqueza territorial.- El Comercio, la Industria y la Especulación. - El lujo. - El alza de los salarios. - Encarecimiento de artículos de primera necesidad. - La anarquía y la embriaguez. - La significación secreta de las teorías económicas y de su propaganda.
Muy pronto constituiremos enormes monopolios, verdaderos almacenes de riquezas colosales, a los que los capitales de los Gentiles, aun los más grandes, defenderán de tal manera que al final serán absorbidos, así como el crédito de los Estados en vísperas de una catástrofe política. Señores economistas que estáis aquí presentes, ¡Considerad la importancia de esta combinación!.... Necesitamos por todos los medios posibles tratar de explicar y desarrollar la importancia de nuestro Super-Gobierno, representándolo como el protector y remunerador de todos los que voluntariamente se le sometan.
La aristocracia de los Gentiles como fuerza política ha desaparecido y ya no tenemos que tomarla en cuenta; pero como propietaria de bienes territoriales, puede perjudicarnos en proporción de la independencia que pueden proporcionarle esos recursos. Es, pues, absolutamente necesario despojarla totalmente de sus tierras. El medio más eficaz para conseguirlo es el de aumentar los impuestos sobre la propiedad territorial a fin de gravar la tierra. Esta medida mantendrá la propiedad territorial en una dependencia absoluta. Los aristócratas Gentiles, al pasar la propiedad de padres a hijos, no sabiendo contentarse con menos de lo que tenían, quedarán arruinados. Al mismo tiempo hay que proteger eficazmente el comercio y la industria, y más todavía, la especulación, cuyo papel es servir de contrapeso a la industria.
Sin la especulación, la industria aumentaría los capitales particulares, mejoraría la agricultura, librando las tierras de los gravámenes asignados por los préstamos de los bancos hipotecarios de crédito territorial.
Es necesario que la industria prive a la tierra del fruto, tanto del capital como del trabajo, y que ponga en nuestras manos para la especulación todo el oro del mundo, obligados en fuerza de estas combinaciones a quedar relegados a las filas del proletariado, todos los Gentiles se inclinarán ante nosotros para tener como único derecho el de existir. Para arruinar la industria de los Gentiles daremos un gran impulso a la especulación y al gusto por el lujo, ese lujo que todo lo devora.
Haremos subir los salarios, pero de tal manera que esta alza no reporte ningún provecho a los obreros, porque al mismo tiempo habremos provocado el encarecimiento de todos los artículos de primera necesidad, haciendo creer que ese encarecimiento es debido a la decadencia y postración de la agricultura y a la misma elevación de los jornales, y minaremos además profundamente las fuentes de producción habituando al obrero a la anarquía y a la embriaguez, y tomaremos también todas las medidas posibles para quitar la tierra de las manos de los Gentiles inteligentes.
Para impedir que esta situación sea conocida antes de tiempo bajo su verdadero aspecto, disfrazaremos nuestros verdaderos designios con el aparente deseo de servir y ser útiles a los obreros y de propagar los grandes principios económicos que enseñamos en los tiempos actuales.